Impacto en el caso Cuadernos: Volvieron a procesar al expolicía que adulteró los anotadores

El juez Marcelo Martínez de Giorgi volvió a dictar el procesamiento del sargento retirado de la Policía Federal, Jorge Bacigalupo, en una causa paralela a la central de Cuadernos en la que se investiga la manipulación de los anotadores. El juez tomó la decisión luego de que el peritaje sobre los originales que ordenó el tribunal de juicio confirmara las mismas irregularidades que se habían detectado en este expediente. El impacto de la medida.

14 de noviembre, 2025 | 00.05

El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi volvió a dictar el procesamiento del sargento retirado de la Policía Federal Jorge Bacigalupo en una causa paralela a la central de “Cuadernos” en la que se investiga la manipulación de los anotadores. Le achacó los delitos de “encubrimiento agravado en la modalidad de favorecimiento personal" y “falsificación de documento público”. Le prohibió la salida del país y le trabó un embargo de 150 millones de pesos.

El juez tomó la decisión luego de que el peritaje sobre los originales que ordenó el tribunal de juicio confirmara en la causa principal las mismas irregularidades que se habían detectado en este expediente, que se abrió en 2022 luego de una denuncia del empresario Armando Loson. Bacigalupo había sido procesado por Martínez de Giorgi en diciembre 2023 pero favorecido con una falta de mérito por la Cámara Federal porteña un año más tarde, en julio de 2024, hasta conocerse el resultado del estudio que hizo la Gendarmería Nacional semanas atrás, en la previa al debate oral. Ese peritaje coincidió con el que se había realizado en este expediente, donde un estudio caligráfico de la Policía Federal había confirmado que los cuadernos tenían enmiendas escritas por Bacigalupo, quien puso el nombre de Armando Loson en lugar del de un tal “Marcelo” cuya identidad por ahora se desconoce.

“En líneas generales, las conclusiones del estudio desarrollado en el Tribunal Oral coinciden con las de esta sede”, sentenció Martínez de Giorgi para volver a dictar el procesamiento del expolicía vinculado a Oscar Centeno y al fiscal Carlos Stornelli. “A partir de la coincidencia en las adulteraciones detectadas en uno y otro estudio, resulta válido y razonable sostener la intervención caligráfica de Jorge Bacigalupo en ellas”, concluyó el juez en una resolución de 38 páginas a la que accedió El Destape.

Para este magistrado “la actividad desarrollada por Bacigalupo estuvo dirigida en favorecer a una persona, y a perjudicar a otra y, de ese modo, ayudarla a eludir su investigación en una causa penal, a través de la modificación de los asentamientos cuestionados, que constituyen elementos de prueba en el marco de la causa N° 9608/2018 del registro del Tribunal Oral Federal n° 7”.

El revés para este expolicía de la Federal es un golpe para la operación político-mediático-judicial. Ahora será clave determinar por qué Bacigalupo decidió adulterar y reescribir parte de los cuadernos adjudicados al chofer y exmilitar Oscar Centeno. ¿Hubo alguien que le ordenó agregar a Loson y encubrir a otras personas? ¿Participó este expolicía en el dictado de los anotadores? Recordemos que uno de los peritajes da cuenta de que muy factiblemente hubo dictados y que Centeno escribió de corrido un grupo de anotadores.

El rol de Bacigalupo en esta operación es central. Según la versión oficial Bacigalupo fue quien le entregó los cuadernos al periodista de La Nación Diego Cabot, quien luego se los llevó a Stornelli. El fiscal se los quedó y abrió la investigación judicial en lugar de enviar el caso a sorteo. Así fue que comenzó la "Operación Cuadernos." Siempre de acuerdo al relato oficial, Centeno, chofer de Roberto Baratta, le había dado los anotadores a Bacigalupo en custodia- era remisero también y amigo suyo – porque tenía temor de ser allanado por la Justicia. En ese lapso el expolicía contactó a Cabot y le facilitó los anotadores. Los peritajes que se hicieron tanto en la causa central como paralela dan cuenta de que los cuadernos fueron manipulados. En el expediente en que Bacigalupo volvió a quedar procesado quedó en evidencia que fue él quien los reescribió. Al menos en parte.

El nuevo procesamiento de Bacigalupo

Bacigalupo fue procesado en la causa que se abrió en 2022 luego de una presentación del empresario Loson, quien denunció que hubo “enmiendas, tachaduras y modificaciones” para perjudicarlo en algunos de los cuadernos que son prueba del causa 9608/18, es decir, del caso Cuadernos.

En el marco de este proceso, Martínez de Giorgi ordenó dos peritajes oficiales, uno caligráfico realizado por la división de Scopometría de la Policía Federal y otro lingüístico hecho por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que se realizaron son sobre 3 de los 8 anotadores. Esos estudios determinaron que los cuadernos adjudicados a Centeno fueron adulterados, escritos por más de una persona y con fragmentos que fueron dictados o copiados. La investigación determinó que quien los manipuló fue Bacigalupo.

En la resolución de 38 páginas en la que Martínez de Giorgi volvió a dictar el procesamiento de Bacigalupo recordó esos peritajes. “El primero de esos estudios ordenados en este legajo, reveló que los textos manuscritos en los cuadernos identificados como N° 4 y N°7, correspondían a un mismo puño escritural. Es decir, que los cuadernos fueron redactados por una misma persona. Ello con excepción de las leyendas: ‘Ing. Ferreyra’ (02/12/08-20:30hs), ‘Armando’ (29/08/13-12:05 hs), ‘Alem 855’ (25/07/13-12:20hs), ‘855’ y ‘Armando’ (10/09/13-12:20hs) respectivamente, los que discrepan en sus características de forma y formación respecto de las restantes producciones manuscritas en esos cuadernos”.

Esto último, en palabras del juez, descartaba “la intervención de una única persona en las escrituras cuestionadas” por lo que “la búsqueda se orientó a identificar a los posibles autores de esas modificaciones. Se comenzó por aquellos que, de acuerdo con las referencias ofrecidas en la causa N° 9608/18, habrían tenido los cuadernos en su poder, luego de que Oscar Centeno se desprendiera de ellos. Así, por su cercanía, se incorporaron elementos indubitables de Jorge José Bacigalupo y de Hilda María Horovitz, que sirvieron de base para elaborar un segundo estudio pericial, con los mismos especialistas de la Policía Federal Argentina. En este nuevo informe, se advirtieron ciertas similitudes de relevancia pericial ‘entre los grafismos indubitables del Sr. Jorge José Bacigalupo y las escrituras individualizadas como labores de agregados y enmiendas…’”. Así fue que el expolicía quedó comprometido en este proceso. Como recordó el magistrada en su resolución de este jueves: “Los peritos -los oficiales, los propuestos por la querella y la defensa-, coincidieron en que las grafías consignadas, asentadas en los cuadernos identificados como N° 4 y N° 7, pertenecían a Jorge Bacigalupo, aunque con limitaciones técnicas”.

Esas limitaciones técnicas son las que llevaron a la Cámara Federal porteña a dictar la falta de mérito del acusado hasta tanto y en cuento se peritaran los anotadores originales, algo que finalmente realizó la GNA en la causa principal. Martínez de Giorgi se hizo eco de esto para avanzar nuevamente con el procesamiento de Bacigalupo: “Esta transcripción, que alude a limitaciones en la elaboración del informe, se complementa y encuentra correlato con el análisis pericial abordado por el personal especializado de Gendarmería Nacional, sobre los cuadernos originales secuestrados y reservados en el marco de la causa N° 9608/2018 del registro del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 7. En primer término, las conclusiones a las que se arribó en este último peritaje permiten confirmar que, las copias digitales de los manuscritos cuestionados y analizados en los diferentes estudios periciales dispuestos por esta sede, se corresponden con los originales reservados ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 7”.

También “se corroboró la intervención de Oscar Centeno en la totalidad de los textos de los cuadernos examinados, con algunas excepciones relevantes en este proceso, esto es, aquellas anotaciones y enmiendas aludidas en los cuadernos N° 4 y N° 7”. Las excepciones son las mismas que aparecieron en el peritaje que realizó la PFA en este expediente paralelo al central. “además, se pudo establecer que aquellas anotaciones en las que no intervino Centeno correspondían a un mismo puño escritural”, agregó el juez sobre ese punto.

“Frente a este escenario, y a partir de una nueva evaluación de las conclusiones obtenidas en los diferentes estudios periciales grafológicos y scopométricos ordenados por esta sede, en consonancia con el estudio realizado por los expertos intervinientes en el marco de la causa N° 9608/2018 del Tribunal Oral Criminal Federal N° 7, se puede afirmar de manera unívoca la intervención caligráfica de Bacigalupo en cada una de las referencias consignadas”, afirmó Martínez de Giorgi. “En líneas generales, las conclusiones del estudio desarrollado en el Tribunal Oral coinciden con las de esta sede”, concluyó.

 “La importancia de esta afirmación radica en que aquel peritaje (el elaborado en la causa 9608/18) disipó las limitaciones a las que se refirieran los especialistas en el realizado en este proceso, máxime si se repara en el exhaustivo, abarcativo y completo estudio elaborado con sus consecuentes y categóricas conclusiones. Ellas dan respuesta a las inquietudes que, en su oportunidad, planteara la Cámara de Apelaciones al analizar aquel procesamiento de Bacigalupo, por lo que torna innecesaria la elaboración de un nuevo estudio a esos mismos fines”, agregó el juez.

Y sentenció: “A partir de la coincidencia en las adulteraciones detectadas en uno y otro estudio, resulta válido y razonable sostener la intervención caligráfica de Jorge Bacigalupo en ellas”.

¿A quién encubrió Bacigalupo?

El juez Martínez de Giorgi resaltó que “la coincidencia de todos los especialistas en este proceso (los oficiales, los propuestos por la querella e, inclusive, el de la defensa) despeja cualquier duda acerca de la participación de Bacigalupo en su realización. En esa dirección, su actuación revela un claro objetivo de ayudar, al menos, a una persona que habría respondido al nombre de ‘Marcelo’ de quien, hasta aquí, se desconocen otros datos”. Es que Bacigalupo borró ese nombre y encima escribió “Armando”, en referencia a Loson, en el cuaderno Nº 7.

“Una situación similar parece presentarse con Gerardo Luis Ferreyra, con el agregado de ‘Ing. Ferreyra’ en la anotación del 2 de diciembre de 2008, en el denominado cuaderno N° 4, en cuanto alude a uno de los sucesos por el cual ha sido imputado en aquella causa”, también agrega el juez en relación a otro empresario involucrado por el puño de este expolicía.

“En suma, como se ha expuesto, a partir de los diferentes elementos de juicio incorporados a este legajo, queda expuesto que del mismo puño escritor, es decir de la escritura del propio Bacigalupo, se efectuaron diferentes modificaciones en la redacción de los denominados cuadernos N° 4 y N° 7”, destacó el magistrado para justifica el nuevo procesamiento de Bacigalupo. Por qué Bacigalupo hizo esto y a quién benefició aún se desconoce.

¿Quién le dictó a Centeno?

Martínez de Giorgi también se refirió en el procesamiento al segundo peritaje que se hizo en este expediente, el lingüístico, a cargo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Como publicó este medio en 2023, ese estudio determinó “que la redacción de los cuadernos, en especial los correspondientes a los años 2013 a 2015, revelan que fue ‘planificado como unidad’ y ‘se desarrolla conforme a un plan y a un objetivo…’ y que ‘Las irregularidades que se observan y que no condicen con un texto escrito fragmentariamente, en fechas distintas’”. Tal como publicó este medio, ese peritaje daba cuenta de que los textos analizaods fueron amañados, con partes no sólo corregidas, tachadas, sobreescritas y con fragmentos en blanco para ser completados sino también con fuertes indicios de que fueron dictadas o copiadas

Para el magistrado “es esclarecedora la referencia acerca de que ‘existe una diferencia importante entre el cuaderno del año 2008/2009 y los correspondientes a 2013 y 2015. El primero muestra cambios a lo largo del tiempo, esperables en un proceso de escritura rutinaria, realizada diariamente. Los otros dos cuadernos, en las que se encuentran las anotaciones reprochadas a Bacigalupo, exhiben mayor uniformidad, debido a su brevedad y porque además parecen haber sido escritos en pocas etapas, no necesariamente coincidentes con las fechas que indican las entradas’”.

En el mismo sentido, el juez resaltó: “No menos relevante es el alcance que parecen haber tenido las anotaciones, pues ‘…Los textos presentan un mismo formato textual (un aparente informe de actividades), pero en cada cuaderno ese formato cumple un objetivo diferente: en 2008/2009 es un registro de actividades; en 2013, el testimonio explícito del ‘valijeo’; en 2015, una denuncia (no formalizada) de las entregas de dinero, lo que da a lugar a considerar un cambio en la intencionalidad del sujeto de la escritura’”.

Según el magistrado, “a poco de reparar en estas conclusiones, las particulares características que demuestra este estudio encuentran un correlato con la actuación de Jorge Bacigalupo, esto es, en cuanto al objetivo y marco temporal de la manipulación que ejecutó sobre los denominados cuadernos N° 4 y N°7”. “De esta manera, es posible concluir que la actividad desarrollada por Bacigalupo estuvo dirigida en favorecer a una persona, y a perjudicar a otra y, de ese modo, ayudarla a eludir su investigación en una causa penal, a través de la modificación de los asentamientos cuestionados, que constituyen elementos de prueba en el marco de la causa N° 9608/2018 del registro del Tribunal Oral Federal n° 7”, agregó.

Para el juez detrás de esta maniobra de Bacigalupo puede esconderse algo más grande: “Solo para comprender la dimensión de los sucesos, debe repararse que aquella causa N° 9608/18, resulta conexa con la N°10456/14 del registro del Juzgado N°11 del fuero, consistente en la investigación de otros sucesos anteriores, esto es, en la maniobra defraudatoria que se habría llevado a cabo en el marco de la importación de gas natural licuado realizada durante los años 2008 a 2015 por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, a través de la cual se habría generado un perjuicio al patrimonio del Estado. Así, no puede descartarse, a partir de las características y naturaleza de las maniobras que han sido descriptas, la posibilidad de encontrarnos ante la presencia de otra hipótesis delictiva, y de otros actores, que podrían revelarse con el devenir de la instrucción”.

El caso “Gas Natural Licuado (GNL)” referenciado por Martínez de Giorgi es uno en el que el espía ilegal Marcelo D’Alessio –vinculado a Stornelli- declaró como testigo en dos oportunidades. Se trata de la causa de la que se tomaron Bonadío y Stornelli para poder quedarse con la investigación de “Cuadernos” por una supuesta “conexidad”.

La “Operación GNL” fue una de las tantas que trabajó la banda de D’Alessio, el falso abogado vinculado a Stornelli, a la ministra Patricia Bullrich y al periodista de Clarín Daniel Santoro que terminó condenado a 13 años y medio de prisión por integrar una asociación ilícita dedicada a realizar tareas de inteligencia ilegales, extorsiones y lavado de activos durante el gobierno de Mauricio Macri. Coincidencias: D’Alessio también apareció relacionado al caso Cuadernos, extorsionando a personas a las que vinculaba a aquel proceso.

Evidentemente, el procesamiento de Bacigalupo puede abrir un nuevo capítulo en la historia de la “Operación Cuadernos”.