La CGT aprovechará la conmemoración del próximo Día de la Lealtad Peronista, el 17 de octubre, para dar cuenta de la nueva impronta que buscará asignarle a la futura conducción que alumbrará el Congreso del 5 de noviembre. Lejos de las marchas y concentraciones multitudinarias que supieron montar para celebrar la jornada más emblemática del calendario justicialista, los dirigentes de la central obrera harán una muestra multimedia frente al histórico edificio de Azopardo 802 sobre cuyas paredes proyectarán un “mapping” con su versión de la historia peronista, precedido de una semana de posibles miniactos en estaciones de trenes con representaciones alusivas.
Será la última actividad de la CGT antes de la elección nacional del 26 de octubre y, todo indica, también del Congreso de renovación de autoridades. Para esta instancia, como anticipó en exclusiva El Destape, se prevé renovar el formato de triunvirato de secretarios generales con una muy posible continuidad de uno de sus miembros, el camionero Octavio Argüello. Para el resto de las sillas corre con ventaja y consenso Jorge Sola (gremio del Seguro), apadrinado por Héctor Daer, y se especula con una mujer como la judicial Maia Volcovinsky, La nominación hasta hace pocos días casi cierta de Cristian Jerónimo (empleados de la industria del vidrio), con el patrocinio de Gerardo Martínez, perdió fuerza por la oposición de varios dirigentes históricos.
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El “mapping” y los actos de la “semana de la Lealtad” son de hecho una idea de Sola que cuenta con el aval de la “mesa chica”. Es una forma de eludir una concentración multitudinaria que les hubiese obligado a los sindicalistas a llamar a un cese de actividades para darle masividad o bien, resignarse a una movilización módica de delegados. De hecho llegó a especularse con una convocatoria de 10 mil trabajadores pero finalmente será sólo destinado a “cuerpos orgánicos”, es decir delegados de algunos sindicatos, que en el mejor de los casos podrán sumar un par de miles. Pero también se trata de mostrar a la sociedad una faceta diferente de la CGT al desanclarla de sus métodos tradicionales para abrazar formatos modernos de llamar la atención.
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El antecedente más próximo para la organización obrera fue la conmemoración del 65 aniversario de la muerte de Eva Perón, en julio de 2017, cuando al término de una módica marcha con antorchas se desplegó un mapping alusivo sobre el edificio de Azopardo. También entonces –cumplía su primer año el triunvirato de conducción- estaba a cargo del Ejecutivo un gobierno de derecha, el de Mauricio Macri, con el que sin embargo la CGT mantenía puentes tendidos. Ocho años después Daer admitió que con Javier Milei no hay nexos pero no por decisión del sindicalismo tradicional: “No va a haber una CGT más dialoguista porque en este Gobierno nadie dialoga con nosotros”, razonó en El Destape Radio la semana pasada.
La iniciativa está en su fase de preparación. Comenzó a esbozarse la semana pasada en la reunión del Comité Central Confederal que confirmó la continuidad del formato de tres líderes ante la falta de alternativas de consenso en torno de una única figura de secretario general. Sobre ese punto coincidieron tanto el sector de los “gordos” que manejan Daer (Sanidad) y Armando Cavalieri (Comercio), los “independientes” Martínez (albañiles, Uocra), Andrés Rodríguez y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias) y Hugo Moyano.
En esa oportunidad también hubo acuerdo en no precipitar un escenario de confrontación con una administración libertaria más amenazada por desbarajustes propios que por un accionar destituyente de la oposición. De hecho, en la CGT le asignan a algunos gobernadores del sector de Provincias Unidas el mote de “club del helicóptero” y buscan diferenciarse de esa aparente alternativa con lo que presentan como “gestión responsable de la protesta”.