Después de una depuración interna, el PRO y la UCR vuelven a estar juntos

Después de perder gran cantidad de bancas, PRO y UCR sellaron una alianza para trabajar en conjunto en Diputados. Liberados de la Coalición Cívica, del sector radical de Martín Lousteau y de los amarillos demasiado "progres", apuntan a ser la llave de las negociaciones parlamentarias. Cristian Ritondo se acomoda para presidir el interbloque.

03 de diciembre, 2025 | 23.15

Con la jura de los diputados que comenzarán su mandato el 10 de diciembre se confirmó la notable reducción de dos bloques que volverán a trabajar juntos en la cámara de Diputados. El PRO pasó de casi 40 bancas a solo 12, mientras que la UCR – que en su fugaz unificación había superado las 30 sillas – se quedó con seis.

De los 12 integrantes del PRO, cuatro ingresaron en 2023 en la lista de Patricia Bullrich, quien ya captó a nueve legisladores amarillos para sumarlos a las filas de La Libertad Avanza. Según el bullrichismo, esos diputados deberían migrar al armado violeta o devolver sus bancas, ya que las obtuvieron integrando la boleta de La Fuerza del Cambio, liderada por los ex ministros de Seguridad y Defensa.

Los cuatro que formaron parte de esa hace dos años son los bonaerenses Cristian Ritondo y Martín Yeza; el pampeano Martín Ardohain y el misionero Emmanuel Bianchetti.

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Además de ellos, el bloque amarillo quedó conformado por los porteños Daiana Fernández Molero, Fernando De Andreis, Antonela Giampieri y el larretista Álvaro González. Se suman los bonaerenses Florencia De Sensi, Alejandro Finocchiaro y Javier Sanchez Wrba. Además de la entrerriana Alicia María Fregonese.

Como dicen, donde hubo fuego, cenizas quedan: el PRO volvió a aliarse con la UCR para ganar volumen en la definición de cargos y el reparto de comisiones, buscando configurarse como la tercera fuerza de la Cámara Baja. Este armado también cuenta con la participación del MID y los monobloques Adelante Buenos Aires y Por Santa Cruz.

De este modo, los dos aliados habituales del Gobierno conformaron un interbloque sin el oficialismo. En el caso de la UCR, las cuatro provincias representadas en el bloque de seis miembros no atravesaron la fuerte interna del 2023. Se trata de Chaco, Mendoza, Corrientes y Entre Ríos, donde Juntos por el Cambio fue en unidad. Bajo la lógica bullrichista, al haber competido en las elecciones generales bajo la candidatura presidencial de la ahora senadora, todos lograron su banca gracias a ella.

La presidencia del interbloque - cuyo nombre se está definiendo por estas horas - será solicitada por el PRO para Cristian Ritondo, también presidente del bloque amarillo en la Cámara Baja. La titular del espacio radical será finalmente la mendocina Pamela Verasay, quien fue candidata de la lista violeta de su provincia, en una alianza entre la Casa Rosada y la coalición local, Cambia Mendoza. Los otros miembros de su espacio son el mendocino Lisandro Nieri; los chaqueños Guillermo Agüero y Gerardo Cipolini; el correntino Diógenes González; y el entrerriano Darío Schneider.

El reencuentro entre el PRO y la UCR no causó extrañeza. De hecho, para el bloque amarillo la prioridad fue la conversación con los centenarios a la hora de conformar el espacio. Al haber trabajado juntos desde 2015 hasta hace dos años, con un conocimiento muto, se describió como un desenlace lógico.

Este resultado fue producto de un proceso de depuración interna en ambos espacios. Con un perfil claro, al menos en el PRO ya se había planteado la necesidad de sincerar posiciones y evitar la convivencia con dirigentes con visiones casi opuestas. Así, el macrismo quedó conformado por “puros” - salvo Álvaro González, que permaneció por ocupar un lugar clave en el Consejo de la Magistratura -.

Quedaron fuera los amarillos oficialistas, que migraron hacia La Libertad Avanza; los amarillos demasiado progresistas – como Silvia Lospennato -; la Coalición Cívica – un sector cuya representación siempre se intentó minimizar – y el radicalismo de Martín Lousteau – que en poco más de una semana dejará la conducción de la UCR nacional -. Estos últimos dos armados políticos terminaron en el interbloque Unidos, junto a los gobernadores de Provincias Unidas y sus aliados.

Ahora restará conocer el perfil del interbloque, una nueva versión de Cambiemos. En principio, desde la UCR se lo definió como “dialoguista”, con la intención de trabajar “para sumar” y no para obstaculizar. Desde el macrismo, como viene contando El Destape, sostienen una posición similar. Saben que no serán los más opositores, porque existen más coincidencias que discrepancias, pero aseguran que plantearán todos sus puntos ante cada debate, dado que el gobierno ya no corre riesgo.