Fue una jornada que arrancó tumultuosa, con militantes frente a la casa de Cristina Kirchner y en la sede del PJ Nacional, donde tenía agendada una reunión con el bloque de senadores de Unión por la Patria. Ese encuentro, pautado días atrás para discutir la agenda parlamentaria, se convirtió en la primera muestra de respaldo orgánico al que luego se sumarían -de manera presencial, virtual y en las calles- todos los sectores del justicialismo una vez que la Corte Suprema anunció que daría a conocer su fallo. El gobernador Axel Kicillof, que ya había estado el lunes en la sede de Matheu por el acto por el Día de la Resistencia, consideró la decisión judicial dejaba a la democracia "profundamente herida". Lo siguieron el resto de los gobernadores, incluyendo al tucumano Osvaldo Jaldo. El ex candidato presidencial, Sergio Massa, habló de una causa "plagada de irregularidades" mientras que el Frente Patria Grande de Juan Grabois se movilizó al PJ. La CGT tituló su comunicado "una democracia en peligro" y varios sindicatos -notoriamente Smata- cumplieron su promesa de realizar cortes y ceses de actividades en cuanto se conoció la decisión. Con las reminiscencias históricas que otorga la pena de proscripción, el peronismo se mostró como una única voz en defensa de la ex presidenta.
Desde el año pasado, luego de aquel debate por la presidencia del PJ Nacional que terminó ocupando Cristina, en el peronismo permanecieron algunas tensiones internas que cada tanto salen a la luz. Pero en las últimas 48 horas toda diferencia fue dejada de lado y el peronismo entero -en realidad, todo Unión por la Patria- se encolumnó en la defensa de CFK. Kicillof hizo punta porque, además, dio algunas entrevistas para expresar su rechazo a la decisión judicial. "Tanto Macri como Milei desprecian la democracia con la misma intensidad con la que desprecian la dignidad del pueblo. Y por eso, hoy celebran. A lo largo de todo el proceso judicial, fiscales y jueces actuaron con ánimo revanchista, sin el menor apego por la verdad y por la justicia", sostuvo el gobernador, quien de nuevo permaneció en la sede del PJ acompañando a la ex presidenta.
Lo consultaron acerca de qué pasaría ahora con la candidatura que había prometido encabezar Cristina en la Tercera sección, también por la confirmación de esa convocatoria para septiembre. "Acaba de ocurrir, no me acabo de acomodar a la situación", respondió. Sólo reconoció que la detención de la ex presidenta "es un hecho muy grave que reconfigura un montón de cosas" y que desde este martes "estamos en otro país", políticamente hablando. Las consecuencias de lo que se resolvió este martes, analizó, se irán viendo a medida que paean los días, más allá de que quedan sólo unas cinco semanas por delante hasta la inscripción de las candidaturas. "Veníamos hablando de una lista en común", recordó.
Otro gobernador que traía una relación con idas y venidas con la ex presidenta era el riojano Ricardo Quintela. "La justicia está condenando a quien dignificó al pueblo argentino", sostuvo este martes. También propició un documento del PJ provincial en el que advirtieron que "no permitiremos que el odio silencie la voz del pueblo". Hubo también expresiones de parte del gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, el de La Pampa, Sergio Ziliotto, del fueguino Gustavo Melella y del santiagueño Gerardo Zamora.
Pero más llamativo resultaron los mensajes de los mandatarios de Catamarca, Raúl Jalil, y, especialmente, del tucumano Jaldo, ambos de buen vínculo con la Casa Rosada. "Es en estos momentos cuando el peronismo debe dejar de lado toda diferencia y actuar con responsabilidad, coherencia y compromiso con el pueblo", sorprendió Jaldo, cuyos diputados votaron en la última votación por primera vez junto a los de Unión por la Patria a favor del aumento de las jubilaciones. El gobernador tucumano también planteó la necesidad de "unidad, organización y autocrítica dentro del movimiento nacional y popular" y de "unificar fuerzas". Desde la presidencia del PJ, Cristina venía planteando la política de "enderezar y ordenar" a todo el justicialismo,
La CGT tiene un debate interno acerca de cómo reaccionar ante la pena contra Cristina, con quien también mantienen un vínculo complicado. "La persecución a los candidatos confirma que la proscripción electoral es una condición necesaria para imponer un modelo económico y social de desigualdad, fragmentación y empobrecimiento de las mayorías", sostuvo la central en un comunicado. También las CTA emitieron una declaración contra la proscripción de CFK, en donde recordaron el antecedente de Lula da Silva como caso emblemático de persecución de líderes populares.
Hubo gremios que, como habían prometido, no esperaron que la CGT resuelva una medida de fuerza y salieron por las suyas a realizar protestas. Fue el caso de Smata que cortaron accesos a la Capital y prometieron seguir en los próximos días, lo mismo que metalúrgicos, bancarios y estatales. Los estudiantes de la UBA también salieron a las calles y tomaron las facultades de Ciencias Sociales y de Filosofía y Letras. Las movilizaciones se replicaron en otros puntos del país. Un caso especial fue Córdoba, donde un grupo de militantes llegó hasta la sede del PJ para pedir que la abrieran.
Un veterano dirigente peronista reconocía anoche que hasta el fin de semana veía al partido aletargado y muy metido en sus rencillas internas. La pena y proscripción contra Cristina de pronto reflotó una energía dormida y encolumnó a toda la dirigencia en una misma dirección, como hacía tiempo que no se veía. Había que esperar para saber hacia dónde se canalizaría esa fuerza renacida y si se podría mantener. En principio, por lo que se percibía en la fría madrugada frente al domicilio de la ex presidenta, daba la sensación de que se trataba del comienzo de algo.
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