Un nuevo relevamiento de CB Consultora Opinión Pública puso cifras a la gestión local en el Gran Buenos Aires y configuró el mapa político del cierre de año. El estudio, realizado entre el 1 y el 5 de diciembre sobre más de 14.000 casos, ubicó a Leonardo Nardini, de Malvinas Argentinas, en la cima del podio con un 63,9% de imagen positiva. Al dirigente peronista lo siguen Federico Achával, de Pilar, con un 62,8% y Diego Valenzuela, de Tres de Febrero con un 62%, quienes completan el trío de mandatarios mejor valorados por sus comunidades.
El informe destacó el desempeño particular de Valenzuela, ya que registró el mayor crecimiento intermensual de toda la muestra: su imagen trepó un 2,1% respecto a la medición de noviembre. En el segmento superior de la tabla ("Los 8 mejores") también aparecen figuras como Jaime Méndez (San Miguel) y Fernando Gray (Esteban Echeverría), quienes consolidan diferenciales de imagen favorables por encima del 60% de aprobación.
En el extremo opuesto, la encuesta encendió alertas para varios jefes comunales que enfrentan altos niveles de desaprobación. Los tres intendentes peor valorados de diciembre fueron Carlos Balor (Berazategui), con apenas un 33,6% de positiva; Pablo Descalzo (Ituzaingó), con un 40,7%; y Fernando Moreira (General San Martín), quien quedó en el puesto 22 con un 41,5%.
El caso de Descalzo presenta una complejidad adicional. Además de integrar el podio negativo, fue el dirigente que sufrió la caída más abrupta en comparación con el mes anterior: su valoración se desplomó un 3,2%. Por su parte, Moreira ostenta una imagen negativa del 54,8%, una de las más altas del relevamiento.
La pelea en la zona media
La zona media del ranking muestra una paridad notable entre figuras de peso del peronismo y el radicalismo. Jorge Ferraresi (Avellaneda) alcanzó el 55,8% de positiva, ubicándose en el noveno lugar. Un poco más atrás aparecen Mayra Mendoza (Quilmes) y Fernando Espinoza (La Matanza), quienes se ubicaron en los puestos 12 y 15 respectivamente. La intendenta de Quilmes cosechó un 52,4%, mientras que el matancero cerró el año con un 51,0% de aprobación, por lo que ambos se mantuvieron con diferencial a favor pese a los años de gestión.
