Después de dos años de divisiones, falta de articulación parlamentaria y estrategias electorales opuestas, la Unión Cívica Radical elegirá un nuevo Comité Nacional para el próximo período. La próxima conducción partidaria tendrá la misión de encarar la segunda parte del gobierno de Javier Milei, que promete un perfil mucho más conciliador que en la primera, enfrentará una presencia en el Congreso mucho más reducida que la de los últimos años y la difícil misión de definir el carácter que tendrá el espacio centenario para afrontar las próximas elecciones ejecutivas del 2027.
Descartada la candidatura de Martín Lousteau desde hace meses, el único nombre fuerte que circula es el de Gustavo Valdés. El correntino pasó las últimas dos semanas de gira por la India y, hasta ahora, no ha mostrado interés en conducir el partido nacional. Más bien, todo indica lo contrario. Valdés dejará su cargo de gobernador de Corrientes a fin de año y ya ganó la disputa por comandar el Comité provincial, en un enfrentamiento feroz contra el histórico Ricardo Colombi que terminó en la Justicia.
Pablo Blanco, senador nacional por Tierra del Fuego, es uno de los que impulsan a que Valdés tome las riendas de la boina blanca. “Su capacidad de trabajo, visión federal, vocación integradora y liderazgo son elementos centrales que el partido necesita. Vamos adelante con Gustavo”, afirmó el viernes por la noche en X.
Ese mismo día se confirmó la fecha de las elecciones internas: el 12 de diciembre, dos días después del recambio parlamentario, que dejará al partido centenario con una presencia reducida en el Congreso. En diálogo con FM RE, Blanco destacó que el presidente de la UCR debe ser “un dirigente dispuesto a recorrer el país de norte a sur, a visitar pueblo por pueblo y a fomentar la unidad entre radicales antes que nada”.
Sobre Valdés, aseguró que “es joven, tiene empuje, mucha doctrina y está muy bien formado dentro del radicalismo; me parece la persona indicada”. El único obstáculo es el propio Valdés, quien desde hace meses rechaza en privado esa posibilidad. No obstante, existen caminos para convencerlo, que van desde un operativo de apoyo masivo que no deje alternativas, hasta la postulación de otro radical más cercano al gobierno. En este punto se lo mirá al mendocino Alfredo Cornejo, que tampoco tendría intenciones de conducir el Comité.
En cualquier caso, parece que ninguno desea ser oficialista, pero al mismo tiempo no hay lugar para un perfil diferente al dialoguista. La diferencia residirá en cómo el partido responderá a eventuales agravios presidenciales o incumplimientos de acuerdos, pero no parece viable una postura opositora como la que mostró Martín Lousteau.
Valdés forma parte del armado de Provincias Unidas que, bajo ese nombre o alguno distinto, apuesta a mantenerse como una opción superadora frente a la llamada "violeta". Algunos sostienen que ese bloque ya desapareció. Es la figura que podría generar consensos dentro del espacio. De no aceptar, en filas de Lousteau se apuesta por sumar a una figura del santafesino Maximiliano Pullaro, como parte de la propuesta de Provincias Unidas.
También se menciona a Maximiliano Abad como alguien con ganas de postularse. Hace casi mes y medio, el bonaerense aseguró que “2026 tiene que ser el año del punto de inflexión: el de la recuperación de la UCR, la puesta en pie y el retorno a liderar una alternativa de gobierno para la provincia y para el país”. Según afirmó en un encuentro con correligionarios, “nadie le generará las condiciones a la UCR para recuperar un lugar central, depende únicamente de los radicales”.
Más allá de los nombres, que aún no se han cerrado y recién comienzan a discutirse, uno de los grandes desafíos de la próxima conducción será la articulación con todos los sectores, especialmente en el Congreso. El desempeño parlamentario de la UCR en los últimos dos años fue poco coordinado. En Diputados, el bloque se dividió en tres, y en el Senado la fragmentación se vio en el voto, aunque en 2025 comenzó a mostrar mayor homogeneidad.
“Yo no apoyé a Martín para ser presidente del partido, pero tampoco puedo responsabilizar a alguien que quiere presidir el partido cuando quienes deben ser conducidos no aceptan ser guiados”, explicó Blanco en FM RE.
En esa misión de coordinación, los gobernadores tendrán un rol central como dirigentes con responsabilidad de gestión. Frente a esta complejidad, quien asuma la conducción del Comité enfrentará la dificultad de conciliar diversos intereses. Y, además, ocupar ese lugar tampoco será un negocio: es probable que el presidente quede sin cargos políticos de poder en el Congreso o en organismos de control.
“Si no tomamos conciencia de que debemos ser un partido nacional y dejamos de actuar como confederaciones de partidos provinciales, no volveremos a encontrar el rumbo”, reflexionó Blanco sobre la importancia de esta elección interna.
