Milei en EE.UU.: crisis, desaires y esperanzas fallidas

El viaje de Javier Milei a Estados Unidos expuso otra vez la fragilidad de sus vínculos internacionales: mientras buscaba respaldo en Washington, recibió un nuevo desplante de Donald Trump y un freno inesperado al acuerdo de exención de visados. La desconfianza de la Casa Blanca, alimentada por los escándalos de corrupción que golpean a la Casa Rosada, deja al gobierno en una posición de extrema debilidad justo cuando necesita apoyo externo para sostener un esquema económico al borde del colapso.

04 de septiembre, 2025 | 00.09

En el peor momento de su gobierno, Javier Milei parte una vez más a Estados Unidos para participar de actividades privadas de las que suelen conocerse más bien pocos detalles. En este caso en la ciudad de Los Ángeles y de la mano del economista Michael Milken, al que el presidente argentino ya visitó en otra ocasión y que es conocido con el elocuente apodo de “el padre de los bonos basura”. Su operatoria en la década del 80, que lo volvió millonario, inspiró a Gordon Gekko, el personaje de Michael Douglas en la clásica película de Oliver Stone ‘Wall Street’.

Aunque la atención de la prensa en los últimos días estuvo puesta en la suspensión de una visita, prevista para este mismo viaje, a la ciudad de Las Vegas, donde Milei planeaba asistir al espectáculo de su exnovia Fátima Flores, hubo otra escala, bastante más significativa, que originalmente estaba proyectada pero tuvo que ser eliminada del itinerario: nada menos que Washington DC, donde el presidente argentino anhelaba una bilateral con su par norteamericano, Donald Trump, que una vez más lo dejó con la ñata contra el vidrio del Salón Oval.

El enésimo desplante se torna dramático en un momento en el que el gobierno de La Libertad Avanza, en crisis con el establishment local, se recuesta en sus relaciones con la Casa Blanca para capear la tormenta y buscar el respaldo que están retaceándole en casa. La respuesta, por ahora, es ok pero hasta ahí. Los intereses norteamericanos en el país están intactos. La confianza en Milei para cuidar de ellos no tanto, aunque difícilmente cualquier reemplazo que tenga les ofrezca tanto sin pedir nada o casi nada a cambio.

En ese sentido resulta elocuente el contrapunto alrededor del programa de exención de visados que reveló en las últimas horas el portal Axios. “El Departamento de Seguridad Interior desairó a la delegación argentina con una demora vergonzosa en el programa de visas”, dice el título de un artículo en el que cuentan que el preacuerdo firmado por la secretaria Kristi Noem en su visita a Buenos Aires no tenía el visto bueno del secretario de Estado Marco Rubio, que tiene la última palabra en esos asuntos y decidió congelar la operación.

Los documentos firmados por Noem en Buenos Aires incluían una serie de demandas que habían sido cumplidas por el gobierno argentino, entre ellas cambiar las computadoras y el software utilizado en los sistemas de aduanas y migraciones, de origen chino, por otro de proveedores norteamericanos. Sin embargo, de acuerdo a Axios, “el Departamento de Estado estaba preocupado por un escándalo de corrupción que está perturbando a la administración Milei, y quería tener más discusiones con Argentina antes de firmar un acuerdo”. Veremos.

El problema fue que aparentemente “nadie del gobierno de Estados Unidos comunicó esas preocupaciones a la Argentina antes de que una delegación de ese país dejara Buenos Aires en un viaje que creían iba a culminar con una ceremonia para firmar el acuerdo de exención de visado”. El equipo que viajó, encabezado por Juan Pazo, el titular del ARCA, fue interceptado en Miami, donde el Departamento de Seguridad Interior les comunicó que no debían continuar hacia Washington porque al acuerdo “le faltaba una firma” y no iba a haber ceremonia.

Ese destrato habla de las internas y la desorganización del gobierno de Trump pero vuelve a poner en evidencia también cómo la Argentina, en general, y Milei, en particular, no están en el tope de las prioridades de un gobierno norteamericano que tiene varios problemas más importantes. El problema es que para el gobierno de La Libertad Avanza el apoyo explícito y concreto de Estados Unidos sí se vuelve una cuestión cada vez más prioritaria, principalmente de cara a la transición hacia un nuevo sistema cambiario que no se podrá demorar mucho más allá del lunes.

El esquema macroeconómico se encuentra en estado terminal por eso no debe sorprender que sus responsables se aferren a cualquier esperanza, por mínima que sea. Ayer en el ministerio de Economía agitaban la posibilidad de que la semana que viene se habilite un préstamo extraordinario del Tesoro norteamericano para sortear las dificultades hasta después de las elecciones de octubre. Es un escenario poco probable en el estado actual de las cosas, y nunca termina de quedar claro si los que agitan el rumor quieren autoconvencerse o engañar a los mercados.