Como en un regreso a sus orígenes, una vida después, Cristian Ritondo y Diego Santilli volvieron a sentirse parte de un menemismo pujante. Después de haber dejado atrás el peronismo y haberse extraviado durante dos décadas en los laberintos del PRO, los dos sobrevivientes del PJ se fueron de la Casa Rosada con la sensación de haber cerrado una operación exitosa: su propio pase a las fuerzas de la extrema derecha.
Ritondo en nombre de Mauricio Macri y Santilli en nombre de su propio emprendimiento dieron un paso decisivo para que La Libertad Avanza se trague definitivamente a los residuos del PRO. Lo hicieron apenas unas horas después de que Javier Milei humillara a Jorge Macri en la catedral metropolitana. Nada podría importarle menos a Santilli que, en tiempos de pandemia, se vio como el sucesor natural de Horacio Rodríguez Larreta y tuvo que ir a pelear a provincia por decisión ajena. Lo sintomático, en realidad, es que ni Mauricio defiende a Jorge.
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Como hizo antes con Larreta, Patricia Bullrich y todos los que lo acompañaron en una aventura que duró demasiado, Macri es capaz de entregar hasta su primo. La situación de debilidad extrema en la que quedó después de que el PRO saliera tercero en su cuna y zona franca llevaron al ingeniero a dejar de lado su propio orgullo. Por eso, le escribió a Milei para lograr alguna forma de clemencia. El primo Jorge no es el primero que Mauricio entrega. Angelo Calcaterra cree que tiene pergaminos suficientes para quedarse con esa distinción.
Sin caer en la bajeza de un Sebastian Pareja que los presenta como regalados, otro dirigente cercano a Karina Milei considera que Ritondo y Santilli son una adquisición importante: “Los mejores dirigentes que tenemos son los que vienen del PRO”, dice. La lista incluye a los conversos que abandonaron a Macri para sumarse al gabinete de Milei, pero va incluso más abajo en el organigrama de gobierno. Ritondo tiene una relación de más de 20 años con Eduardo “Lule” Menem que derivó en buena sintonía con Martín Menem, el presidente de la Cámara de Diputados.
Los próximos pasos tienen que ver con la decisión del nombre que permita armar un frente para las elecciones desdobladas del 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires. La palabra Libertad, dicen, no puede faltar. Hacen falta 8 candidatos. Promovido al rango de estadista por Karina, Lule Menem repite desde hace algún tiempo que los que pretendan ser candidatos a gobernador deben pasar antes por la legislatura provincial. En el imaginario violeta, Santilli sería un candidato potable para ir a pelear en una importante sección electoral. Pero el ex vicejefe de gobierno porteño sólo está dispuesto a ser candidato a diputado nacional en octubre. A su lado repiten que Santilli solo contempla dos escenarios: encabezar la lista de diputados en lugar de José Luis Espert o quedarse a esperar el próximo turno electoral. Tercero en la lista no quiere ir. Queda por ver si Espert aceptaría ser degradado por Karina a candidato a legislador provincial.
Junto con el nombre del frente y la elección de candidatos, la sociedad asimétrica de LLA y el PRO tiene que definir el color de la boleta. “La gente quiere la violeta”, dicen los menemistas de Karina. El otro aspecto es el que tiene que ver con la lapicera de la gran hermana. Todavía no está claro quién será el apoderado del nuevo frente. La secretaria general de la presidencia postula a Santiago Viola, el apoderado de LLA que es hijo de Claudia Balbín y tiene llegada a la jueza María Servini. Pero también figura otro nombre, el de Santiago Alberdi, el ex apoderado de los estertores del PRO que responde a José Torello y tiene una estrecha relación con Viola. En abril pasado, Alberdi fue designado titular del Órgano Garante del Derecho de Acceso a la Información (OGDAI) de la Ciudad. El ex director de la Lotería de la Ciudad y ex director de Pampa Energía recibió objeciones para asumir en el cargo, pero el primo Jorge las ignoró por completo y lo nombró por decreto. El apellido Alberdi no le cae mal a los Milei.
En la ultraderecha de gobierno dicen que vendrá una nueva disputa sobreactuada entre Karina y el primer Santiago, Caputo. La discusión será en relación a la necesidad de armar una coalición que sume a los radicales que todavía permanecen al lado de Maximiliano Abad o deglutir a toda esa dirigencia sin respeto por sus identidades pasadas. El consultor propone amplitud pero viene de perder con la estrategia de máxima pureza del Karina-menemismo en la ciudad.
Los sobrevivientes del PRO recuerdan la alianza que Macri firmó con Sergio Massa en 2013 cuando el ex intendente de Tigre rompió con Cristina. La diferencia es que en ese momento Macri estaba en ascenso. Hoy está en su agonía y lo que vuelve es el menemismo.