A la par de una crisis sin freno en la industria en general y en la siderurgia en particular, la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) macera su propia sangría interna. Las protestas de esta semana por despidos, bajos salarios, suspensiones y retiros forzosos en San Nicolás, corazón del grupo Techint, dejaron expuesta una puja entre el secretario general del gremio, Abel Furlán, y el referente histórico local, Naldo Brunelli, que promete agudizarse durante el proceso electoral del mayor sindicato fabril entre este mes y marzo próximo.
La pulseada es el dato más relevante en la dinámica del gremio: Brunelli, adjunto de la UOM nacional, fue decisivo en 2022 para encumbrar a Furlán en reemplazo de Antonio Caló tras veinte años consecutivos como secretario general. Los líderes, sin embargo, conviven mal en un proceso de deterioro de la actividad que ya provocó 220 despidos de operarios tercerizados en la fábrica Ternium-Siderar, de San Nicolás, y otros 200 en Siderca, en Campana (el pago chico de Furlán) frenados por una conciliación obligatoria que vencerá la semana que viene.
La semana de actos y movilizaciones dejó como dato novedoso la respuesta hostil que recibió el dirigente nicoleño en varias asambleas, tal como reflejan los videos de los propios participantes que trascendieron. Fue una reacción a los intentos de Brunelli por desactivar el paro por tiempo indeterminado que llevaron adelante los trabajadores de algunas de las 52 empresas contratistas de Techint. La tercerización, moneda corriente en el rubro siderúrgico, naturalizó un desbalanceo salarial entre trabajadores que llevan adelante tareas similares pero que forman parte de la planta permanente o son de contratistas de otras compañías de la zona, como en el caso de Acindar en Villa Constitución.
Buena parte de los despidos en San Nicolás corresponde a la tercerizada Loberaz, una firma dedicada a labores de mantenimiento que invariablemente se la menciona como estrechamente ligada al propio Brunelli. Una maniobra habitual del grupo que lidera Paolo Rocca es intentar el disciplinamiento de trabajadores vía el despido de operarios de firmas que trabajan para su conglomerado industrial con sede social en Luxemburgo, un paraíso fiscal.
La tensión fue más palpable con el contraste entre los esfuerzos del nicoleño por levantar la huelga y la decisión de Furlán de acudir a la ciudad junto con el secretariado nacional de la UOM para respaldar las medidas de fuerza y llevar a cabo una movilización con trabajadores de otras seccionales.
Pero el secretario general a nivel nacional de los metalúrgicos también está sometido a presiones. Además de los despidos por ahora contenidos en Siderca, la planta de la que provino, una oposición en su seccional y también con vistas a las elecciones metalúrgicas de marzo próximo comenzó a organizarse para intentar desbancarlo. En Campana el opositor Angel Derosso buscará quedar a cargo de la seccional. Para hacerlo cuenta, entre sus apoyos, con Pablo “Piparra” González, secretario general de Villa Constitución, una seccional con historial confrontativo y que orbita en torno de Acindar, del grupo indio Arcelormittal. González, a su vez, se alista para confrontar a Furlán en la secretaría general nacional.
También para Rocca el escenario es complejo. Brunelli y Furlán son dos dirigentes con los que construyó un vínculo histórico pero que ahora parece deshilacharse. En el primer caso, por la creciente imposibilidad de controlar las protestas en San Nicolás. Y en el del jefe máximo de la UOM, por haberlo elegido ahora como enemigo para fortalecer su posición interna y su perfil como dirigente combativo enrolado en el kirchnerismo.
Esta última condición política de Furlán despertó recelos en la UOM por la predilección que manifestó en los últimos años el líder nacional hacia Soledad Calle, una dirigente y abogada alineada con La Cámpora que escaló en el gremio metalúrgico de la mano del secretario general hasta ocupar un cargo con relieve y visibilidad en la central internacional de sindicatos fabriles Industriall.