Argentina logró un hallazgo histórico en la paleontología: el descubrimiento de las escamas de lepidópteros más antiguas jamás registradas. Esto ocurrió en el Parque Nacional Talampaya, La Rioja, donde un grupo de científicos analizó coprolitos —los excrementos fosilizados de criaturas que vivieron hace 236 millones de años— y halló diminutas escamas de mariposas y polillas del pasado.
El hallazgo causó un gran interés en la comunidad científica, que ahora se pregunta cómo estas antiguas mariposas y polillas interactuaron con su entorno. Los investigadores planean realizar más excavaciones en Talampaya para descubrir otros fósiles que puedan ofrecer más pistas sobre la biodiversidad y las dinámicas ecológicas de la era Triásica.
El hallazgo que reconfigura el árbol evolutivo de los insectos
El equipo de investigadores, liderado por el paleontólogo Lucas Fiorelli, realizó un meticuloso análisis de los coprolitos. Junto a él, Javier Torrens, un entomólogo tucumano y miembro del CONICET, fue fundamental en la identificación de las escamas como pertenecientes a los lepidópteros, lo que destacó aún más la relevancia del hallazgo.
El descubrimiento, que se publicó en el Journal of South American Earth Sciences, cuestionó lo que se consideró cierto sobre los lepidópteros y abrió nuevas líneas de investigación sobre la vida en el Triásico. Este período fue notable, ya que se situó justo después de la extinción masiva del Pérmico, que acabó con el 90% de las especies que existieron en ese momento. Así, el hallazgo llenó un vacío de 40 millones de años en el registro fósil, aportando una nueva mirada sobre los insectos voladores primitivos.
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Este acontecimiento causó un gran interés en la comunidad científica, que ahora se pregunta cómo este hallazgo puede reconfigurar el árbol evolutivo de los insectos. Los expertos sugieren que podría haber más sorpresas en los coprolitos de Talampaya, lo que invita a futuras exploraciones en la región y a una reevaluación de la historia de la vida en la Tierra.
En 2011, los investigadores ya encontraron coprolitos en Talampaya, donde se cree que grandes herbívoros utilizaron la misma área como 'letrina comunal'. A lo largo del tiempo, esos excrementos se transformaron en coprolitos, convirtiéndose en una cápsula del tiempo que permitió a los científicos acceder a datos valiosos sobre el pasado. Gracias a la palinología, se extrajeron escamas de lepidópteros que desafiaron la cronología anterior, eliminando la creencia de que estos insectos aparecieron junto a las flores, que surgieron 200 millones de años después.
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El nuevo hallazgo presentó la idea de que los lepidópteros se alimentaron de gimnospermas, plantas primordiales que secretaron gotas azucaradas, las cuales fueron aprovechadas por estos insectos ya dotados de una probóscide, un apéndice largo y enrollado similar al que presentan las mariposas actuales. Este descubrimiento contrarrestó la noción de que las mariposas prehistóricas surgieron en un mundo repleto de flores, sugiriendo que realmente habitaron un entorno dominado por coníferas y cícadas.