Cancelar citas por no tener plata: así es cómo la crisis económica en Argentina está impactando en los bares y el amor

Citas en bares en tiempos de crisis económica en Argentina: así las viven quienes siguen apostando por el amor, pero también los dueños de los bares porteños más concurridos, que hacen todo para que estos espacios de encuentro sigan en pie.

15 de julio, 2025 | 00.05

Cancelar citas por no tener plata, leer mil veces la carta para asegurarse de que alcanza el dinero, evitar las salidas a fin de mes, sentir vergüenza por no poder invitar a alguien a tomar algo. Salir a un bar para tener una cita con alguien ya no es un plan espontáneo sino que requiere de mucha estrategia. Los bares fueron y son el lugar por excelencia para tener un encuentro en busca del amor o de un buen momento, pero ¿Qué pasa cuando la crisis económica en Argentina es tan fuerte que "ir a tomar algo" con una persona que nos gusta se convierte en una preocupación por cuánto gastamos? La odisea de entablar una relación en tiempos en los que crisis económica del gobierno de Javier Milei golpea fuerte.

En momentos de crisis, ¿la gente deja de ir a bares? ¿Siguen siendo el escenario romántico que fueron o se eligen otros espacios más accesibles? ¿Es un doble golpe por la crisis para el negocio? El Destape conversó con una decena de personas de entre 25 y 45 años —estudiantes y trabajadores que viven en el AMBA (Área Metropolitana de Buenos Aires)— que buscan las formas de tener citas pese al costo. También dialogó con dueños de bares, quienes del otro lado de la barra, ven cómo la crisis está modificando los hábitos de consumo durante estos encuentros.

Citas canceladas, estudio de mercado y otras "vueltas" para eludir la crisis

Este proyecto lo hacemos colectivamente. Sostené a El Destape con un click acá. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Las experiencias se repiten como los guiones de las comedias románticas, pero con bolsillos vacíos. Los bares siguen siendo el lugar preferido para buscar un amor, pero casi la totalidad de los consultados confesó que sí les preocupa su economía a la hora de tener una cita. Y entre ellos, una gran porción coincide en que ir a un bar "es un lujo" que no pueden darse tan seguido. Aún más allá, algunas personas se ven en la obligación de cancelar o posponer porque el presupuesto no alcanza.

En estos tiempos, posponer los encuentros ya no solamente tiene que ver con una cuestión de desinterés por el otro. Así que, si te cancelan una cita, no te lo tomes personal: el contexto importa, y mucho. "Me ha pasado de posponer citas por no tener plata varias veces, o tener que dilatar el tiempo entre una cita y otra, generalmente por una cuestión económica y no tanto por deseo", contó Micaela, estudiante de 25 años, quien además trabaja como secretaria, en diálogo con El Destape. La tendencia parece repetirse entre los consultados y también en sus círculos cercanos. "Achicarse" se convirtió en una necesidad para todos y como dejar de lado las conexiones humanas por falta de plata nunca es una opción, incluso en los tiempos más difíciles, cada uno teje su mejor estrategia.

Algunos reducen el promedio de salidas, otros establecen un presupuesto fijo a comienzos de mes y van administrando los gastos para estirarlo lo más posible sin pasarse del tope. Hacer malabares con el dinero para lograrlo todo, o al menos intentarlo, esa gran "costumbre argentina". "Intento que no pase de $15.000, pero si es el único plan que tengo, no me fijo tanto”, explica Martina -27 años, estudiante y trabajadora en atención al cliente-.

La informalidad de las citas actuales también juega un rol clave. Muchas veces, se elige simplemente compartir una cerveza, papas fritas o un trago, para evitar tener que pagar la cena completa. En otros casos, la cita se traslada a casas, plazas o planes gratis al aire libre. “Una cita barata es tomar mates en la costanera o en una plaza”, explicó una chica entrevistada. Por otro lado, están quienes no negocian dejar de ir a bares (e incluso van varias veces a la semana), pero compartiendo en grupos grandes: “Voy muy seguido a bares, pero tomo dos cervezas entre cinco personas y me voy”, comentó Tamara -27 años, estudiante. Cuando se les preguntó a qué consideran una cita cara, todos coincidieron: ir a un restaurante, al teatro o tener que tomarse un auto para movilizarse hacia otro lado

Culpa, preocupación y vergüenza por no tener plata: tres emociones comunes a la hora de tener citas en bares

En paralelo a lo económico, también corre lo simbólico, lo emocional. Un sentimiento recurrente que provocan los momentos de ocio en medio de la crisis es la "culpa". Salir a bares y gastar plata, incluso para aquellos que viven con sus padres se vuelve un peso. Martina, reconoció: "Siento que si salgo a un bar tengo que tener mucha plata, porque si no me alcanza, me incomoda"“Yo elijo lugares que sé que puedo pagar. Si no, ni arreglo. Hago planes según mi economía”, agregó.

Además de ponerse lindo antes de una cita, contar cuánto hay en el bolsillo también es parte de prepararse. Si Martina determina un tope económico para no gastar de más, Mariano -30, diseñador de interiores freelance- confiesa que siempre antes de ir a una cita tiene "un tope mental" de cuánto puede gastar, ya que "le preocupa un poco" pasarse de su presupuesto. La carga mental, también se absorbe mientras se busca pasar un buen rato y, se supone, relajarse.

En plena crisis, los hombres, ¿siguen invitando?

En consonancia, también se cuela otro debate nunca resuelto: la invitación por parte de los hombres. Aunque la discusión sobre si está bien o está mal nunca será totalmente saldada, la economía de las persona también impacta en cómo se organiza la salida. Muchos, directamente no se permiten proponer una cita si no están seguros de poder pagar.

La mitad de los entrevistados dijo que prefiere dividir la cuenta y, aunque el gesto de invitar por parte de los varones sigue existiendo en unos pocos casos, se diluye cada vez más. "Suelo invitar la bebida y ofrezco pagar todo, pero si la otra persona quiere pagar lo suyo, bienvenido sea”, admitió Mariano. "Los varones, por lo menos con los que yo salgo, ya no te invitan", observó Ana -26 años, estudiante y actriz-.

El impacto de la crisis en los bares de Buenos Aires: qué dicen los dueños

Al otro lado de la barra también suceden cosas. Tener que reducir los costos, despedir empleados e incluso cerrar las puertas, como les pasó a dos de los 56 bares porteños distinguidos por la prestigiosa Guía Michelin: Franca, del reconocido chef Julio Báez, y Sál, otro famoso restaurante. Así es el impacto de la crisis en el sector gastronómico, que se vale en parte de los románticos.

"Desde 2020 venimos remando. Primero pandemia, después volvimos pero con poco volumen, y ahora se nota que la gente se cuida más. Igual soy optimista: está bajando el consumo, sí, pero también veo que de a poco se empieza a ordenar. El que sale, elige mejor", cuenta Martín Suaya, dueño del bar de Palermo J. W Bradley y socio de Bastarda.

Y cuenta que si bien la gente sigue saliendo, es mucho más cuidadosa con su bolsillo. "Quiere que la plata rinda. Ya no es gastar por gastar, quieren atención, quieren calidad. Si el bar está bueno y lo que ofrecen vale la pena, consumen. Pero te comparan todo. Comparten más, sí, y también se nota que eligen mejor. Todos con ganas de pasarla bien, pero más conscientes de lo que gastan y de lo que reciben", sostiene.

Además, asegura que en los bares, cada vez ve menos citas y más grupos de amigos: "Salen en formato reducido, pero con mucha energía. Por su parte, Lea Digiovanni, dueño del bar de Palermo Chizpa Hongos y del local take away de sandwiches El Rey del Panini, también observa una situación similar. "Por supuesto que la situación actual económica está impactando en la economía de la gente, y eso se ve reflejado en las ventas, que han bajado. Pero nosotros, a base de promociones, ofertas y publicidad, vamos encontrando el camino para salir adelante", señaló.

Con respecto al consumo de la gente, comentó que en general, se piden muchos combos para compartir y aprovechan al máximo las promociones. "Nuestro rango etario varía: son negocios que son pensados para una comunidad muy de nicho, en el caso de Chispa, y en el de El Rey del Panini es más familar, más popular. El perfil se mantuvo, siguen siendo los mismos clientes, que vienen un poquito más a principio de mes".

En esta era moderna, y en plena crisis, el marketing juega un rol clave. Además de la publicidad, las ofertas y los descuentos, explicó que se las ingeniaron haciendo varias modificaciones en el menú a precios más accesibles, para cubrir las necesidades de sus clientes en este contexto.

Con reducciones, presupuestos ajustados o salidas espaciales, las citas resisten la crisis. "Las parejas están, pero siento que están eligiendo más restos que bares. Igual, el bar sigue siendo ese lugar donde todo puede empezar", asegura Suaya.