Lo imposible muchas veces se vuelve real, solo hay que soñarlo con suficiente fuerza. Ese fue el caso de Eugene Merle Shoemaker, un científico brillante que dedicó su vida a estudiar los misterios del sistema solar y que tenía un deseo muy particular: viajar algún día a la Luna. Aunque en vida no pudo concretar ese sueño, el destino le reservó un final único. Hoy, es el único ser humano cuyos restos descansan en el satélite natural.
Shoemaker, apodado “el gran Gene”, fue un científico estadounidense nacido en Los Ángeles en 1928. Considerado el padre de la astrogeología, revolucionó la manera en que entendemos los cráteres lunares y la geología planetaria. Además, entrenó a los astronautas del programa Apolo, incluidos Neil Armstrong y Buzz Aldrin, y participó activamente en la cartografía de la Luna, aportando el conocimiento que hizo posible que el hombre llegara a pisar su superficie. Sin embargo, por problemas de salud nunca pudo convertirse en astronauta, y eso lo dejó a un paso de cumplir su mayor ilusión: estar en el satélite que tanto amó.
Cómo fue que Eugene Shoemaker terminó enterrado en la Luna
La vida de Eugene Shoemaker estuvo marcada por hitos científicos de enorme trascendencia, como el descubrimiento del cometa Shoemaker-Levy 9, que impactó contra Júpiter en 1994 y dio al mundo la oportunidad de presenciar en vivo una colisión planetaria. También recibió premios prestigiosos, entre ellos la National Medal of Science de los Estados Unidos.
Pero su historia tuvo un final inesperado. En julio de 1997 murió en un accidente automovilístico en Australia, mientras investigaba un cráter de meteorito. Su fallecimiento conmovió a la comunidad científica internacional y motivó a la NASA a rendirle un tributo inigualable.
En 1998, sus cenizas fueron colocadas dentro de una cápsula de policarbonato especialmente diseñada por la empresa Celestis Inc. Esta cápsula, de apenas ocho centímetros, llevaba grabados su nombre, las fechas de nacimiento y muerte, una imagen del cometa Hale-Bopp, el cráter Barringer de Arizona, donde entrenó a los astronautas, y una cita de Romeo y Julieta de William Shakespeare. El contenedor viajó a bordo de la misión Lunar Prospector, que despegó desde Cabo Cañaveral hacia el polo sur de la Luna.
Al año siguiente, en 1999, la NASA estrelló deliberadamente la nave contra la superficie lunar, esparciendo las cenizas de Shoemaker en el lugar que siempre había soñado visitar.
Qué es de sus restos hoy
Los restos de Eugene Shoemaker permanecen en la Luna, convirtiéndolo en el único ser humano con una tumba fuera de la Tierra. El sitio exacto se encuentra en una zona cercana al Polo Sur, dentro de un cráter. No existe ninguna otra persona cuyos restos reposen en un cuerpo celeste distinto al nuestro, lo que hace de su caso una leyenda.