“Olo”: crearon un color que solo 5 personas lograron ver

Cinco personas percibieron un color totalmente nuevo, imposible de reproducir fuera del laboratorio. ¿Qué implica este hallazgo para la ciencia y la tecnología visual?

13 de agosto, 2025 | 20.00

En un laboratorio de la Universidad de California en Berkeley, cinco voluntarios vivieron una curiosa experiencia visual: observar un color que nunca antes había sido registrado ni en la naturaleza ni en pantallas. Lo denominaron “olo” y se describió como un azul verdoso con una saturación tan intensa que parecía superar los límites habituales de la percepción humana.

Este hallazgo, publicado en Science Advances en abril de 2025, fue posible gracias al Oz Vision System, un sistema óptico avanzado que dirige pulsos de luz con precisión milimétrica a un tipo específico de fotorreceptor en la retina, el cono M, que responde a longitudes de onda medias asociadas al verde. En condiciones normales, la señal de este cono se mezcla con la de otros, impidiendo que se perciba de forma aislada. Al separar esta señal, los investigadores lograron que los participantes vieran un tono fuera del espectro visible convencional.

Ren Ng, ingeniero eléctrico y uno de los voluntarios, contó que el color era “increíblemente saturado” y que la impresión fue similar a ver “el rosa más intenso posible” tras una vida rodeado de colores más suaves. La técnica utilizada no mezcla longitudes de onda, sino que distribuye la luz en la retina de forma controlada, un proceso conocido como metamerismo espacial.

El nombre “olo” proviene del código binario 010, que simboliza la activación exclusiva de los conos M, mientras que los otros dos tipos, L y S, permanecen inactivos. Esto es fundamental, ya que en la visión normal cualquier color activa al menos dos tipos de conos, por lo que esta experiencia sensorial es imposible fuera del laboratorio.

No todos los expertos están convencidos de que se trate de un color completamente nuevo. John Barbur, investigador de la Universidad City St George’s en Londres, opinó que “olo sería simplemente un verde más saturado”. Por su parte, Misha Corobyew, de la Universidad de Auckland, recordó que ya se habían estimulado conos individuales en experimentos previos, aunque reconoció que este trabajo innovó al estimular múltiples conos para generar imágenes.

Se describió como un azul verdoso.

El impacto del descubrimiento en la ciencia

Más allá de la curiosidad científica, esta técnica podría tener aplicaciones importantes. James Fong, estudiante de doctorado y coautor, destacó que podría ayudar a estudiar enfermedades oculares o desarrollar tratamientos para personas con daltonismo, aunque aclaró que el uso actual requiere equipos complejos y láseres que están lejos de llegar a dispositivos comunes.

Las limitaciones del método son evidentes: los participantes deben fijar la vista en un punto específico y la estimulación se realiza en una pequeña zona de la retina previamente mapeada, lo que impide su uso en imágenes amplias o cotidianas.

El sistema Oz, al manipular la luz con tanta precisión, abre la puerta a posibles avances en realidad virtual, diseño visual y arte inmersivo, siempre y cuando la tecnología pueda adaptarse para un uso más generalizado. Por ahora, “olo” es un fenómeno exclusivo de laboratorio, accesible solo para cinco personas.

Intentos por reproducir “olo” fuera del experimento, añadiendo luz blanca a combinaciones de azul y verde, no lograron igualar su saturación extrema, confirmando que este color escapa a la capacidad de los dispositivos actuales.

Los autores subrayan que el logro no es solo descubrir un matiz único, sino demostrar que la percepción visual humana no es un límite cerrado. Al intervenir selectivamente la retina, se pueden crear experiencias sensoriales inéditas que desafían nuestra comprensión de la visión.

Este descubrimiento recuerda que la percepción depende tanto de la estructura biológica del ojo como de la interpretación cerebral. Modificar uno de esos elementos puede transformar totalmente lo que vemos. En este caso, estimular solo un tipo de cono reveló un territorio cromático invisible hasta ahora.