Qué es la "Ley Diego", el proyecto que quiere impulsar la familia de Fernández Lima para resolver el misterio de la casa de Cerati

Luego de 41 años de búsqueda, la familia de Diego Fernández Lima confirmó que los restos encontrados junto a la casa donde vivió Gustavo Cerati son del adolescente desaparecido en 1984. El caso está prescripto, pero su hermano impulsa una ley para que otros crímenes no queden impunes.

11 de agosto, 2025 | 14.47

La historia de Diego Fernández Lima parecía haberse congelado en 1984. Tenía apenas 17 años cuando desapareció en el barrio porteño de Coghlan, y su familia inició una búsqueda que se extendió durante más de cuatro décadas. La esperanza nunca se apagó, hasta que este año, a metros de la casa donde vivió el músico Gustavo Cerati, aparecieron restos óseos que el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó como suyos.

La confirmación llegó acompañada de un dato que reabrió el dolor: el cuerpo presentaba lesiones compatibles con un asesinato y un intento de descuartizamiento. Sin embargo, la ley argentina establece un plazo de 25 años para investigar este tipo de crímenes. Hoy, el presunto homicida podría caminar libre por la calle.

El sospechoso que nunca dejó la casa

El principal apuntado por la investigación es Cristian Graf, un excompañero de colegio de Diego, quien vivía —y su familia aún vive— en el mismo domicilio donde estaban los restos. La fiscalía, a cargo de Martín López Perrando, convocó a declarar a antiguos compañeros del secundario en busca de nuevos testimonios, aunque la causa ya prescribió.

En Argentina, solo los delitos de lesa humanidad cometidos por el Estado son imprescriptibles. El caso de Diego, al no encuadrar en esa figura, quedó atrapado en una laguna legal que frustra la búsqueda de justicia. Como reconoció su hermano Javier: “Que la ley vaya con todo el peso, que paguen por el daño que hicieron”.

Diego Fernández Lima desapareció en 1984.

“Ley Diego”: el nuevo frente de batalla

Inspirado en la “Ley Piazza” —que extendió los plazos de prescripción para los abusos sexuales en la infancia—, Javier Fernández Lima busca ahora un cambio legislativo que evite que crímenes como el de su hermano queden impunes por el paso del tiempo. La propuesta apunta a que las desapariciones tengan un régimen especial que permita investigarlas y sancionarlas sin límite temporal.

“Me encantaría que sirva a otros familiares de desaparecidos”, aseguró Javier en diálogo con Infobae. La iniciativa podría abrir un nuevo capítulo en la discusión sobre los plazos procesales en la Argentina.

La historia de Diego no es solo un expediente que quedó sin condena. Es un recordatorio de cómo el tiempo puede convertirse en un aliado de la impunidad. El hallazgo de sus restos, a metros de un ícono cultural como la casa donde vivió Cerati, también resignifica el espacio urbano: un barrio que parecía tranquilo, ahora carga con una memoria oscura.