No apta para miedosos: el pueblo con hechos sobrenaturales que pasan en una iglesia

Se trata de una localidad que está cerca de la costa atlántica y es ideal para una escapada de fin de semana.

31 de julio, 2025 | 19.03

Vivoratá es una pequeña localidad bonaerense que, aunque poco conocida, ofrece una escapada perfecta para quienes buscan tranquilidad, paisajes rurales y un toque de misterio. Ubicada en el partido de Mar Chiquita, entre los arroyos que riegan sus tierras, este rincón de la provincia invita a desconectar de la rutina con propuestas que combinan naturaleza, historia y gastronomía tradicional.

El pueblo nació con la llegada del tren, el 12 de septiembre de 1886, cuando el primer servicio del ramal Maipú–Mar del Plata del Ferrocarril General Roca detuvo su marcha en esta zona. Desde entonces, el crecimiento fue sostenido, con el desarrollo de la agricultura y la ganadería como actividades principales. Hoy, Vivoratá tiene alrededor de mil habitantes que conservan el estilo de vida rural y los oficios ligados a la producción local.

¿Cómo es Vivoratá?

El nombre del lugar proviene de un arroyo cercano y tiene raíces en lenguas originarias. Su significado, “lleno de osamentas”, remite a restos óseos, un dato curioso que se conecta con uno de los relatos más singulares del pueblo: la leyenda de su iglesia abandonada.

A pocos metros del casco urbano, sobre la Ruta 2, se encuentra una vieja capilla rodeada de monte y árboles añosos. Detrás de su aspecto pintoresco se esconde una historia de amor y muerte. A fines del siglo XIX, Eustaquio Aristizábal, un comerciante español, adquirió un campo para pasar los fines de semana y lo bautizó “La Micaela” en honor a su esposa. Sin embargo, antes de poder disfrutar de su estancia, falleció repentinamente.

En homenaje, su esposa ordenó la construcción de una iglesia en su memoria, junto con un anexo parroquial, una escuela y un pequeño cementerio. Años más tarde, ella también falleció y fue enterrada junto a su marido. Con el tiempo, la propiedad quedó abandonada, y debido al avance de las aguas, los cuerpos fueron trasladados al cementerio de Coronel Vidal.

Desde entonces, vecinos y viajeros afirman haber visto luces encendidas, escuchado voces y percibido presencias en el interior de la capilla. Algunos incluso aseguran haber visto a la pareja al costado del camino. La leyenda alimenta la fama de actividad paranormal en la zona.

¿Cómo llego a Vivoratá?

Más allá del misterio, Vivoratá ofrece naturaleza, aire puro y un entorno sereno. Sus calles tranquilas invitan a caminar y disfrutar del paisaje. Las antiguas pulperías y el entorno del arroyo permiten pasar un día de campo, entre costumbres rurales y silencio.

Cada enero, la localidad celebra la Fiesta Provincial del Costillar, que reúne durante tres días a locales y visitantes para homenajear la tradición gastronómica criolla con música, danzas y platos típicos.

Cada enero, la localidad celebra la Fiesta Provincial del Costillar

Vivoratá está ubicada a 378 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Se llega por la Autopista Balbín y luego por la Ruta 2, hasta el kilómetro 366,5, donde se encuentra la entrada al pueblo. Es una escapada accesible y diferente, ideal para quienes buscan naturaleza, historia y leyendas en un solo lugar.