Femicidio en Córdoba: dictaron prisión perpetua para el hombre que asfixió a su ex pareja y la enterró en una fosa

Alejandro Quinteros asesinó a Valeria Gancedo, en noviembre de 2023. Para ocultar el femicidio perpetuado en la localidad de Oncativo, ideó un plan macabro en el que se hizo pasar por la mujer en conversaciones de WhatsApp con sus familiares y amigos. 

22 de octubre, 2025 | 15.34

La Justicia de Córdoba condenó a prisión perpetua a Alejandro Quinteros, imputado por el femicidio de su ex pareja y madre de su hijo, Valeria Gancedo. En un juicio abreviado, el hombre confesó todos los hechos que se le adjudicaron. En paralelo, reconoció estar arrepentido, le pidió perdón a la familia de la víctima y aceptó el delito de homicidio triplemente calificado por el vínculo, por alevosía y por el contexto de violencia de género.

Gancedo tenía 36 años, era madre de un niño de cinco y había desaparecido a fines de noviembre de 2023. Había nacido en Santiago del Estero, pero se había trasladado a Oncativo para vivir con Quinteros, quien fue el único detenido en el caso.

Luego de conocerse la sentencia, la familia de Gancedo se mostró conforme con la sentencia. Sin embargo, reconocieron estar destruidos. "Se le ha dado la pena que realmente merece, se hizo justicia”. Además, calificaron como falso el arrepentimiento de Quinteros: “Es un frío”.

El femicida había montado un plan macabro para que nadie sospechara de que Valeria estaba muerta. La última vez que su familia, oriunda de Añatuya (Santiago del Estero), supo algo fue el lunes 27 de noviembre de 2023. Esa noche, la víctima envió una foto de Quinteros al grupo de la familia y también les comentó que no renovaría la orden de restricción que había caducado hacía algunos días.

El 29 de noviembre de 2023 -dos días después de la imagen- el hijo de la pareja cumplía años y la hermana de la mujer, Melisa, insistió en hablar con el niño pero jamás pudo concretar la comunicación. “La llamé para saludar al nene, me cansé de llamar y de mandar audios y nada”, relató la mujer a El Doce en ese entonces. Y siguió: “En un momento me respondió ‘Hola, me cansé de llamarte’ y le dije que jamás me había llegado una llamada de ella. Seguí llamando y no me atendió”. Se hizo la noche de ese miércoles y Melisa no pudo hablar con la víctima ni con su sobrino.

Para ese entonces, a la mujer le llamaba la atención la actitud de su hermana y una extraña decisión la puso en alerta: Valeria iba a festejar el cumpleaños del nene el fin de semana, pero de repente les avisó que viajaría a su provincia. En un mensaje les avisó que llegaría a las 22 pero se hicieron la 1 y jamás arribó. Fue entonces que Melisa contactó a su cuñado, quien no mostró preocupación. De esta manera, decidió comunicarse con una amiga de su hermana para que hiciera la denuncia.

La familia de Valeria salió rumbo a Oncativo y cuando llegaron se enteraron de que las amigas y conocidas también habían recibido mensajes llamativos y con distinta información sobre el supuesto viaje. El plan de Quinteros había quedado al descubierto: intentó engañar a todas las personas que preguntaban por Valeria. Después de algunas horas acorralado en la comisaría de la localidad aquel viernes 1° de diciembre, confesó que el cuerpo estaba en un campo en Impira.

Fosa en su propio campo: el lugar donde Quinteros enterró a Valeria Gancedo

Con la confesión del femicida, los investigadores fueron hasta un campo ubicado sobre el ripio que une Oncativo e Impira que pertenecía a la familia del acusado. Allí encontraron una fosa cerca de un cañaveral y, al cavar, dieron con el cuerpo.

La autopsia reveló que Quinteros le suministró un fármaco que mezclado con alcohol la sedó hasta dejarla sin reacción. Se trata de benzodiazepina, una droga con efectos sedantes, amnésicos y miorrelajantes.

El lugar donde encontraron a Valeria Gancedo. (Foto: Drone El Doce).

En el cuerpo de la víctima había 1,43 miligramos, lo que generó la inconsciencia. Las pruebas indican que la droga le hizo efecto en el trayecto desde el restaurante en el que cenaron ese 27 de septiembre hasta su casa. Al llegar le tapó la boca, la ató de manos y pies con cinta de embalar y la asfixió. Luego, cargó el cuerpo en su camioneta y condujo hasta el campo para enterrarla.