Si en algún momento te encontraste con esa mirada de perro que te hace querer darle todo lo que pida, no sos el único. Esos “ojos de cachorro” que tanto nos conmueven tienen una explicación científica, y está directamente relacionada con la convivencia entre perros y humanos durante miles de años.
Según un estudio publicado en National Geographic, la anatomía facial de los perros evolucionó para comunicarse mejor con nosotros.
La evolución de las cejas de los perros
Los perros tienen un músculo facial llamado levator anguli oculi medialis, que les permite levantar la ceja interna y hacer que sus ojos parezcan más grandes y expresivos. Este gesto, que nos resulta tan tierno, no es casualidad.
Según Juliane Kaminski, psicóloga de la Universidad de Portsmouth, Inglaterra, y autora principal del estudio, este músculo está casi ausente en los lobos, los antepasados de los perros.
La investigación analizó los músculos faciales de seis perros y cuatro lobos grises. Todos los perros tenían este músculo bien desarrollado, mientras que en los lobos era casi inexistente. Esto sugiere que, durante los últimos 20.000 años de domesticación, los perros desarrollaron esta característica para comunicarse mejor con los humanos.
¿Por qué nos afecta tanto esa mirada?
Kaminski explica que los humanos estamos biológicamente programados para responder a ciertas expresiones faciales. Cuando un perro levanta la ceja interna, sus ojos parecen más grandes y similares a los de un bebé, lo que activa en nosotros una respuesta de cuidado y protección.
En un experimento previo, Kaminski descubrió que los perros que levantaban más las cejas eran adoptados más rápidamente en refugios. Este pequeño gesto, aparentemente insignificante, tiene un impacto enorme en cómo nos relacionamos con ellos.
La conexión única entre perros y humanos
Los perros no solo son expertos en interpretar nuestros gestos y emociones, sino que también desarrollaron herramientas para comunicarse con nosotros.
Brian Hare, antropólogo evolutivo de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, señala que estos cambios anatómicos no fueron producto de una selección intencional, sino que surgieron naturalmente como una ventaja evolutiva.
“Los perros que podían comunicarse mejor con los humanos tenían más probabilidades de sobrevivir y reproducirse”, explica Hare. Esto explica por qué hoy en día los perros son tan buenos para “leernos” y por qué nos resulta tan difícil resistirnos a sus miradas.
¿Qué pasa con las razas más antiguas?
Un dato curioso es que no todas las razas de perros tienen este músculo igual de desarrollado. Por ejemplo, el husky siberiano, una raza más antigua y cercana al lobo, tiene un músculo menos prominente. Esto sugiere que los cambios anatómicos son más marcados en razas modernas, que conviven más estrechamente con los humanos.
Kaminski planea seguir investigando cómo estas diferencias varían entre razas y perros callejeros, para entender mejor cómo evolucionó esta característica.
En definitiva, ¿Por qué nos gustan tanto los “ojos de cachorro”?
La respuesta está en nuestra propia biología. Los humanos estamos programados para responder a ciertos estímulos visuales, como los ojos grandes y redondos. Es un mecanismo evolutivo que nos impulsa a cuidar de los más vulnerables, como los bebés.
Molly Selba, estudiante de doctorado en la Universidad de Florida, explica que “los músculos faciales son pequeños, pero tienen un gran impacto en cómo percibimos una cara”. En el caso de los perros, ese pequeño movimiento de cejas puede hacer que nos sintamos más conectados con ellos.