Los perros son parte de nuestra familia y una de las enfermedades más preocupantes que pueden contraer es el moquillo. Cómo identificarlo, cómo evitar que tu mascota lo contraiga y cuáles son los tratamientos disponibles.
Qué es el moquillo en perros y cuáles son los síntomas
El moquillo es una enfermedad contagiosa causada por el paramixovirus que afecta varios sistemas del cuerpo: respiratorio, digestivo, dermatológico y, frecuentemente, el sistema nervioso central. Se considera altamente peligroso para los cachorros. Además de los perros, puede afectar a la fauna silvestre, como zorros, lobos, coyotes, mapaches, zorrillos, visones y hurones. Incluso, se ha reportado en leones, tigres, leopardos y otros y en focas.
Los perros pueden contraerlo a través de la exposición aérea (por estornudos o tos) al virus. Lo más probable es que se contagien por otro animal que ya lo tenga. El periodo de incubación suele ser de 2 a 3 semanas, aunque las primeras señales pueden aparecer entre los días 3 y 6. Los síntomas varían de acuerdo a la etapa de la enfermedad.
En la fase inicial:
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Fiebre (suele ser bifásica).
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Decaimiento y pérdida de apetito.
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Secreción nasal y ocular (inicialmente acuosa, luego purulenta).
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Vómitos, diarrea y deshidratación.
Síntomas en la fase avanzada:
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Tos y dificultad para respirar (neumonía).
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Cambios en piel y mucosas: endurecimiento de almohadillas de las patas y nariz (“piel dura”).
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Síntomas neurológicos: comportamiento circular, inclinación de la cabeza, tirones musculares, convulsiones con movimientos de mandíbula y salivación (como si mascaran chicle).
Cuál es el tratamiento del moquillo en perros Síntomas de moquillo en perros: cuáles son y qué hay que saber.
- Rehidratación intensiva: la deshidratación en los perros es común debido a la fiebre, vómitos y diarrea. Es esencial reponer los líquidos y electrolitos perdidos mediante fluidoterapia.
- Antibióticos de amplio espectro: Aunque el moquillo es una enfermedad viral, la inmunosupresión que provoca puede facilitar el desarrollo de infecciones bacterianas secundarias, especialmente a nivel respiratorio y gastrointestinal.
- Control de los síntomas neurológicos: el moquillo puede afectar el sistema nervioso central, causando convulsiones, tics musculares y otras afecciones, por lo que los anticonvulsivos son fundamentales.
- Tratamiento antiinflamatorio: En casos de inflamación severa de los tejidos pulmonares o neurológicos, se pueden utilizar antiinflamatorios para reducir el daño.
- Suplementación inmunológica y nutricional: Los perros con moquillo suelen estar inmunocomprometidos, por lo que es útil proporcionar soporte inmunológico y nutricional para mejorar su respuesta frente al virus.
Los perros que sobreviven al moquillo pueden requerir cuidados prolongados a largo plazo, especialmente en el caso de secuelas neurológicas. Una de las formas en las que se puede acompañarlos a sobrellevar las molestias y el dolor es la fisioterapia.