En medio de la ola de inseguridad que padece la provincia de Santa Fe y la falta de respuestas del gobernador Maximiliano Pullaro, la investigación por los cuatro crímenes catalogados como "terrorismo urbano" y balaceras ocurridos en marzo de 2024 en la ciudad de Rosario tiene a tres nuevos imputados. Ninguno fue acusado por la presunta autoría material de los hechos, pero sí por haber tenido relación con la instigación y con el traslado de los gatilleros.
Entre el 5 y el 9 de marzo del año pasado, cuatro trabajadores fueron víctimas de ataques narcos: los taxistas Héctor Figueroa (43) y Diego Celentano (32), el colectivero de la línea K Marcos Iván Daloia (39) y el joven playero Bruno Bussanich (25) fueron víctimas del terror que ejercen las organizaciones criminales y que atormenta al territorio santafesino desde hace varios años. Estos graves hechos paralizaron la ciudad y derivaron en paros de transporte y cierre de estaciones de servicio durante varios días.
A poco más de un año de los homicidios, los fiscales Adrián Spelta y Patricio Saldutti imputaron a Johana Soledad Albornoz, Maximiliano Ezequiel “Menor” González y Alejandro Victoriano Cantero. La audiencia comenzó cerca del mediodía de este martes y finalizó después de varias horas de debate, cuando el magistrado ordenó la prisión preventiva efectiva por el plazo de ley para todos.
De acuerdo a lo informado por el Ministerio Público de la Acusación (MPA), después de esta audiencia no quedarían personas por detener por los ataques. Para los fiscales, Albornoz (32) fue la encargada de pagar por los asesinatos de los taxistas Figueroa y Celentano, ocurridos el 5 y 6 de marzo de 2024, respectivamente. Según la causa en trámite, abonó en efectivo 200 mil pesos por cada asesinato. Los destinatarios del dinero fueron dos adolescentes, uno de ellos, el presunto autor material, de 15 años, no punible.
Los investigadores explicaron que la mujer es pariente de Macarena Muñoz, ya imputada como presunta organizadora de algunos de los ataques encomendados por el recluso Alejandro Núñez, alias “Chucky Monedita”, conocido por la venta de droga al menudeo en la zona sur de la ciudad y también acusado por esta saga.
Crímenes a sangre fría de cuatro trabajadores de Rosario: quiénes son los otros imputados
Por su parte, Cantero (45) fue señalado como el presunto autor de una balacera que fue perpetrada desde una moto contra un colectivo de la línea 122 en la esquina de México y Cerrito, en la zona noroeste, el 6 de marzo del año pasado. Los disparos dieron contra el micro, pero no lesionaron al chofer. Por ese motivo, al día siguiente el sicario Axel Herrera, ya imputado y preso, subió a una unidad de la línea K, se hizo pasar por pasajero y mató de dos tiros en la cabeza al colectivero Marcos Daloia.
No estaba previsto que Cantero sea acusado esta semana, ya que solo estaba agendado que la audiencia se hiciera contra Albornoz y González. No obstante, el ahora imputado cayó en un procedimiento de saturación que llevó a cabo el Comando Radioeléctrico en inmediaciones de Patagones al 3700, en el barrio Vía Honda, en la zona sudoeste, donde saltó que tenía pedido de captura.
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Los fiscales también ubicaron a Cantero como la persona que trasladó el 9 de marzo al menor no punible que ejecutó de varios disparos al playero Bruno Bussanich en la estación de servicio Puma, ubicada en Mendoza al 7600, en el distrito noroeste de la ciudad. Según la causa, por ese ataque al adolescente le pagaron 400 mil pesos, que no cobró por tener una deuda con su presunta organización por haber “perdido” una moto durante un control policial.
En el lugar del crimen dejaron una nota amenazante contra el gobernador Pullaro y el ministro de Seguridad provincial, Pablo Cococcini. "Esta guerra no es por territorio, es contra Pullaro y Cococcioni. Así como nosotros llegamos a 300 muertos estando unidos, vamos a matar más inocentes por año", decía el papel.
En tanto, el recluso González, alojado en el penal de Coronda-, también fue acusado por el crimen de Bussanich. Los fiscales Spelta y Saldutti lo situaron dentro de la instigación de ese ataque, donde se dejó también una nota escrita en la que se hacía alusión a las condiciones de detención de los presos en Santa Fe.
Se presume que dio instrucciones al menor no punible de cómo debía llevar a cabo el crimen y entregó el papel que tenía que tirar en la escena. González tiene 31 años y además está vinculado, según investigaciones, a la presunta banda narco de Claudio “Morocho” Mansilla.