¿Dolor de espalda en adultos mayores? Cómo aliviarlo

El dolor lumbar en la adultez mayor afecta la calidad de vida, pero no es una condena. ¿Qué tratamientos existen para volver a moverse sin dolor y mantener la independencia?

07 de diciembre, 2025 | 15.39

El dolor de espalda en la adultez mayor suele dejar de ser una simple molestia para convertirse en un obstáculo que limita movimientos cotidianos como levantarse, caminar o disfrutar del tiempo libre. Sin embargo, especialistas de la Cleveland Clinic aseguran que esta situación no tiene por qué ser definitiva ni irreversible.

Con los avances médicos actuales, es posible abordar el dolor de espalda de forma personalizada, combinando terapias conservadoras, tratamientos modernos y opciones mínimamente invasivas. Esto permite que los adultos mayores recuperen funcionalidad y mantengan su independencia, derribando la idea de que el dolor es un costo inevitable del envejecimiento.

Cómo dejar atrás el dolor de espalda

La doctora Ellen Rosenquist explicó que el dolor lumbar en esta etapa suele deberse a varias causas degenerativas simultáneas, entre las que destacan cambios en los discos intervertebrales, estenosis espinal y espondilolistesis. Los discos pierden humedad y elasticidad con la edad, reduciendo su capacidad amortiguadora. La estenosis aparece cuando el canal por donde pasa la médula se estrecha por degeneración o artritis, y la espondilolistesis implica el desplazamiento de una vértebra sobre otra que presiona nervios.

Para comenzar, Rosenquist recomienda tratamientos conservadores accesibles. Mantenerse activo es fundamental, ya que el movimiento ayuda a prevenir rigidez y acelera la recuperación. La fisioterapia con ejercicios para fortalecer la espalda y el abdomen mejora el equilibrio y la flexibilidad, elementos clave para evitar caídas y dolores.

La combinación de varios enfoques puede reducir el dolor y mejorar tu funcionalidad.

En cuanto a medicamentos, sugiere el uso de antiinflamatorios no esteroideos durante cinco a diez días, incluso si el dolor mejora, y desaconseja los opioides para dolores crónicos. Además, el uso combinado de frío y calor puede ser beneficioso: el hielo reduce inflamación y espasmos musculares, mientras que el calor relaja la musculatura, aunque debe evitarse su aplicación excesiva para prevenir quemaduras.

Otro consejo importante es limitar el reposo en cama, ya que permanecer inactivo más de 48 horas puede aumentar el dolor y dificultar la recuperación. Si estas primeras opciones no alcanzan, Rosenquist suma la acupuntura y la manipulación osteopática como alternativas que han demostrado eficacia para aliviar el dolor crónico y mejorar la función vertebral.

En casos donde el dolor persiste y limita la calidad de vida, la cirugía puede ser considerada como último recurso. La especialista aclara que esta opción se reserva para las situaciones más complejas, pero puede marcar una diferencia significativa para quienes la necesitan.

Mantenerte activo es fundamental para evitar la rigidez y acelerar la recuperación.

La doctora Rosenquist concluyó: “La combinación de varios enfoques, incluidas las terapias conservadoras, en un plan integral de manejo del dolor puede reducir el dolor y mejorar la funcionalidad”. Por eso, consultar con un profesional y mantener la constancia en la actividad física son claves para recuperar movilidad y bienestar, incluso frente a afecciones crónicas de la columna.