Cada vez más mujeres en Argentina eligen someterse a una cirugía de aumento mamario. Pero además del tamaño, hay una decisión clave: ¿Dónde se colocan las prótesis? ¿Delante o detrás del músculo? Acá te contamos las ventajas y desventajas de cada técnica para que elijas con información.
No todo es el tamaño: la ubicación importa (y mucho)
A la hora de elegir un implante mamario, muchas mujeres se enfocan en el tamaño o la forma, pero hay otro punto clave: la ubicación del implante en el cuerpo. Puede ir delante del músculo pectoral o detrás del músculo. Esa decisión afecta la recuperación, el resultado estético y hasta la durabilidad.
Colocación delante del músculo: menos invasiva, más natural
La técnica prepectoral (delante del músculo) es la más utilizada actualmente. El implante se coloca sobre el músculo, sin tocarlo. Al ser menos invasiva, suele generar menos dolor, menos inflamación y permite una recuperación más rápida. Además, la prótesis cae con el paso del tiempo igual que el pecho natural.
Entre sus beneficios, se destaca que ofrece una mayor proyección del busto y un resultado más natural en mujeres con suficiente tejido mamario. También permite una cirugía más corta y con menos sangrado. Por eso es ideal para pacientes con buena calidad de piel y glándula mamaria suficiente.
Si tenés poco tejido mamario, esta técnica puede hacer que se noten los bordes del implante o incluso provocar lo que se conoce como rippling, es decir, pliegues visibles. También tiene mayor riesgo de contractura capsular, que es cuando el cuerpo endurece el tejido alrededor del implante.
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Colocación detrás del músculo: mejor en mujeres delgadas
La técnica retropectoral (detrás del músculo) se recomienda cuando la paciente tiene poco pecho natural o poca grasa. En estos casos, colocar el implante debajo del músculo ayuda a ocultar los bordes y lograr un resultado más armónico. El músculo actúa como un “acolchado” extra.
Cubrir el implante con el músculo reduce el riesgo de rippling y mejora la apariencia si tenés poca cobertura natural. También ayuda a que los implantes se mantengan en su lugar por más tiempo, sin que caigan. Y algo clave: interfiere menos en estudios como la mamografía.
Entre las desventajas que hay que tener en cuenta es que el postoperatorio de esta técnica puede ser más doloroso, con mayor restricción de movimientos en los primeros días. Además, algunas pacientes experimentan el fenómeno de animación, donde el implante se mueve o se deforma al contraer el músculo, algo molesto en actividades físicas.
¿Existe una opción intermedia?
Existe una opción intermedia y es la técnica subfascial, que coloca el implante entre el músculo y una capa fibrosa que lo recubre. Combina beneficios de ambas técnicas: buena proyección, menor dolor y menor riesgo de rippling. Sin embargo, no todos los cirujanos la utilizan, y no es apta para todos los cuerpos.
La mejor técnica es la que se adapta a vos
No hay una opción universalmente “mejor”. Todo depende de tu contextura física, tu estilo de vida, el tipo de piel y el resultado que esperás. Por eso es tan importante tener una consulta personalizada con un cirujano plástico que pueda evaluar qué técnica va con tu cuerpo.