Cómo las vacunas contra el Covid podrían potenciar tratamiento contra el cáncer

Un estudio publicado en Nature revela que las vacunas de ARNm podrían potenciar la inmunoterapia en cánceres difíciles, aumentando notablemente la supervivencia.

24 de octubre, 2025 | 18.45

Un estudio reciente publicado en la revista Nature plantea una conexión sorprendente: las vacunas de ARNm contra la COVID-19, como las desarrolladas por Pfizer y Moderna, podrían aumentar las probabilidades de supervivencia en pacientes con ciertos tipos de cáncer que reciben inmunoterapia.

Los investigadores Adam Grippin y Christiano Marconi destacaron que estas vacunas, que salvaron millones de vidas durante la pandemia, podrían activar el sistema inmunitario para atacar tumores, incluso cuando el ARNm no está diseñado específicamente para combatir el cáncer.

Esta hipótesis se basa en hallazgos previos de 2016 por Elías Sayour y su equipo, quienes demostraron que el ARNm podía entrenar al sistema inmune para atacar tumores, sin importar si el mensaje genético correspondía a componentes cancerígenos. A partir de esa base, los científicos evaluaron si las vacunas contra el SARS-CoV-2 tenían un efecto antitumoral similar.

Para ello, analizaron datos clínicos de más de 1.000 pacientes con melanoma y cáncer de pulmón en estadios avanzados, todos bajo tratamiento con inmunoterapia basada en inhibidores de puntos de control inmunitario. Los resultados mostraron que quienes recibieron la vacuna de ARNm dentro de los primeros 100 días desde el inicio de la inmunoterapia tenían más del doble de probabilidades de estar vivos tras tres años, en comparación con los no vacunados.

Este beneficio fue aún más marcado en pacientes con tumores poco sensibles a la inmunoterapia, donde la supervivencia a tres años fue casi cinco veces mayor en el grupo vacunado. Además, estos resultados se mantuvieron firmes tras ajustar por la gravedad inicial y otras enfermedades concurrentes.

Para entender cómo ocurría esta mejoría, se realizaron estudios en modelos animales. Los científicos explicaron que las vacunas de ARNm emiten una señal de alarma que estimula fuertemente el sistema inmunológico, facilitando la identificación y destrucción de células cancerosas y superando las estrategias de evasión que usan algunos tumores.

“Cuando se combinan, las vacunas y los inhibidores de puntos de control inmunitario se coordinan para liberar todo el poder del sistema inmunitario para matar las células cancerosas”, aseguraron Grippin y Marconi.

Las vacunas activan tu sistema inmune para atacar los tumores con más fuerza.

La inmunoterapia con inhibidores de puntos de control inmunitario revolucionó el tratamiento del cáncer avanzado en la última década, aunque su efectividad es limitada en tumores "fríos", que evaden el sistema inmune. Los hallazgos sugieren que las vacunas de ARNm podrían ser la chispa necesaria para activar estos tumores resistentes.

Los resultados de los estudios pleclínicos

En modelos preclínicos, la vacunación con ARNm contra el SARS-CoV-2 aumentó significativamente la producción de interferón tipo I, una molécula clave para preparar las células inmunitarias para atacar el cáncer. La máxima eficacia se observó al combinar vacunas con inmunoterapia en tumores inmunológicamente fríos.

En pacientes, se registraron respuestas biológicas similares: mayor activación de células inmunitarias, aumento de interferón tipo I y mayor expresión de la proteína PD-L1 en los tumores, un marcador importante para la inmunoterapia.

En términos clínicos, los pacientes con cáncer de pulmón que recibieron la vacuna dentro de los primeros 100 días de inmunoterapia alcanzaron una mediana de supervivencia de 37,3 meses, frente a 20,6 meses en quienes no se vacunaron en ese período. En melanoma metastásico, la mediana de supervivencia fue de 26,67 meses en vacunados, mientras que el grupo no vacunado no alcanzó una mediana definida en el seguimiento.

Este beneficio es mayor en los tumores resistentes a la inmunoterapia.

Además, la supervivencia a los tres años fue significativamente mayor en vacunados: 55,7 % contra 30,8 % en cáncer de pulmón, y 67,6 % frente a 44,1 % en melanoma metastásico.

También se observó un aumento del 24 % en la puntuación de PD-L1 en muestras tumorales de cáncer de pulmón y un 29 % más de probabilidades de alcanzar el umbral clínico del 50 %, que es clave para definir la elegibilidad a ciertos tratamientos inmunoterapéuticos. Estos efectos no se vieron en pacientes vacunados con otras vacunas, como la antigripal o la antineumocócica.

Los experimentos en animales confirmaron que la combinación de vacunas de ARNm y bloqueo de PD-L1 inhibió el crecimiento tumoral más eficazmente que cada tratamiento por separado. Cuando se bloqueó la acción del interferón tipo I, el efecto antitumoral desapareció, subrayando la importancia central de esta citocina.

En voluntarios sanos, la vacunación con ARNm aumentó transitoriamente los niveles de interferón alfa hasta 280 veces por encima del nivel basal en 24 horas, junto con una activación notable de células inmunitarias específicas, efectos que desaparecieron en una semana.

Grippin y Marconi destacaron que, frente a terapias personalizadas para el cáncer que son complejas y costosas, las vacunas de ARNm contra la COVID-19 están disponibles a gran escala y pueden administrarse en cualquier momento durante la inmunoterapia. “Esta intervención de amplia disponibilidad y bajo costo podría extender los beneficios de la inmunoterapia a millones de pacientes que, de otro modo, no se beneficiarían de esta terapia”, indicaron.

El equipo planea iniciar un ensayo clínico nacional en Estados Unidos con pacientes con cáncer de pulmón, donde se evaluará si la administración de la vacuna de ARNm debe incorporarse rutinariamente junto con la inmunoterapia estándar.

“Esperamos que este enfoque ayude a muchos pacientes que reciben inmunoterapia, especialmente a quienes actualmente no tienen opciones terapéuticas eficaces”, expresaron los autores, aunque aclararon que estos resultados son preliminares y que la validación definitiva dependerá de los futuros ensayos clínicos.