Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos, es un trader de finanzas especializado en operar en la plaza de monedas. Desde el 9 de octubre pasado, cuando escribió en su cuenta X que “hará todo lo necesario” para estabilizar el mercado cambiario argentino, vendió entre 2000 y 2200 millones de dólares. Algunos operadores estiran esta cifra hasta los 3000 millones de dólares. Bessent aseguró, además, que no perderá en esta apuesta y, en tono exagerado, dijo que el peso está “subvaluado”.
Se considera un experto en "comprar barato y vender caro". Desde su perspectiva, vender dólares contra pesos es una oportunidad para obtener ganancias. Esto implica que Estados Unidos se queda con pesos para inyectar liquidez en dólares en la economía de Milei, que se ha convertido en un barril sin fondo de dólares, con la expectativa de que su precio aumente en el futuro. Esta estrategia cambiaria va a contramano de las apuestas de casi todo el mercado, que, por el contrario, evalúa que la paridad está atrasada, que el piso y el techo de la banda cambiaria deberá ser alterados para arriba luego de las elecciones de este domingo y, por lo tanto, el evento más probable es una devaluación en las próximas semanas.
La pregunta dominante en conversaciones en mesas de dinero de entidades locales es cuál es el mecanismo de cobertura cambiaria que tiene Bessent si dice que no perderá en esta postura a favor del peso. La respuesta entregada por operadores de la city consultados para este artículo fue que el instrumento habitual de protección en un mercado de monedas volátil es la operación de futuro. O sea, el de dólar futuro, para garantizar un precio en una fecha predeterminada.
Esta es la respuesta que debe dar Bessent a un pedido de informes de la senadora demócrata Elizabeth Warren: “¿Ha cubierto el Departamento del Tesoro su riesgo cambiario peso/dólar estadounidense? De ser así, ¿a qué costo?”, le escribió, en una carta, la legisladora al secretario del Tesoro de Donald Trump. El cruce entre ambos es muy interesante porque aparece la exigencia de explicaciones acerca de esta insólita movida financiera-cambiaria de Estados Unidos en Argentina. Es un reclamo de información que los funcionarios locales no brindan y, a la vez, no es viable que los estadounidenses la proporcionen ante una demanda de medios o políticos argentinos.
Para las finanzas argentinas es una pregunta relevante porque si el Tesoro compró dólar futuro, se aseguró un tipo de cambio fijo y, por lo tanto, está cubierto. ¿Quién paga si se produce una devaluación: el Banco Central debe abonar la diferencia en dólares al Tesoro de EE.UU y, para ello, deberá entregar sus escasas reservas o emitir muchos pesos para comprar los dólares.
Quién es Bessent
Como la economía argentina ha quedado atrapada en una intervención económica inusual, resulta importante conocer qué significa ser trader, profesión que ejerce Bessent desde un cargo público. Un trader se dedica a comprar y vender activos financieros (acciones, divisas, bonos, criptomonedas) para obtener ganancias aprovechando las fluctuaciones de precios a corto o largo plazo. Utiliza el análisis técnico (figuras a partir de estadísticas de la evolución pasada de activos) y fundamental (variables económicas) para tomar decisiones y gestionar el capital invertido.
Empezó en el mercado financiero en Soros Fund Management en 1991, siendo socio en esta firma durante la década de 1990, hasta ocupar el cargo de jefe de la oficina en Londres. En 1992, fue un jugador destacado del equipo del Soros Fund que apostó, con éxito, por el colapso de la libra esterlina, con una ganancia de más de 1000 millones de dólares. También jugó y ganó contra la moneda japonesa, el yen, en 2013. Abandonó Soros Fund Management en 2000 para crear un hedge fund (fondo de inversión especulativo) que cerró cinco años después, para regresar al lugar del que partió, siendo director de inversiones desde 2011 hasta 2015. En este año fundó Key Square Group.
Ahora, desde la función pública, se lanzó a jugar con el peso argentino, a partir de una decisión geopolítica de la administración Trump, pero, en lo inmediato, para evitar el colapso económico y financiero del gobierno de Milei.
Como se mencionó, las estimaciones realizadas por agentes del mercado financiero sobre el monto de dólares vendidos por el Tesoro de Estados Unidos alcanzan entre 2000 y 2200 millones de dólares. Es una suma insignificante para la dimensión de la economía estadounidense, además de tener la capacidad ilimitada de emisión de billetes verdes. Sin embargo, se trata de un monto extraordinario en el mercado local, que puede tener una influencia decisiva en la dinámica de la cotización del dólar. Por lo pronto, evitó el descontrol de la paridad cambiaria en las semanas previas a las elecciones de medio término.
Quién es Warren
La senadora por Massachusetts está siguiendo día a día los movimientos de Bessent en Argentina, lo que está poniendo nervioso al trader del Tesoro. Ya le envió cartas exigiendo explicaciones, y publica post en la red X cuestionando el salvataje a la economía de Milei mientras la administración Trump afecta a productores agropecuarios y desfinancia el sistema de salud.
Bessent la hostiga en las redes sociales. El último post la señala como “American Peronist”, acompañada de una imagen creada por IA donde ella es caracterizada como Evita.
Warren se dedica a investigar y controlar al sistema financiero para proteger a los consumidores. Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la crisis de 2008, diseñó para el gobierno de Estados Unidos una agencia de protección de los consumidores de productos financieros. El objetivo era limitar los abusos de los bancos sobre los clientes y evitar repetir estafas como la de las hipotecas basura (subprime, de alto riesgo).
La revista Time la describió como "el nuevo Sheriff de Wall Street" cuando impulsó la creación de la Oficina de Protección Financiera del Consumidor, una agencia que puso al descubierto las trampas y los trucos de los bancos en hipotecas y tarjetas de crédito.
Qué dice la última carta de Warren a Bessent
La senadora demócrata, en la misiva, solicita información adicional sobre la siguiente fase del rescate de la administración Trump: la compra directa de pesos argentinos. Dice que, según su reciente carta, el Departamento del Tesoro, en medio de un cierre gubernamental, considera crucial rescatar los mercados financieros argentinos antes de las elecciones intermedias, con importantes implicaciones para el presidente Javier Milei, uno de los aliados del presidente Trump.
Precisa que estas actividades cruciales incluyen, según se informa, un intercambio de divisas (swap) por 20.000 millones de dólares con el Banco Central argentino, la gestión para establecer un vehículo de inversión privada de 20.000 millones de dólares y, ahora, la aparente compra de al menos cientos de millones de dólares en pesos argentinos directamente con fondos públicos.
Detalla que “específicamente, el 9 de octubre, usted anunció que el Departamento del Tesoro había ejecutado su compra inicial de una cantidad no revelada de pesos. Se estima que Estados Unidos ya ha gastado cientos de millones de dólares en la compra de pesos. Cabe destacar que el Departamento del Tesoro no ha proporcionado detalles al Congreso ni al público sobre estas compras”. Esto último es lo que está inquietando a Bessent: tener que explicar las características de la intervención directa en el mercado cambiario argentino.
Si la economía de Milei está ordenada, por qué necesita un rescate
A diferencia del postulado ofrecido por Bessent, Warren dice que la información pública disponible sugiere que el Departamento del Tesoro “podría estar implementando una inquietante estrategia de ‘comprar caro, vender barato’ para apuntalar los mercados argentinos, mientras los estadounidenses sufren en casa”.
Dice que, pese a las ventas de dólares del Tesoro de Estados Unidos y de otras realizadas por la autoridades económicas de Argentina, “el peso ha seguido depreciándose hasta alcanzar un mínimo histórico. No está claro cuántos millones de dólares de los contribuyentes ha perdido ya el Departamento del Tesoro. Y lo que es peor, los informes sugieren que la moneda argentina podría seguir depreciándose".
Reclama que “los estadounidenses merecen saber el alcance del rescate y exactamente cuánto dinero de los contribuyentes ya se ha gastado y perdido”. Advierte que, sin embargo, “en lugar de ofrecer transparencia, continúa ocultando los detalles de su trabajo”.
En la carta aparece un ilustrativo intercambio acerca de cuáles pueden ser las razones o sinrazones del rescate a la economía de Milei. Warren menciona que Bessent defendió el salvataje diciendo que el “uso del Fondo de Estabilización Cambiaria brinda respaldo específico a un aliado clave que ha implementado políticas fiscalmente responsables y libertad económica para sus ciudadanos”. Warren replica que, si es así, Bessent “no explicó por qué un país que implementa políticas fiscalmente responsables requiere un rescate tan cuantioso de los contribuyentes estadounidenses”. Y sube la apuesta política: “también afirmó (Bessent) estar operando ‘de una manera que protege a los contribuyentes estadounidenses’; la información pública disponible sobre la depreciación del peso dificulta enormemente comprender cómo, de hecho, lo está haciendo”.
Preguntas que esperan respuestas
Warren critica a la administración Trump por estar vendiendo dólares en el mercado cambiario argentino, mientras el gobierno está cerrado (shutdown) desde el primero de octubre, debido a que el Congreso no aprobó el presupuesto para el año fiscal 2026. Esto implica la suspensión de actividades estatales no esenciales, el envío de cientos de miles de empleados a casa sin sueldo y la paralización de servicios.
Dice que el Tesoro interviene en la plaza cambiaria argentina para ayudar a un aliado ideológico, a inversionistas multimillonarios y a importantes fondos de cobertura, “mientras que los agricultores y trabajadores estadounidenses no reciben sus salarios y enfrentan el aumento de los costos de los productos básicos”.
Luego de detallar anteriores intercambios epistolares acerca de este tema solicita, ”para ayudarme a cumplir con mis responsabilidades legislativas”, respuestas a las siguientes preguntas:
- “¿Cuántos pesos argentinos ha comprado el Departamento del Tesoro? ¿A qué precio?”.
- “¿Cuántos pesos argentinos planea comprar el Departamento del Tesoro antes de las elecciones del 26 de octubre?”.
- “¿Ha cubierto el Departamento del Tesoro su riesgo cambiario peso/dólar estadounidense? De ser así, ¿a qué costo?”.
- “¿Cuál es la ganancia/pérdida actual de la posición en pesos del Departamento del Tesoro?”.
- “¿Tiene el Departamento del Tesoro estrategias de salida si el peso argentino continúa depreciándose? ¿Qué condiciones de pérdida desencadenaría una pausa en las compras o una salida total?”.
- “¿Qué instituciones financieras utilizó el Departamento del Tesoro, o el Banco de la Reserva Federal de Nueva York actuando en su nombre, para ejecutar sus compras de pesos argentinos? ¿Mediante qué proceso se seleccionaron las instituciones financieras? ¿Qué tarifas, comisiones o diferenciales ha pagado a las instituciones financieras?”.
Dos visiones de la economía global
El interrogante que atraviesa toda esta operación no se limita a los aspectos técnicos del mercado cambiario, sino que expone una dimensión política de gran envergadura. Estados Unidos no actúa en el vacío: el salvataje financiero a Milei constituye una señal de respaldo al proyecto liberal-libertario que Donald Trump busca consolidar en América Latina.
Así, la compra de pesos por parte del Tesoro se convierte en una herramienta de intervención geopolítica, disfrazada de operación de mercado. Pero el riesgo no es menor. Si el peso continúa depreciándose, el costo político y financiero para la administración republicana puede ser elevado, especialmente cuando el Congreso, paralizado por el cierre del gobierno, exige explicaciones sobre el uso de fondos públicos.
La disputa entre Elizabeth Warren y Scott Bessent, en definitiva, trasciende el caso argentino: es el choque entre dos visiones de la economía global. Una, que entiende la política económica como instrumento de poder financiero; otra, que advierte sobre los límites éticos y democráticos de esa estrategia. En el medio, la economía argentina pasó a ser el laboratorio de una pulseada entre Washington y su propio espejo interno.
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