El secreto para detectar los radares de velocidad en Argentina

Descubrí el método más efectivo para identificar radares en cualquier provincia argentina y cómo funcionan los sensores que miden la velocidad y el tránsito. 

15 de diciembre, 2025 | 20.26

En Argentina, los radares de velocidad no solo se anuncian con carteles que advierten “radar vigila” o “fiscalización de velocidad”, sino que también pueden ser detectados por una señal particular en el pavimento: una figura geométrica que delata su ubicación exacta.

Estas cámaras de fiscalización electrónica utilizan sensores llamados “espiras”, que son bobinas de cables instaladas debajo del asfalto con forma cuadrada. Su función principal es medir la velocidad de los vehículos, pero también pueden contar la cantidad de autos que circulan por una vía.

Para contar vehículos se suele utilizar una sola espira en el pavimento; ahora bien, para detectar la velocidad de los vehículos se necesitan dos: porque dependiendo del tiempo que un vehículo demora entre pisar una espira y la otra, el sistema puede calcular la velocidad de los vehículos”, explicó Martín Viale, profesor de Sistemas Inteligentes de Transporte en la UBA.

Cómo saber cuándo hay un radar de velocidad

Por eso, cuando los conductores observan dos cuadrados pintados en el pavimento, están en presencia de un radar que mide la velocidad. Esta técnica es la más común en la Argentina y está homologada para su uso en la mayoría de los radares.

Además de las espiras, existen los radares Doppler, que funcionan con ondas para calcular la velocidad y suelen usarse en controles móviles o rotativos, aunque son menos frecuentes que las espiras fijas.

Es fundamental respetar los límites de velocidad, ya que estas cámaras contribuyen a reducir la siniestralidad vial entre un 20 y 37%, según el ingeniero civil y planificador urbano Juan Del Valle. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, un estudio reveló que el 57% de los siniestros fatales involucró exceso de velocidad.

Además de medir la velocidad, las espiras cumplen un rol importante en la planificación y gestión del tránsito. “Una calle o carril tiene una capacidad teórica, por ejemplo, 800 vehículos por hora; con el sensor se puede saber si está cerca de esa capacidad. Si el número supera ese límite, hay congestión”, señaló Viale.

Este conteo vehicular permite diseñar soluciones para mejorar la circulación, como incentivar el transporte público o crear carriles exclusivos. En autopistas, estos datos ayudan a identificar las horas pico y ajustar las tarifas para equilibrar el uso de las vías, evitando mayores embotellamientos.

También se emplean espiras en bajadas de autopistas para evitar que las filas de autos frenados lleguen a la autopista principal. Al detectar un vehículo detenido, los sensores pueden extender la luz verde de los semáforos para aliviar la congestión.

Finalmente, en zonas sensibles como entradas y salidas de hospitales, las espiras permiten que el semáforo cambie automáticamente a verde cuando detectan una ambulancia, facilitando su paso urgente, explicó el docente de la UBA.

Cuando los conductores observan dos cuadrados pintados en el pavimento, están en presencia de un radar.