La industria de la construcción vive una revolución silenciosa. Mientras el cemento y el concreto son responsables de casi el 8 % de las emisiones globales de dióxido de carbono, un grupo de ingenieros de la Universidad RMIT (Australia) desarrolló dos materiales alternativos que podrían cambiar el rumbo del sector: estructuras hechas con tierra y tubos de cartón o fibra de carbono, completamente libres de cemento y casi sin huella de carbono.
La idea es tan simple como poderosa: aprovechar la tierra del terreno y combinarla con materiales reciclables para levantar muros y columnas resistentes. En un caso, los investigadores usaron tubos de cartón reciclado para confinar tierra apisonada, creando el llamado cardboard-confined rammed earth, y obtuvieron un material sólido, térmicamente eficiente y con una huella de carbono 80 % menor que el concreto. En el otro, aplicaron el mismo principio con tubos de fibra de carbono, logrando estructuras más livianas y fuertes, comparables al concreto de alta calidad.
Cuáles son los beneficios de los materiales hechos de tierra, cartón y fibra de carbono
Ambos sistemas eliminan el uso de cemento, reducen las emisiones y simplifican la logística: ya no haría falta transportar toneladas de hormigón, sino solo tubos livianos y el suelo del lugar. Además, las paredes de tierra conservan el calor en invierno y la frescura en verano, reduciendo el consumo energético de los edificios.
Más allá de la innovación técnica, el proyecto de RMIT recupera una práctica ancestral construir con tierra y la adapta a los desafíos del siglo XXI. En palabras de los investigadores, se trata de “usar lo que ya existe, de forma más inteligente y con menor impacto”. Aunque los materiales aún están en fase experimental, los resultados abren un horizonte prometedor: construir sin cemento, sin residuos y con lo que ofrece el propio suelo, un paso firme hacia una arquitectura más sostenible y consciente.
