Tras la intensa ola polar que tuvo lugar en Buenos Aires y otros puntos de Argentina, al alivio del aumento de temperaturas llegó finalmente con el inicio de la semana. Sin embargo, el festejo durará poco, ya que se confirmó la llegada de un nuevo fenómeno que afectará a gran parte de la provincia en los próximos días.
El viernes 4 de julio fue el primer día en una semana que no se detectaron temperaturas bajo cero en la mayoría del país, esto ya empezó a marcar el inicio del fin de la intensa ola polar. Luego, el fin de semana se desarrolló con temperaturas templadas hasta llegar al lunes 7 de julio, donde varias zonas alcanzaron una sensación térmica de 20 grados, algo inusual para esta época del año. Así, con varios días de temperatura cálida, se confirmó otro fenómeno que golpeará a Buenos Aires durante varios días seguidos: la niebla.
Desde Meteored anunciaron que esta semana tendrá gran índice de humedad y por este motivo, se espera que haya bastante niebla en Buenos Aires durante la primera mañana de los próximos días. Aunque si bien no se sabe cuánto durará específicamente, si se conoció que esta sensación estará acompañada de temperaturas cálidas hasta que lleguen las lluvias que vuelvan a bajar la sensación térmica.
Asimismo, desde el mismo medio especializado en clima, se conoció que provincias como Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes serán afectadas por este fenómeno que se extenderá en la semana.
¿Por qué aparece la niebla después de una ola polar?
Luego de una ola polar, las condiciones están dadas para que se forme niebla con facilidad. Esto ocurre porque el aire frío que quedó acumulado cerca del suelo empieza a mezclarse con aire más templado y húmedo que ingresa con el cambio de masa de aire. Al encontrarse ambas temperaturas, el vapor de agua presente en el ambiente se condensa rápidamente y forma una densa capa de gotas microscópicas en suspensión: la niebla.
Este fenómeno es aún más común durante la madrugada y las primeras horas de la mañana, cuando la temperatura del suelo es muy baja y no hay viento que disperse la humedad acumulada. Además, la niebla suele concentrarse en zonas llanas, valles o áreas cercanas a ríos y lagunas, donde el aire frío tiende a quedarse “atrapado”. Por eso, después de varios días de frío intenso, es habitual que el cielo amanezca cubierto por una espesa neblina, que puede reducir la visibilidad y afectar el tránsito.