En Argentina, cada provincia suele tener un gentilicio ligado directamente a su nombre. Pero San Luis es diferente: sus habitantes no son “sanluisinos” como muchos esperarían, sino puntanos. Y aunque pueda sonar extraño esto tiene una razón de ser que se remonta al lugar donde "empezó todo".
La historia surge en año 1594, cuando el conquistador español Luis Jufré de Loaysa y Meneses fundó la ciudad de San Luis. En los primeros tiempos coloniales, los pobladores se asentaron en una zona llamada La Punta, cerca del centro de lo que hoy es la capital provincial. De allí proviene “puntano” originalmente, “el de La Punta” que luego se extendió para nombrar a todos los nacidos en la provincia.
“La Punta” no era solo un sitio cualquiera: fue el núcleo urbano más importante en los primeros años de la colonia, antes de que la ciudad de San Luis creciera y desplazara progresivamente a La Punta como centro neurálgico.
Hoy “puntano” tiene más valor que el de un gentilicio: es símbolo de identidad cultural. Habla de las raíces indígenas (huarpes, comechingones, ranqueles), de la herencia colonial, de tradición y de pertenencia. En la vida cotidiana se usa en el deporte, la política, la cultura, y en los discursos oficiales.
San Luis, una joya del turismo argentino
Además de conocer el origen del gentilicio puntano, la provincia ofrece una gran variedad de destinos turísticos. En Merlo, los visitantes disfrutan de un microclima único, senderismo por las sierras y vistas panorámicas desde el Mirador del Sol. En Potrero de los Funes, el lago rodeado de montañas es ideal para deportes náuticos, caminatas y fotografía.
El Parque Nacional Sierra de las Quijadas sorprende con formaciones rocosas rojizas y circuitos de trekking que parecen transportar a otro planeta. También se pueden recorrer las termas de San Jerónimo, la ciudad de La Punta, primer asentamiento que dio origen al gentilicio, y pueblos con encanto como Carpintería o La Carolina, un antiguo poblado minero convertido en atractivo histórico.