El vinagre es una herramienta que funciona en la cocina y la limpieza, y su uso se vuelve cada vez más popular y diverso. En este marco, se empezó a viralizar un tip de las abuelas que usan vinagre para cocinar las lentejas: lejos de tratarse de un consejo para sumar un sabor ácido, tiene múltiples beneficios digestivos.
Precisamente, si se pone un chorrito de vinagre en el agua de cocción de las lentejas, se puede mejorar significativamente su sabor, textura y digestibilidad. Esto se debe a que el vinagre, especialmente el de tipo alimenticio, contiene ácido acético que actúa sobre los llamados anti-nutrientes, como el ácido fítico y el oxálico, los cuales dificultan la absorción de minerales esenciales como hierro y calcio.
Al reducir estos compuestos, se favorece la biodisponibilidad del hierro presente en las lentejas, que es de origen vegetal y suele absorberse con mayor dificultad que el hierro hemo, proveniente de fuentes animales. Además de facilitar la absorción de hierro, el vinagre aporta otros nutrientes beneficiosos como antioxidantes y cierto contenido de ácido ascórbico (vitamina C), que también intervienen en la absorción del mineral y aportan un efecto saludable adicional.
Así, con el simple gesto de sumar un chorrito de vinagre al agua de las lentejas, se puede mejorar significativamente este superalimento que ya tiene muchos nutrientes de por sí. Si el sabor es lo que te preocupa, el vinagre llega a diluirse en el agua sin llegar a pegarle el sabor a las legumbres.
¿Cómo aplicar vinagre al cocinar lentejas?
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Utilizá un vinagre apto para consumo, como el de manzana, vino o de alcohol, y agregá un chorrito (aproximadamente una cucharadita) al agua hirviendo antes o durante la cocción.
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Cociná las lentejas hasta que estén tiernas; el vinagre habrá suavizado las fibras y reducido los componentes anti-nutrientes.
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Serví como siempre, pudiendo acompañarlas de una guarnición rica en vitamina C (por ejemplo, pimiento, tomate o frutas cítricas) para potenciar aún más la absorción de hierro.