La muerte de Romina Yan sacudió en el 2010 a toda una generación de jóvenes que crecieron viéndola en la serie Chiquititas, donde deslumbró con su talento. Hija de la actriz y productora Cris Morena y del productor televisivo Gustavo Yankelevich, desde joven tuvo una aparición importante en distintas tiras de la TV, con papeles protagónicos y un fuerte recuerdo en el público en general por los papeles que logró desarrollar.
De esta manera, su primera aparición en la televisión argentina fue en 1991, como parte del personal en el programa Jugate conmigo que conducía su mamá. Tres años después, en 1994, hizo su debut como actriz interpretando a Lorena Picabea en Mi cuñado. Continuó su carrera interpretando a Sol Iturbe en la miniserie de 1994 Quereme. Y en 1995 hizo su estrenó en la serie Chiquititas, donde realizaría cuatro temporadas consecutivas que le permitieron darse a conocer de forma masiva, en una carrera que continuaría con más grandes éxitos, como la comedia Amor mío y el unitario junto a Chayanne y Araceli González Provocame.
Cómo fue la muerte de Romina Yan
Romina Yan murió un 28 de septiembre de 2010 por un paro cardiorrespiratorio no traumático y una autopsia posterior no halló lesiones causantes, cuando tenía solo 36 años. Ese día se levantó a las 6 de la mañana, corrió 6 kilómetros por la Ribera de Martínez, llevó a sus hijos al colegio y más tarde corrió 45 minutos en la cinta del gimnasio "Fisical" en San Isidro. Cuando terminó, caminó unas cuadras y en la calle Alvear se desmayó. La llevaron en una camioneta al Hospital Central de San Isidro. La actriz llegó a la guardia cerca de las 4 y media de la tarde sin signos vitales y tras las tareas de reanimación que le practicaron durante 50 minutos fue declarada clínicamente muerta.
En cuanto a su salud, Romina Yan contó luchar desde su adolescencia contra la anorexia y como el estrés le provocaba desordenes alimenticios. "Tenía 15 años, iba a un colegio de doble turno, trabajaba hasta las 3 de la mañana y me levantaba a las 7... Era demasiado y descargué mis angustias en mi cuerpo. Todo ese año la pasé mal y comencé a sufrir de anorexia. No comía nada porque estaba obsesionada con que tenía que ser perfecta. Durante toda mi vida descargué mis miedos, inseguridades y angustias con la comida", contó a corazón abierto en una entrevista para la Revista Para Tí.
Fue sepultada en una ceremonia privada en el Cementerio del Pilar. Ese mismo día sus admiradores se concentraron en el Obelisco de Buenos Aires para rendirle homenaje con velas, flores y carteles que expresaban mensajes de cariño. Luego, marcharon desde el Obelisco hacia el Teatro Gran Rex, donde Romina hizo gran parte de su carrera teatral. Una luz que nunca se apagará en los fanáticos y en quienes quisieron a Romina Yan.