Shock por el cuerpo humano en 3025 y 8 cambios que plantea la Inteligencia artificial

La IA de OpenAI proyecta transformaciones físicas y tecnológicas radicales para el Homo sapiens del futuro.

26 de octubre, 2025 | 13.13

El desarrollo del cuerpo humano en los próximos siglos despierta tanto la curiosidad como la especulación científica. ¿Qué formas adoptará nuestra especie si sigue evolucionando en ambientes urbanos, digitales y artificiales? Aunque nadie puede asegurar qué sucederá dentro de mil años, modelos de Inteligencia artificial como los de OpenAI comienzan a ofrecer posibles respuestas basadas en tendencias actuales.

ChatGPT realizó una proyección tomando en cuenta estudios en biotecnología, neurociencia y cambios en el estilo de vida para imaginar ocho transformaciones físicas que podrían definir al Homo sapiens hacia el año 3025. Esta visión desafía la concepción tradicional del cuerpo humano y abre debates sobre los límites entre evolución natural e intervención tecnológica.

Una de las modificaciones más llamativas sería la expansión del cerebro. Según la IA, el aumento en el uso de herramientas cognitivas complejas y la gestión masiva de información podrían impulsar el crecimiento de áreas cerebrales vinculadas al pensamiento abstracto, la memoria y el razonamiento simbólico. Esto implicaría un cráneo más grande, una frente más amplia y una reorganización facial acorde a esta evolución neurológica.

Por otro lado, la vida en interiores y la constante exposición a pantallas digitales podrían transformar los ojos humanos. Las simulaciones indican que los ojos serían más grandes, sensibles a la luz artificial y adaptados para captar estímulos visuales digitales con mayor precisión, especialmente en entornos con poca luminosidad, como estaciones subterráneas o bases espaciales.

En cuanto a la audición, se espera un agrandamiento del pabellón auricular, que mejoraría la capacidad de escuchar en ambientes ruidosos y ayudaría a regular la temperatura corporal, similar a lo que ocurre en algunas especies animales. En contraste, la mandíbula y los músculos faciales podrían reducirse debido a la alimentación procesada que requiere menos esfuerzo para masticar, haciendo que el rostro del futuro sea menos expresivo y más simétrico.

La Inteligencia artificial explicó cómo sería el cuerpo humano dentro de un siglo.

Además, la postura vinculada al uso prolongado de dispositivos digitales podría favorecer el desarrollo de cuellos más largos y delgados, facilitando la ventilación en climas cálidos. La biotecnología, por su parte, permitiría mantener una piel sin arrugas desde edades tempranas gracias a tratamientos preventivos incorporados al cuerpo.

El impacto de la tecnología y la integración con los cuerpos

La disminución del esfuerzo físico diario y la dependencia de la tecnología podrían llevar a una estatura más baja y una complexión más ligera, reflejo de una sociedad cada vez más sedentaria. Frente al calentamiento global y la creciente radiación solar, la IA pronostica una piel más oscura y gruesa como barrera natural de protección, un cambio funcional más que estético.

Más allá de los cambios biológicos, la inteligencia artificial prevé una integración profunda entre el cuerpo humano y la tecnología. Implantes neuronales, visores ópticos incorporados, extremidades robóticas y conexiones mentales directas a redes digitales podrían ser comunes, transformando al ser humano en una plataforma híbrida donde lo natural y lo artificial se fusionan.

Estas predicciones no son certezas absolutas, pero se basan en datos científicos y tendencias evolutivas actuales. Expertos en biología evolutiva coinciden en que el cuerpo humano sigue transformándose, aunque a un ritmo más lento que el que sugieren estas simulaciones tecnológicas.