Los garbanzos forman parte de las legumbres más consumidas del planeta y, al mismo tiempo, son una fuente de nutrientes difícil de igualar: fibra, potasio, vitamina C, hierro, magnesio y calcio. Su aporte no solo fortalece huesos y corazón, sino que también ayuda a desintoxicar el organismo, según estudios citados por Legume Chef.
Sin embargo, para muchas personas el gran obstáculo está en su cocción. Las recetas de abuelas exigen horas de remojo previo, pero en la vida cotidiana esa previsión suele fallar. ¿Qué pasa cuando olvidás ponerlos en agua? Ahí entra en juego un truco simple y efectivo que gana popularidad en las cocinas modernas.
El truco clave para cocinar garbanzos sin remojar
El método es sencillo: poner agua tibia en una olla (sin hervir), agregar una cucharadita de bicarbonato de sodio y disolver. Luego, incorporar los garbanzos y dejarlos reposar al menos una hora. Este proceso eleva el pH del agua, lo que ablanda la legumbre con mayor rapidez y permite cocinarla sin el clásico remojo nocturno.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) incluso respalda la práctica: asegura que el bicarbonato resulta más eficaz para reducir los antinutrientes que entorpecen la absorción de minerales esenciales.
De la cocina ancestral a la olla exprés
En Argentina, los garbanzos son protagonistas de platos muy populares como el locro o el guiso criollo, que heredó ingredientes y recetas de la inmigración. A nivel global, el hummus en Medio Oriente y el falafel en la gastronomía árabe muestran cómo esta legumbre se reinventa en cada cultura.
El truco del bicarbonato no reemplaza al sabor de la cocción lenta, pero se convierte en una solución práctica para quienes buscan una comida casera nutritiva sin pasar horas en la cocina. Es la versión exprés de una tradición milenaria.
Cómo cocinar garbanzos
Los ingredientes para dos personas
- 200 gramos de garbanzos secos.
- Un puñado grande de sal.
- Una hoja de laurel o 5 centímetros de alga kombu (opcional).
- Agua abundante.
Paso a paso, cómo hacerlos
- Una vez hidratados y colados, echarlos en una olla junto con los aromáticos que quieras (el que más se utiliza es el laurel).
- Cubrirlos con el agua caliente (unos 750 mililitros para 2 personas) en un cazo aparte o con un hervidor, suficiente para que queden cubiertos. Además, tirarles 2 o 3 centímetros extra por encima. También se puede directamente poner el agua a calentar en la olla y, una vez echados los garbanzos, quitar si te sobra mucha o bien añadir si te falta (siempre bien caliente).
- Poner el fuego alto para que el agua esté hirviendo unos 5 minutos y puedas ir retirando la espuma que se forma.
En una olla a presión (25 minutos)
- Ponerla a fuego medio-bajo y cerrarla. Cuando aparezcan las 2 anillas rojas, bajar un poco el fuego (pero suficiente para que mantenga todo el tiempo las dos anillas visibles) y dejar que se cocinen tan sólo 15 minutos.
- Apartar la olla del fuego y esperar otros 10 minutos a que baje la presión y no se vea ninguna anilla para abrirla.
- Echarles la sal y servirlos.
En una olla tradicional (dos horas)
- Cocinarlos casi 1 hora y media hasta que están tiernos, aunque dependiendo de lo suave que pongas la temperatura del fuego pueden tardar incluso 2 horas.
- Después de 5 minutos con el agua hirviendo, bajar el fuego casi al mínimo para que se cocinen lentamente, siempre tapados y removiendo de vez en cuando con cuidado para no romperlos. Eso tardará otros 15 minutos aproximadamente.
- Echarles la sal y servirlos.