En el universo del skincare abundan las tendencias, pero hay algo que conviene recordar: cada piel tiene necesidades propias. Por eso, antes de sumar cualquier producto a tu rutina, lo más recomendable es consultar con un dermatólogo o cosmiatra. Entre los activos que suelen aparecer en las indicaciones profesionales está el ácido láctico, un ingrediente que gana protagonismo por sus múltiples beneficios en la piel.
El ácido láctico pertenece a la familia de los alfahidroxiácidos (AHAs), compuestos hidrosolubles con propiedades exfoliantes y antioxidantes. Su origen está en la leche, aunque esto no significa que aplicarse leche fermentada sobre el rostro tenga el mismo efecto. Para que cumpla su función, debe presentarse en productos cosméticos diseñados con una formulación específica.
Este ácido se caracteriza por ser más amigable y suave que otros de su grupo, como el glicólico, lo que lo convierte en un aliado ideal para pieles secas o sensibles. Dependiendo del tamaño de la molécula incorporada en el producto, puede actuar en la superficie de la piel o penetrar en capas más profundas, estimulando la síntesis de colágeno y elastina.
Cuáles son los beneficios del ácido láctico en la piel
- El atractivo del ácido láctico radica en que combina suavidad con eficacia. Entre sus principales beneficios se destacan:
- Hidratación profunda: favorece la producción natural de ácido hialurónico y atrae moléculas de agua, lo que ayuda a combatir la deshidratación.
- Exfoliación suave: elimina células muertas de la superficie, permitiendo que la piel se renueve y se vea más luminosa.
- Efecto despigmentante: mejora el aspecto de manchas solares, melasma o hiperpigmentación, unificando el tono de la piel.
- Prevención del envejecimiento: al estimular colágeno y elastina, contribuye a retrasar la aparición de arrugas y líneas finas.
- Fortalecimiento de la barrera cutánea: en combinación con otros AHAs, ayuda a aumentar la producción de ceramidas, clave para mantener la piel saludable.
- Control del pH y de los brotes: mantiene estable la flora cutánea, lo que ayuda a reducir la aparición de imperfecciones.
El ácido láctico se presenta en sérums, tónicos, cremas y mascarillas, lo que facilita adaptarlo a diferentes rutinas de cuidado. Su ventaja es que ofrece un efecto exfoliante sin ser agresivo, a la vez que hidrata y mejora la textura de la piel.
Como sucede con todos los activos, su incorporación debe hacerse de manera progresiva y bajo la supervisión de un profesional, especialmente si se combina con otros ácidos o tratamientos. Usado correctamente, el ácido láctico es una herramienta valiosa para lograr una piel más uniforme, luminosa e hidratada.