Snacks saludables: la tendencia vegana que crece en Argentina

Los snacks saludables se consolidan en Argentina como una nueva forma de comer, reflejo de una generación que elige bienestar sin resignar sabor.

28 de octubre, 2025 | 09.06

Durante años, “comer entre comidas” fue considerado un mal hábito. Las opciones rápidas solían estar dominadas por papas fritas, galletitas o productos ultraprocesados cargados de grasas trans y azúcares. Pero esa idea comenzó a cambiar: hoy los snacks saludables se consolidan como una tendencia que crece en Argentina y redefine la forma de alimentarse.

Los nuevos consumidores, más informados y conscientes, ya no eligen paquetes con listas interminables de ingredientes, sino opciones simples, naturales y nutritivas. Granolas con semillas y frutas, barras de frutos secos, pochoclos saborizados sin aditivos y productos a base de plantas se vuelven protagonistas de una alimentación que prioriza el bienestar sin dejar de lado el placer.

Por qué los snacks saludables se pusieron de moda

Este fenómeno responde a un cambio cultural profundo: la búsqueda de practicidad ya no se contrapone con la necesidad de comer mejor. En especial, vegetarianos y veganos encuentran cada vez más alternativas listas para consumir que se adaptan a su estilo de vida y a una filosofía de alimentación más inclusiva y sustentable.

Un ejemplo de este nuevo paradigma es Nutriveg, empresa argentina que promueve la idea de que “snackear también puede ser sinónimo de alimentarse bien”. Con productos 100 % vegetales, sin TACC, sin conservantes y elaborados con ingredientes naturales, la marca demuestra que es posible disfrutar de algo rico, práctico y saludable al mismo tiempo. “El desafío fue demostrar que se puede snackear mejor, con practicidad y sin exclusiones. La clave está en no resignar lo más importante: que sean ricos”, explicaron desde la compañía.

Nutriveg es una de las principales empresas argentinas que producen snacks saludables.

Lejos de ser una moda pasajera, el auge de los snacks saludables refleja una evolución en los hábitos de consumo: una generación que busca sentirse bien sin hacer sacrificios y que entiende que cuidar el cuerpo también puede ser un acto de disfrute. En definitiva, comer rico y saludable ya no es una contradicción, sino una nueva forma de vida.