Dentro de la inmensidad del país y su gran variedad de recorridos turísticos, existe una ruta ideal para quienes amen el mar y la playa. Este camino poco conocido, presenta una forma diferente de recorrer la costa del Océano Atlántico llevando a los turistas por las zonas más imponentes de las playas: Se trata de la Ruta de los Acantilados (RP 1), en la provincia de Río Negro.
En este recorrido único el Océano Atlántico se encuentra directamente con la estepa patagónica, regalando un paisaje imponente para quienes buscan mar y naturaleza. El circuito se extiende desde El Cóndor hasta Bahía Creek, cubriendo unos 100 km en un trayecto mixto (70 % ripio, 30 % asfalto), que puede recorrerse en un solo día o disfrutarse con calma en varias jornadas.
La travesía comienza en El Cóndor, donde los acantilados se levantan frente al mar y se alzan sobre playas amplias ideales para deportes de viento y observación de una curiosa colonia de loros barranqueros. Siguiendo el camino, aparece el Faro Río Negro, el más antiguo de la Patagonia, custodiando uno de los rincones más fotogénicos de la costa. Unos kilómetros más adelante se encuentra La Lobería, un balneario que sorprende por su combinación de arena, canto rodado y grandes piletones de roca que aparecen en bajamar; cerca de ahí está Punta Bermeja, donde se concentra la colonia de lobos marinos de un pelo más grande de Sudamérica.
Luego viene Bahía Rosas, con playas profundas y médanos que invitan a la pesca y el descanso en soledad. El final del recorrido llega en Bahía Creek, una zona serena con dunas y acantilados menores, sus aguas claras, donde incluso pueden avistarse ballenas entre julio y septiembre, y un pueblo en crecimiento que sigue conservando su encanto agreste.
Cuál es la mejor época para visitar la Ruta de los Acantilados
Si bien la Ruta de los Acantilados puede disfrutarse durante todo el año gracias a su belleza natural constante, los meses de primavera y verano, entre noviembre y marzo, son ideales para visitarla. Durante este período, el clima es más amable, las temperaturas invitan a disfrutar de la playa y el avistaje de fauna alcanza su punto de mayor auge.
Es común ver loros barranqueros, lobos marinos, y hasta ballenas francas australes que migran por la zona. Además, las condiciones del camino son más favorables y permiten aprovechar al máximo las paradas para descansar, pescar o simplemente contemplar el paisaje. Eso sí: al tratarse de tramos con ripio, siempre se recomienda consultar el estado de la ruta antes de emprender el viaje.