Ana María Picchio, íntima: su herencia peronista, el arte como resistencia a sus 79 años y el dolor por ver a un INCAA desfinanciado

Ana María Picchio habló con El Destape en el marco de su presentación en el Muiltiteatro Comafi con la obra "Perdidamente". Cómo se encuentra artísticamente, su desconocida herencia peronista, de qué manera resistir a través de la cultura y el dolor por el desfinanciamiento del INCAA. 

17 de abril, 2025 | 22.29

Ana María Picchio es sin dudas una de las actrices más reconocidas de la televisión argentina con cantidad de series y películas en su haber, además de sus trabajos en el teatro, un rubro pasional para ella. En diálogo con El Destape, profundizó sobre varios ejes en el marco de su presentación en el Multiteatro Comafi con la obra Perdidamente: su herencia peronista, cómo resistir a través del arte a los 79 años, qué piensa de la educación pública y el dolor por el desfinanciamiento del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) por parte del gobierno de Javier Milei.

Perdidamente es una obra que trata sobre la enfermedad del alzheimer y allí se encuentra trabajando "La Picchio", como la llaman cariñosamente en el ambiente, quien con su pasión por su trabajo como actriz, detalló las distintas etapas de su trayectoria en este rubro. Además, expuso qué cambió desde que comenzó hasta la actualidad en la industria del cine y la televisión. Sumado a eso, dijo que en la actualidad hay una reivindicación del cine: "Los actores son como el pueblo. Me parece que hay una relación profunda entre lo que éramos nosotros y el cine". También reveló su herencia peronista en el marco de su reciente visita a la Universidad de La Matanza, donde alzó la voz a favor de la educación pública y mostró un sentimiento de dolor frente al desfinanciamiento del INCAA. "Duele. Pero bueno, la situación es esta. El presidente ganó. Eso no se puede discutir. Y hace lo que le gusta".

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¿Cómo te encontrás artísticamente en esta etapa de tu carrera y qué te motiva a seguir arriba del escenario?

- Artísticamente muy bien, por lo menos estoy haciendo una cosa que me enorgullece hacerlo, es un personaje muy lindo, muy entrador, a la gente le encanta, muy sincero. Existe el personaje y eso da un plus, está bueno porque a la gente le llega más, enseguida lo reconoce, se espeja. Una vez una señora me esperó y me dijo “quiero que mis hijos vengan a ver esta obra para que vean que el personaje que hace usted soy yo”. Hace 4 años que estamos haciendo esto.

¿Qué cosas todavía te emocionan?

Ayer era un día muy especial, no había nadie en la calle, era feriado -por el feriado de Carnaval-. No sabía qué hacer, empecé a dar vueltas y dije “¿y si me voy a Los 36 Billares a tomar un café?” Es un lugar que cuando era estudiante, parábamos ahí hasta las 4 de la mañana. Estoy parada en el semáforo y veo una chica de unos 25 años que venía con tres pibes, uno en brazos y los otros dos de la mano. Muy humildes los dos. Iban cruzando la calle y el chiquito que tenía a upa era divino, el tipo que tenía al lado mío haciendo delivery le hace así con la mano al chico. Y el chico le hace el mismo movimiento. Me quedé... Dije “yo empezaría una película así”. Si yo lo hubiera hecho así, el chiquito no me hubiese contestado. A ella le faltaban unas cuantas cuadras porque le pregunté si iba lejos y me dijo "hasta Plaza Miserere". Esas cosas me emocionan. Y otras más ¿no? Mis nietos, que están grandes y dicen cosas que no sé de dónde las sacan. La vida en sí misma.

Con toda tu experiencia fuiste testigo de grandes cambios en la industria ¿Qué te asombra más de la evolución del teatro y la televisión desde tus inicios hasta hoy?

El teatro... vos a la gente la tenés en la mano. La televisión también es maravillosa, porque nosotras ahora en la gira la gente nos viene a ver por lo que ve en Volver. Tenemos una reserva en la gente de chicos de todas las edades. Y el cine ni hablar. Pero en el teatro tenés la confirmación que la gente viene a verte por esto. Y además, esto lo dicen los maestros, mientras exista una persona para conversar, existe el teatro. No se va a acabar nunca. Imagínate que en la Segunda Guerra Mundial la gente se metía en el teatro, se escuchaban las bombas y se seguía. Hay cosas que suceden. En este momento está sucediendo algo importante: están los jubilados pronunciándose. Y nosotros estamos en el teatro. Cuando me dijeron lo que estaba pasando, me dieron ganas de pegarme la vuelta, pero no lo puedo hacer porque perjudico a mucha gente, como a los que sacaron entradas. Es un refugio, para decir "acá estoy yo, resistiendo en esta idea”. Eso es lindo, porque sino ¿qué somos? ¿Seres que comen, duermen y miran televisión?

Más allá del contexto, lo que noto es que hay una reivindicación constante del cine argentino

Si... ¿por qué será? Los actores son como el pueblo. Me parece que hay una relación profunda entre lo que éramos nosotros y el cine. Contábamos realmente cómo era el argentino. Y ahora también se están dando esas cosas a través de las plataformas. Cuanto más bien observado esté el pueblo, más éxito tiene. El ejemplo es El Marginal. Chicos de 15 años me dicen “que bien, que bueno Estela”. Para mí es muy agradecido.

Ana María Picchio en la obra "Perdidamente" en el Multiteatro Comafi.

Hace poco estuviste en la Universidad de La Matanza y vos naciste cerca de ahí ¿Qué sentiste al volver a un lugar tan significativo?

Me impresionó, no la conocía, me dieron ganas de quedarme a estudiar. Dije 'wow, que bueno'. Me gustó mucho.

Y en un contexto donde la educación pública está bastante discutida...

Todo lo público está discutido. Pero hay problemas con las cosas privadas también. La gente no tiene plata para mandar a los chicos a la escuela privada, entonces ¿qué va a pasar ahí? Mis nietos van a colegio del Estado, eso por elección de la madre. No sé... es probable que también la gente que va al colegio privado se de cuenta que está bueno eso de bajarse de ahí y meterse en la escuela pública para ver qué es lo que pasa. Hay representantes de la escuela pública que hay que sacarse el sombrero, desde Cortázar hasta gente muy importante al día de hoy. Entonces... ¿qué hay en las escuelas del Estado que se aprende tanto y de una manera diferente a las privadas?

También mencionaste que esa zona es "peronista" y te emocionaba ¿Podés contar cómo ese entorno político y social marcó tu infancia o tu forma de ver la vida?

Estar del lado de la gente. Mi papá no era peronista, era radical. Mi tío era. Y es eso, estar del lado del que necesita, ahora pasa eso un poco. Uno siente se encuentra en un lugar que hay gente que te comprende, hay un alma que tiene que ver con la tuya. Y estoy hablando de la gente de la calle, no de lo que pasa en el teatro, porque es más universal, te viene a ver todo tipo de gente, algunos te quieren, otros no te quieren tanto, pero te aceptan porque saben que hacés cosas buenas. Me parece que ser peronista quiere decir eso: es estar cerca del prójimo.

¿Qué sentíste cuando empezaron a despedir gente del INCAA de forma indiscriminada?

Me duele muchísimo. Además los conozco. Mucha gente, muchos compañeros, amigos, que están sufriendo como loco. Además se habían armado cosas lindas ahí adentro. Me da mucha tristeza, conozco con nombre y apellido a los chicos que estaban haciendo cosas re lindas en los barrios. Llegaban con la cámara, hacían un testeo de cuál era el tema de lo que pasaba en el pueblo y después lo filmaban. Todo eso se acabó, no lo van a poder hacer. Duele. Pero bueno, la situación es esta: el presidente ganó. Eso no se puede discutir. Y hace lo que le gusta.

¿Y cómo se resiste?

¿Resistir desde qué lugar? Y... eso es lo que estamos viendo. Por eso digo que hay que seguir trabajando, porque es la única manera de no estar mal y de seguir entrenándose. Porque si uno se para, después se desentrena y se afloja. Hay que seguir desde el lugar donde se pueda sin molestar a nadie, haciendo lo de uno.

¿Sentís que el arte y la cultura siguen siendo herramientas poderosas para generar consciencia y reflexión?

Sí... El artista tiene que pensar. Tiene que seguir pensando. Creo que no hay que hacer discusiones con gente que no... no hay que discutir, hay que escuchar. Si vos escuchás, el otro te escucha. Pero si te vas a las manos y a la discusión, ahí perdemos los dos. Y este es el momento donde nosotros perdimos. Veamos lo que está pasando. Escuchemos, anotemos y sigamos laburando de lo nuestro. El arte y la cultura sigue siendo una herramienta con poder, totalmente. Yo creo que sí. Cuando voy al premio de Moscú con 18 años, me ponían detrás de un diario “la reconocida del Kremlin”. Para una chica de 18 años es fuerte eso. Aparte ya me habían puesto la chapa de comunista y no lo era, yo leía a escritores y autores de izquierda y la mayoría eran rusos, también italianos, pero esa cosa… ¿qué vas a leer a los 18 años? Tenés que leer todo, pero empezás con esas cosas.

¿Y vos qué hacés para resistir?

Yo veo cine en el cine. No veo televisión. No tengo Netflix. Ahora estoy leyendo mucho. Estoy releyendo cosas. Estoy cuidándome el jardín, eso es lo que estoy haciendo.

Ana, tenes 79 años y me es inevitable preguntarte cómo te llevás con el paso del tiempo

Me llevo bien ¿Sabés dónde siento los años? En que después del teatro me iba a comer y a tomar un café y ahora no lo puedo hacer. No puedo. Me agoto. Salgo de acá medio cansadita, pico algo, no todos los días, y después me voy a mi casa a dormir como si fuera trabajado en el puerto. Eso es lo que me pasa. Me vence el cansancio. Pero nada más que eso, la ropa es la misma que usaba cuando era más jovencita, las medidas mías son las mismas. El entusiasmo no lo pierdo para nada. Y me gusta el teatro y el cine. A mi me gustaría hacer cosas para las plataformas porque hice El Marginal y Vis a Vis. Y la pasé muy bien y hubo mucha repercusión. Eso me gustaría hacer, pero primero tengo que terminar el teatro, y las dos cosas no puedo.