La posibilidad de escuchar nuevamente un V8 en la parrilla 2026 encendió la ilusión de los nostálgicos. Sin embargo, a día de hoy no hay decisión para reintroducirlos en el corto plazo: las reglas de unidades de potencia ya aprobadas por la FIA mantienen el 1.6 L V6 turbo híbrido y, según reportes recientes, un eventual retorno de V8 —aun con e-fuels— sería improbable antes de 2031. Es decir, 2026 seguirá la hoja de ruta híbrida pactada por equipos y fabricantes.
¿Qué cambia en 2026 respecto del V6 actual (2014-2025)? Lo más importante: desaparece el MGU-H (el generador unido al turbo) y se dispara el protagonismo eléctrico. La potencia del sistema ERS (MGU-K) se eleva hasta ~350 kW, triplicando la cifra actual, con un reparto de potencia más equilibrado entre motor térmico y parte eléctrica. Además, se introduce combustible 100 % sostenible y se pasa a limitar la energía del combustible (no solo el caudal en masa), todo para mantener prestaciones elevadas con menor huella de carbono.
En paralelo, el mapa de fabricantes también se reordena para 2026, lo que refuerza el compromiso con estas reglas: Audi ingresa como motorista, Red Bull Powertrains se asocia con Ford, Honda vuelve con programa propio, y se mantienen Mercedes y Ferrari, entre otros acuerdos de cliente. Ese cuadro de proveedores consolida el statu quo técnico que llegará en 2026.
Mecánicamente, ¿Cómo se compararían? Un hipotético V8 atmosférico con e-fuels ofrecería entrega de potencia lineal, mayor régimen de giro y un sonido más “limpio”, con menos peso de batería y sin turbo-lag. A cambio, perdería la recuperación de energía y el empuje eléctrico sostenido que, desde 2026, será aún más influyente para tracción, defensas y ataques en recta gracias al extra de 350 kW y a nuevos modos de despliegue. El V6 turbo 1.6 L de 2026, por su parte, combinará eficiencia térmica elevada, turbo de alta presión y gestión energética avanzada sin MGU-H, apoyado en combustibles sintéticos y límites energéticos más estrictos; una receta pensada para atraer y retener a fabricantes que invierten en electrificación y sostenibilidad.
Aunque las ganas sobren, lo más probable es que para 2026 no habrá “nuevos V8” en la grilla. La F1 caminará hacia un V6 híbrido con más electricidad, e-fuels y menos complejidad en el turbo (sin MGU-H). El eventual regreso del V8 —si alguna vez se aprueba— asoma como debate para la siguiente ventana reglamentaria, no para la inminente. Hasta entonces, el duelo real será entre conceptos híbridos cada vez más eléctricos y la capacidad de cada motorista de extraer eficiencia y espectáculo dentro del marco 2026.