Cuando Estados Unidos y México se enfrenten el domingo en la final de la Copa Oro en el NRG Stadium de Houston estará en juego mucho más que los derechos de alarde regional: los coanfitriones de la Copa Mundial de 2026 necesitan demostrar que pertenecen al escenario más importante del fútbol, con el torneo a menos de un año de distancia.
El choque por el campeonato de la Concacaf llega en un momento crucial, ya que ambas selecciones han superado las difíciles rondas clasificatorias de la Copa del Mundo (ya que tienen un lugar garantizado) que normalmente preparan a los equipos para el evento más importante del fútbol.
Lo que está en juego es especialmente importante tras los reveses sufridos en el Mundial de Qatar 2022. México quedó eliminado en la fase de grupos, mientras que Estados Unidos cayó ante Países Bajos en octavos de final.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
La histórica rivalidad entre los dos vecinos norteamericanos se ha convertido en el "Clásico de la Concacaf" que define la Copa Oro. De sus siete enfrentamientos por el título desde su creación en 1991, México ha ganado cinco.
"El Tri" buscará extender su dominio y vengar su derrota por 1-0 en tiempo extra ante Estados Unidos en la final de 2021. Mientras tanto, Estados Unidos está ansioso por levantar el trofeo después de perder un lugar en la final de la Liga de Naciones de la CONCACAF tras su derrota en semifinales ante Panamá en marzo.
PRUEBA COMPETITIVA
El director técnico de México, Javier "Vasco" Aguirre, entiende lo que significaría una posible victoria para el equipo.
"Conseguir el título nos daría impulso y demostraría que el trabajo que hemos hecho no ha sido en vano. Hemos entrenado con intensidad, el grupo está comprometido y hay un fuerte sentido de unidad, casi como una familia", dijo en días pasados en conferencia de prensa.
Llegar a la final representa una mejora notable para el equipo estadounidense bajo el mando del argentino Mauricio Pochettino, quien asumió el mando en septiembre y ha orquestado un viaje inesperado a pesar de perder a una docena de jugadores habituales.
"Esta plantilla merece un crédito enorme por haber llegado a la final", dijo el ex entrenador del Chelsea después de la victoria del miércoles por 2-1 en la semifinal contra Guatemala.
Entre las ausencias clave se encuentra Christian Pulisic del AC Milan, que pidió tiempo libre, mientras que Weston McKennie y Tim Weah de la Juventus y Gio Reyna del Borussia Dortmund no pudieron participar porque la FIFA priorizó el Mundial de Clubes.
Para el delantero mexicoamericano Diego Luna, quien anotó ambos goles contra Guatemala, el partido tendrá un significado especial.
"Habiendo crecido viendo los partidos entre Estados Unidos y México, poder jugar en uno sería increíble", dijo Luna a Fox Sports el jueves.
La final del domingo servirá como ensayo general definitivo antes de que ambas selecciones ocupen el centro del escenario en la Copa del Mundo más grande de la historia el año próximo, un torneo histórico que se extenderá por toda América del Norte, con Canadá como tercer coanfitrión.
Con información de Reuters