Jugó en San Lorenzo y Huracán, dirigió 11 equipos de Primera y estuvo 65 días secuestrado: "Volví a nacer"

Se trata de Rubén Romano, uno técnico argentino que, en México, hizo una gran carrera. 

07 de agosto, 2025 | 08.00

Rubén Omar Romano comenzó su trayectoria como futbolista en Huracán en el año 1978, época en la que compartió plantel con históricas figuras como Osvaldo Ardiles y René Houseman, recientes campeones del mundo con la Selección Argentina. Volante zurdo de excelente pegada, apenas estuvo tres años en el fútbol argentino (uno de ellos jugando para San Lorenzo, el clásico rival del 'Globo', en 1987): el resto de su carrera la hizo en México, donde también tuvo todas sus experiencias como entrenador y donde vivió una experiencia que marcó su vida.

Con 35 años, Romano decidió retirarse de la actividad después de jugar una última temporada en el Atlante, equipo en el que tuvo tres etapas, tras vestir las camisetas de América, León, Necaxa, Puebla, Querétaro, Cruz Azul y Veracruz. Fue ayudante técnico de Ricardo La Volpe, de quien se convirtió en discípulo y adoptó su estilo de juego, hasta que en 1998 comenzó su primera experiencia como DT: asumió al mando de Atlético Celaya, un conjunto que estaba al borde del descenso en la Primera División de aquel país. Luego de dos grandes campañas, sus dirigidos se salvaron de caer a la segunda categoría y el argentino comenzó a hacerse un nombre como estratega, apostando por un fútbol vistoso y ofensivo.

El paso por los Tecos del flamante entrenador en el 2000 duró apenas un año: si bien logró clasificar a los cuartos de final de la competición, los malos resultados en la siguiente campaña y la negativa de hacer jugar a Juan Carlos Leaño (sobrino de un dirigente de la institución) causaron su despido. En 2002, asumió en el banquillo del Morelia en reemplazo de su compatriota Miguel Ángel Russo y comenzó así su mejor etapa en México. El cuadro de Michoacán alcanzó cuatro finales bajo su dirección técnica (Apertura 2002, Clausura 2003, CONCACAF 2002 y 2003) y, aunque no logró ganar ninguna, se consolidó como uno de los mejores del país durante esos años.

En 2005, Romano, que había pasado por el Pachuca durante el año anterior, fue anunciado como nuevo técnico del Cruz Azul. El Clausura finalizó con una dolorosa eliminación en semifinales frente al clásico América, por lo que las expectativas del equipo estaban altas para el segundo torneo del año. Sin embargo, a menos de dos semanas del arranque de la competición, el DT argentino fue secuestrado en Xochimilco, al sur de la Ciudad de México, a pocos metros del centro de entrenamiento de los 'Cementeros'. Fueron 65 días de cautiverio hasta que el 21 de septiembre fue rescatado en un operativo de la Agencia Federal de Investigación, tras varias semanas de cobertura mediática incesante en medios deportivos. "Volví a nacer", expresó tiempo después.

El ex jugador de Huracán y San Lorenzo se reincorporó rápidamente a dirigir a su equipo, que finalmente cayó en cuartos de final ante el Toluca. Desde entonces pasó por Atlas en tres ocasiones, América, Santos Laguna, Tijuana y Puebla; además, tuvo un segundo ciclo en Morelia. Su última experiencia finalizó en 2023 al frente del Mazatlán, y desde entonces está sin equipo aunque confesó que busca nuevas oportunidades en el exterior y que le gustaría dirigir en el fútbol argentino.

Romano se lamenta: no pudo ganar ninguna de las seis finales que disputó en México (cuatro con el Morelia y dos con Santos Laguna).

Rubén Omar Romano nunca pensó en irse de México, ni siquiera después de la traumática experiencia que significó su secuestro, ya que considera que es su "casa" y que ya se adaptó a vivir allí. Aún así, nunca perdió los modismos argentinos: continúa tomando mate, tiene un restaurant en Guadalajara en el que se come asado e incluso, en entrevistas recientes que realizó, se le vislumbra la tonada y los característicos gestos rioplatenses. En 2021 se operó del corazón por problemas causados por tabaquismo, un hábito que dejó desde entonces; dos años antes, fue testigo de cómo el artífice de su secuestro, José Luis Canchola, fue condenado a 31 años de prisión por aquel hecho. "Fue un momento muy difícil en mi vida pero gracias a Dios lo puedo contar", expresó años después. Ahora, está a la espera del próximo desafío en el fútbol, un ambiente del que formó parte toda su vida.