En muchas oportunidades, los sueños de los atletas chocan contra una pared de realidad que representa la falta de apoyo y financiación gubernamental. Mientras el presidente Javier Milei profundiza el vaciamiento del histórico CeNARD (Centro de Alto Rendimiento Deportivo) y el gobernador Maximiliano Pullaro replica el modelo de ajuste en todas las áreas de la provincia de Santa Fe, deportistas persisten incansablemente y se abren caminos hacia sus metas con pura determinación y sacrificio.
Uno de estos casos de superación es el de Valentina Parola. La joven de 23 años resultó la primera rosarina convocada a la Selección Argentina de tenis de mesa: no solo logró un hecho inédito e histórico para la ciudad al quedar entre las cuatro mejores del país y ganarse el derecho de representar la bandera nacional en el Sudamericano de Lima, sino que además debió costear su viaje con recursos propios. Mientras debía estar concentrada en sus entrenamientos, Valentina organizó rifas, torneos a beneficio, extendió sus horas como entrenadora de clases particulares o grupales en clubes, todo con el afán de juntar los 2 mil dólares necesarios para costear sus pasajes y estadía.
De un clasificatorio en el CeNARD surgieron los ocho nombres que representarán al país en el torneo de tenis de mesa más importante de la región, que se realizará del 23 al 29 de junio. Este campeonato reunirá a los mejores exponentes de la disciplina provenientes de Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Paraguay y Perú, quienes competirán en las categorías individual, dobles mixto y por equipos, tanto en la rama femenina como masculina.
Allí estará Valentina, quien luchó a contrarreloj para dar presente: la oriunda de Rosario aseguró que llegar a donde está "lleva mucho esfuerzo y muchos años de meterle duro" y se mostró "muy contenta y agradecida" con la oportunidad de oro que se ganó a una corta edad. La delegación nacional está reunida desde el pasado lunes 16 en Buenos Aires y, finalmente, partirá hacia territorio peruano este sábado 21 para formar parte del certamen que pone en juego la clasificación al Panamericano de Estados Unidos. Bajo la mirada de la entrenadora Paula Fukuhara y del técnico Diego Temperley, los jugadores y jugadoras se prepararon con entrenamientos en doble turno para llegar bien afilados al torneo.
Valentina tiene una doble carrera: además de ser jugadora de un deporte que describe como una "partida de ajedrez, pero corriendo una maratón", también es estudiante de Arquitectura en la Universidad de Rosario (UNR). En medio del desfinanciamiento que sufren las universidades nacionales por decisión de la administración de La Libertad Avanza (LLA), la joven destacó el "apoyo constante" de la casa de altos estudios para lograr su progreso deportivo. Además, contó que su club, el Centro Progresista, y la Asociación Santafesina de Tenis de Mesa también resultan un soporte para que pueda formar parte de las competencias, "todo a pulmón".
En diálogo con El Destape, la integrante de la Selección nacional de tenis de mesa contó sus sensaciones sobre esta histórica convocatoria, habló sobre sus comienzos, cuándo inició su pasión por el ping pong, evidenció la disparidad de género a nivel nacional y relató las presiones y dificultades económicas que tuvo que atravesar para alcanzar sus objetivos.
-¿Cómo se despertó tu pasión por el tenis de mesa?
- Yo arranqué a los 11 años cuando estaba en la primaria y arranqué porque le quería ganar a mis amigos. Había una mesa en la escuela y nos juntábamos a jugar ahí, entonces empecé a joder a mis viejos para que me lleven a un lugar para entrenar. Todo me quedaba muy lejos porque vivo cerca de zona oeste y lo mejor que habíamos conseguido era un bar en la calle Lima y Rioja que tenía mesas de alquiler.
Justo ese día que llegué, había un torneo, lo jugué y lo gané. Después de eso, el coordinador del torneo, Hugo Pereira, me llevó a entrenar a la Asociación Japonesa y, a fin de ese mismo año, hicieron un torneo nacional en Rosario sub 11, donde quedé tercera.
-¿Cómo fueron tus comienzos competitivos?
Después del sub 11 empecé a participar en más torneos nacionales y me convocaron para que juegue los selectivos, donde las mejores ocho o 10 del ranking juegan un piramidal y las cuatro mejores clasifican a la Selección Argentina. Ese año no clasifiqué, pero recién al otro, cuando ya era sub 13, clasifiqué por primera vez a la selección para jugar un torneo que fue justamente en Perú, como es ahora.
Tras esa clasificación, empecé a entrenar más en Gimnasia y Esgrima de Rosario, donde concentraba la selección nacional de Santa Fe. Me quedé ahí por un par de años y muchas veces me llamaban para entrenar en CeNARD. A los18, me llamaron para jugar en Europa y estuve en mi primer equipo en Islas Canarias para jugar primera división de mujeres.
¿Dónde competís actualmente?
-Desde los 18 más o menos que compito en Europa y participo de la Liga Europea. Ahora estoy en un equipo que se llama Atalaya Gijón, que queda en Asturias. El año pasado tuve un buen resultado en un abierto a la República, que es el segundo torneo más importante del año. El primero es el nacional que justo este año se hace en Rosario, del 9 al 13 de julio y bueno, el segundo más importante es el abierto a la República que se juega siempre a fin de año en Buenos Aires.
-¿Cómo repartís tus tiempos entre tu doble carrera, facultad y tenis de mesa?
-Como el calendario de Europa es diferente porque ellos viven en invierno cuando nosotros estamos en verano, en general suelo viajar cuando termina el cronograma académico de la facultad. En noviembre, viajo a jugar y, por Ley del Deporte, me permiten ingresar más tarde. Eso que quiere decir que termino de cursar, es decir, saco las materias y después ingreso cuando termina el calendario de la Liga de España. También depende de cómo nos vaya, a veces termina antes, otras después. Este año terminó en abril, pero el año pasado me volví en mayo.
Hay muchas veces que si no estoy entrenando, estoy estudiando. Si tengo que preparar las entregas finales, hay veces que me quedo hasta la 1 de la de la mañana y me organizo como para dormir 7 horas, así le puedo meter también al estudio y puedo hacer las dos cosas.
-¿Qué diferencias notables o desafíos notaste sobre la participación femenina en el tenis de mesa?
-Cuando me juntaba a jugar con mis compañeros en la primaria eran todos varones. Eso no fue un impedimento, aunque el tenis de mesa es un deporte que no tiene tantas mujeres, pero porque no está bien difundido.
Cuando empecé a competir en Europa, una de las cosas que más me chocó para bien es que allá no podés jugar contra hombres y es casi todo mixto. Cuando te vas a España, Italia o cualquier otro país, es todo por género. No existe la posibilidad de que vos te encuentres contra un hombre o viceversa. Es impresionante cómo vos capaz jugás un torneo en una ciudad que tiene 200 mil habitantes y hay 70 mujeres que juegan el torneo. Eso en Rosario no pasa.
-¿Cuál fue la importancia de tus entrenadores para tu crecimiento personal y deportivo?
-El tenis de mesa es bastante individual. Sii bien nosotros jugamos categorías por equipos, termina siendo un poco individualista y muy competitivo. Dentro de los entrenadores que tuve, que son un montón, destaco mucho a Damián Rajmil, que siempre estuvo conmigo y me apoyó en todos los entrenamientos desde que tengo 12 años. Lo veo casi como un hermano porque llevamos casi la mitad de mi vida juntos. Con él nos centramos mucho en hacer la carrera deportiva más allá de si lograba estar o no en la Selección. Buscamos mejorar mi juego, avanzar, disfrutar y también pensar en la Liga de Europa para mejorar el nivel y representar a Argentina de otra manera.
Después hay otros que son de Buenos Aires o que estuvieron en Europa y la verdad que los más importantes fueron los que me dijeron que podía y que se centraron en las cosas buenas que tenía más que en las malas, y así pude avanzar. Entre ellos está Juan Chamachiro, que es de Buenos Aires, y Jonathan García, el entrenador en España que tengo hoy.
-¿Cuáles fueron las dificultades económicas que padeciste a lo largo de tu carrera y quiénes te ayudaron para poder sostenerla?
-Había veces que siendo sub 13 o sub 15 iba a la Federación y pagaba todas las competencias internacionales, pero otras no, depende mucho del gobierno turno, obviamente. Yo varias veces tuve que costearme los torneos. También tuve mucho apoyo de los clubes en los que entré y para los que doy clases los sábados.
Muchas veces, la Asociación de Santa Fe pagaba las inscripciones y le daba importancia a los que por ahí no tenían posibilidades y nos pagaban todo, pero bueno, hace varios años que está todo bastante complicado y se hace cuesta arriba. Este año recortaron todo a todos, no le pagan a nadie de la Selección absoluta
En años anteriores había becas para los deportistas, pero ya no cuento con eso porque le recortaron todo a todos, ni siquiera le pagan a nadie del seleccionado absoluto. Desde el Municipio de Rosario y el Gobierno de Santa tampoco hubo mucha respuesta.
El 2024 fue muy difícil. Me sacaron la beca porque no hubo torneos internacionales, entonces no se disputaron clasificatorios y, además, en la Liga de España no me había ido muy bien. Como todo esto fue bastante duro para mí, me lo empecé a tomar también de otra manera: en vez de de intentar ser tan exigente, pensé en disfrutarlo más. A partir de ahí comencé a jugar mucho mejor y a tener mejores resultados.
-¿Cómo fue el torneo clasificatorio para llegar a la Selección Argentina?
-Tres chicas fueron elegidas por el cuerpo técnico, entonces quedaba un lugar para completar el equipo que se definió por rendimiento en campeonatos. Hubo tres torneos entre las mejores del país, dos en mayo y uno en junio, que se jugaron al mejor de siete sets. No tenemos entrenadores ni nada, sólo está la seleccionadora observando todo, que es la que después elige. Y gracias a los buenos resultados que obtuve, quedé en el equipo. También influyó que venía compitiendo a nivel internacional. Después de esos tres torneos me eligieron a mí y estoy muy contenta porque toda la vida soñé con estar ahí en la Selección y la oportunidad representa un poco del resultado del esfuerzo de muchos años.
-¿Cuáles son tus expectativas en el Sudamericano de Lima?
-Tenemos la intención de clasificar a los Panamericanos y para eso uno tiene que llegar a tener medalla por equipos. El sistema por equipos es muy parecido al de tenis con el de la Copa Davis. Si logramos quedar entre las mejores tres de Sudamérica, podemos clasificamos. En mi caso particular, esto es una experiencia nueva y es super importante. Si los resultados se dan, sería espectacular y, si no, todo esto es un aprendizaje para los siguientes torneos.