Tras el colapso del plan económico de Luis Caputo, el Gobierno de Javier Milei ya anuncia la intención de pedirle un préstamo extraordinario al Tesoro de los Estados Unidos. Pero esta necesidad va mucho más allá de hacer frente solo a los vencimientos de bonos en enero y julio de 2026. En verdad, también se debe a que en los próximos cuatro años habrá vencimientos con el FMI unas seis veces mayores a los desembolsos que el propio organismo de crédito le girará a Argentina.
El Banco Central no paró de consumir reservas esta semana para contener al dólar sobre el techo de la banda, a unos 1.475 pesos. En solo tres jornadas hábiles, debió desprenderse de 1.110 millones de dólares solo con el fin de evitar una brusca devaluación forzada por el mercado antes de las elecciones.
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La cuestión es que tocar el techo de las bandas significó que el BCRA acelerase la salida de reservas, debido a que se vio habilitado a usar la porción de ellas que adquirió por los desembolsos del FMI, según la letra del propio acuerdo. Ello supone un ritmo de ventas insostenible que podría gastar buena parte de la liquidez que le queda al Banco Central de acá hasta las elecciones del 26 de octubre.
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Esto activó la incertidumbre entre los inversores acerca de la capacidad de Argentina de hacer frente a sus compromisos de deuda de los próximos meses. Según admitió el propio Milei al dar una entrevista a La Voz en Córdoba, en enero próximo el país debe cumplir con pagos por 4.000 millones de dólares, a lo que se suma el pago de otros 4.500 millones de dólares en julio.
Para eso, el Presidente reconoció que se encuentra negociando un préstamo de los Estados Unidos, que se daría a través de su Fondo de Estabilización Cambiaria (FSE), una posibilidad que fue anticipada por Scott Bessent, titular del Tesoro norteamericano, cuando visitó Buenos Aires en abril pasado.
Los vencimientos con el FMI
Pero lo cierto es que el problema es, incluso, mucho peor de lo que el Gobierno admite. El otro factor que pesa sobre las finanzas nacionales, como anticipó El Destape en abril, es que el préstamo de 20.000 millones de dólares acordado con el FMI estuvo estructurado de modo tal que un 75% del mismo, unos 15.000 millones de dólares, fue girado este año
Esto deja desembolsos de muy poco volumen, solo 6.000 millones de dólares en total, para el período 2026-2029, cuando los vencimientos con el mismo FMI son de unos 32.000 millones de dólares, seis veces superiores.
Concretamente, el staff report de agosto especifica que Argentina debe pagarle al FMI 4.132 millones de dólares en 2026, 7.521 millones en 2027, 9.631 millones en 2028 y 11.035 millones en 2029. En total, pagos por 32.319 millones de dólares en los cuatro años, mayormente debido al calendario establecido en el acuerdo de 2022 con Martín Guzmán.
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Al contrario, los desembolsos del FMI a Argentina serán de solo 1.853 millones de dólares en 2026, 1.686 millones en 2027, 1.686 millones en 2028 y 842 millones en 2029. En total, desembolsos por 5.056 millones de dólares en el período en los cuatro años. Las variaciones fueron mínimas entre el acuerdo original de abril y la revisión de agosto, probablemente debido al cambio en la cotización de los Derechos Especiales de Giro frente al dólar.
Se trata de un esquema totalmente excepcional para un acuerdo del Fondo, que en general distribuye los desembolsos a lo largo de todo el programa en lugar de concentrarlos al principio. Por supuesto, esta enésima excepción con Argentina hubiera sido imposible sin el favor político de Donald Trump, que le permitió al gobierno de Milei obtener un colchón de dólares para salir del cepo y mantener el tipo de cambio barato antes de las elecciones.
Fuentes de financiamiento agotadas
El supuesto del FMI es que Argentina lograría financiar la diferencia entre los desembolsos y los vencimientos a través de otras fuentes. En primer lugar, la de los otros organismos de crédito internacional (Banco Mundial, BID y CAF), que, según detalla el staff report del FMI, girarán a Argentina fondos por unos 5.000 millones de dólares al año entre 2026 y 2029.
Sin embargo, hay otra fuente de financiamiento que el FMI daba por sentada pero que hoy está totalmente descartada: la de los mercados internacionales.
Según el staff report, el FMI y Argentina preveían, incluso en la revisión de agosto, que el país vuelva al mercado de deuda tradicional en 2026 y consiga financiamiento por 4.000 millones de dólares ese año, 5.000 millones en 2027, 5.000 millones en 2028 y 6.000 millones en 2029.
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Pero esto suponía que el riesgo país bajara a por lo menos unos 500 puntos básicos. Al contrario, la fuga de reservas y la incertidumbre por la capacidad de Argentina de afrontar sus pagos desplomó la cotización de los bonos en dólares, lo que llevó al riesgo país por encima de los 1.400 puntos en la última semana.
Pese a que el FMI festejaba en julio que el país regresó anticipadamente a los mercados internacionales de deuda, una afirmación dudosa basada en la licitación de los Bonte suscriptos en dólares, ahora quedó en evidencia que la realidad es otra: con este nivel de riesgo, ningún privado le dará un dólar al Gobierno.
Por si fuera poco, Milei y Caputo ya hicieron uso de otras vías de financiamiento en los últimos meses. El blanqueo lanzado el año pasado permitió el ingreso de más de 31.000 millones de dólares al sistema. Los bancos prestaron unos 2.000 millones de dólares a través del Repo lanzado en junio. Y otros organismos internacionales giraron o girarán algo más de 5.000 millones de dólares en el año (3.000 millones de dólares el BID, 2.000 millones el Banco Mundial y 300 millones la CAF).
Además, el agro ya liquidó la mayor parte de su cosecha en la primera mitad del año, ya que a la época de cosecha gruesa se le sumó la advertencia de Milei sobre que la baja de retenciones no seguiría tras julio, un avisó que finalmente incumplió.
En resumen, dinero que se fue en sostener la salida del cepo con un dólar barato, que finalmente derivó en un dólar sobre el techo de las bandas pero ahora ya sin reservas suficientes para defender el peso. El Gobierno se enfrenta al peor de los mundos semanas antes de las elecciones.