Que la Argentina se está dividiendo en dos ya no es un secreto para nadie. Cada vez más, se percibe un consumo de bienes durables que crece a dos cifras contra un consumo de bienes básicos que continúa cayendo o en el mejor de los casos crece con mucho atraso.
La cuestión pasa a ser, ahora, quiénes son los que están de un lado y quiénes están del otro. Se trata de una división que atraviesa la segmentación entre trabajadores registrados y no registrados, pero que también va más allá. Y que muestra una concentración cada vez mayor de la riqueza en el decil más rico de la población, beneficiado por el modelo de valorización financiera de Javier Milei.
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Los indicadores muestran que las categorías de consumo que crecen y que traccionan el consumo general al alza son las de bienes durables asociados a los sectores acomodados. Y que, al contrario, las categorías de consumo que decrecen son las de bienes no durables, asociadas a la población en general, o sea mayoritariamente a sectores medio-bajos y bajos.
Así, un informe de la consultora PxQ que se conoció en los últimos días mostró que entre los rubros que más crecieron en términos interanuales, entre el primer trimestre de 2025 y el primero de 2024, se destacan las escrituras en CABA y PBA (+97%), patentamientos de autos (+87,3%) y de motos (+63,2%) y los electrodomésticos (+46,9%).
En contraste, entre los bienes no durables, la mayoría de los rubros exhibieron números negativos en la comparación interanual. El mayor retroceso se dio en el consumo de productos de almacén (-16,6%), seguido por bebidas (-13,5%), alimentos y bebidas en general (-9,3%), panadería (-8,1%) y lácteos (-1,6%).
Se trata de un patrón de consumo que, en verdad, no tiene nada de extraño si se compara con el de la mayoría de los países de América Latina, pero del que, hasta ahora, Argentina había podido mantenerse alejada, al menos desde el final del menemismo. Ahora, la peruanización avanza.
Privados que ganan y privados que pierden
La pregunta es, entonces, quiénes son los que están de un lado y quiénes son los que están del otro. Hay, en primer lugar, una evidente división, dentro de los trabajadores registrados, entre los privados y los públicos.
"Entre los propios asalariados registrados, las situaciones de quienes se desempeñan en el sector privado y en el público muestran grandes diferencias. Los privados tienen un poder adquisitivo que, aunque está en descenso, en promedio se aproxima a niveles cercanos a los existentes antes de la asunción del gobierno actual. Los trabajadores del sector público, en cambio, perdieron más del 15% de su poder de compra", precisó Mariana González, economista experta en el mercado de trabajo del CIFRA de la CTA de los Trabajadores.
Pero la heterogeneidad también se ve dentro de los privados registrados. Para Martín Kalos, director de la consultora Epyca, el consumo crece particularmente por "los privados registrados de mayor ingreso", vinculados a "ciertas industrias o ciertos servicios de mayor ingreso o mejores paritarias, que son menos cantidad de personas que antes".
Se trata de gremios poderosos con buen desempeño histórico en las paritarias y que, por lo general, lograron ganarle a la inflación en el último año, como los aceiteros, bancarios, camioneros, petroquímicos, metalúrgicos o petroquímicos, entre otros.
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El resto, la mayoría, sufrió el tope paritario del 1% mensual impuesto por el Gobierno desde inicios de año, que volvió a dejar al filo del atraso a sus salarios reales cuando estos ya estaban recuperando sus niveles de noviembre de 2023. Un proceso que, reconoció Kalos, se da incluso teniendo en cuenta las sumas fijas arregladas por muchos sindicatos que, en los hechos, llevan al acuerdo salarial por encima el techo oficial.
El problema, en este sentido, es también el mediano plazo del último año y medio. Esta mayoría de privados registrados que recién ahora volvió a niveles de salario real similares a los de la era pre Milei "en el medio perdió mucho, entonces no tuvo capacidad de consumo y seguramente hoy está en mora con la tarjeta de crédito, intentando ponerse al día con lo que se endeudó en los meses pasados", agregó Kalos.
Por fuera de los trabajadores registrados, hay otros dos sectores que hacen pesar la balanza para el lado de la caída de los bienes no durables. Por un lado, los trabajadores informales, que, remarca el economista de Epyca, "perdieron un montón el último año" incluso pese a la suba real de prestaciones como la AUH y la Tarjeta Alimentar. Por el otro, "los hogares que dependen de jubilaciones o pensiones, especialmente de la jubilación mínima", señaló Mariana González. En total, casi un 40% de los trabajadores del país son informales, mientras que más del 60% de los jubilados cobra la mínima.
El crédito y la valorización del patrimonio, los mecanismos clave
Para Daniel Schteingart, economista y director de Fundar, el consumo de bienes no durables no cae tanto si se toma en cuenta a todos los canales y no solo a los supermercados. Además, remarcó que los últimos datos del Indec muestran una mejora de la distribución del ingreso respecto a la de un año atrás.
Aun así, Schteingart ve dos mecanismos que hacen que, pese a esa mayor igualdad del ingreso, haya una brecha cada vez mayor entre ricos y pobres, y que justamente no pasan por los ingresos corrientes.
"El primero es que el decil más rico tiene un patrimonio mucho más grande que el decil más pobre, y tiene parte de ese patrimonio en instrumentos financieros, como acciones y bonos que se revaluaron mucho en la era Milei y hasta duplicaron su valor. No me extraña que, entonces, vos destines parte de esa ganancia a comprarte un auto o viajar al exterior", explicó.
"Y el segundo factor es la vuelta del crédito mediante las cuotas, al que acceden mayormente los hogares más acaudalados. Si bien en todos los deciles tenés a alguien que consume a crédito, los que acceden son, más que nada, los que tienen tarjeta. Entonces, cuando se va el crédito es como nivelar para abajo. Los pobres ya no tenían crédito pero los ricos dejan de tener cuotas sin interés. Ahora que vuelve, los que tienen más oportunidades son los más ricos", agregó el economista de Fundar.
En este sentido, remarcó Kalos, "parte de la explicación es que los bienes durables tienen más componente en dólar e importado que los bienes no durables", por lo que, ante el dólar barato, "el que está pensando si lo que cambia es un bien durable como una heladera o algo más chico no durable, ve que tiene incentivo a comprar el durable".