Los repartidores de apps de delivery tienen que hacer casi 500 pedidos para sobrevivir

Las apps de delivery profundizan la precarización laboral al compás del derrumbe de ingresos. Cada vez más personas se suben a la bici o la moto para sostener los hogares y la "torta" de pedidos se achica.

19 de noviembre, 2025 | 11.55

Un informe privado presentó un nuevo análisis sobre el trabajo en plataformas y las crecientes dificultades económicas de quienes dependen de las aplicaciones de delivery. El indicador central del documento al que accedió El Destape muestra cuántos pedidos deben completar los repartidores para cubrir necesidades básicas. En un contexto de ingresos inestables y precarización laboral, los trabajadores se ven obligados a deambular por las calles casi 500 veces por mes para sostener un hogar.

La irrupción de las apps de delivery transformó la dinámica laboral urbana en Argentina. Jóvenes, migrantes y trabajadores sin estabilidad formal encontraron en estas plataformas una opción rápida de ingreso, aunque atravesada por volatilidad y ausencia de parámetros claros. Frente a este escenario, la Fundación Encuentro desarrolló el Coeficiente de Alcance del Pedido Promedio (APP), una herramienta que permite medir cuántos pedidos debe realizar un repartidor para cubrir distintos niveles de subsistencia.

El APP parte de una unidad concreta: el pedido promedio -sin incluir propinas- que recibe un trabajador por entrega. En septiembre de 2025, ese valor fue de $2.553,6, resultado del promedio entre Rappi y PedidosYa. A partir de ese ingreso unitario, el indicador compara la cantidad de pedidos necesarios para cubrir desde la alimentación básica hasta el alquiler o el salario mínimo.

Para no ser pobre, un repartidor debe hacer casi 500 pedidos al mes

El dato más contundente del informe señala que, en septiembre, un trabajador necesitó 461 pedidos para alcanzar la Canasta Básica Total de un hogar tipo de cuatro integrantes. Esta cifra coloca en evidencia la magnitud del esfuerzo requerido para no vivir en un hogar bajo la línea de pobreza. En julio se requerían 450 y en agosto 454, lo que refleja la curva descendente de los ingresos. El ajuste también se observa en costos cotidianos: pagar la cuota de monotributo requiere 15 pedidos, y llenar un tanque de nafta, 2 pedidos.

Otros indicadores son igualmente ilustrativos:

  • 344 pedidos para igualar el ingreso individual promedio del país.
  • 149 pedidos para sostener a un adulto sin alquiler.
  • 67 pedidos para cubrir la alimentación básica.
  • 190 pedidos para afrontar la canasta de crianza de un hijo.
  • 271 pedidos para pagar un alquiler promedio en CABA.
  • 126 pedidos para llegar al Salario Mínimo Vital y Móvil.

La precarización laboral se expresa en ingresos inestables y costos a cargo del trabajador

El informe subrayó que los ingresos en las apps de delivery dependen de factores ajenos al trabajador: demanda de pedidos, clima, distancia, tiempos de espera y criterios de asignación que suelen ser opacos. A ello se suman los costos que cada repartidor asume por su cuenta:

  • Combustible y mantenimiento del vehículo.
  • Equipamiento y reposición.
  • Plan de datos móviles.
  • Aportes fiscales como monotributo.

El documento destacó que esta estructura convierte a los repartidores en trabajadores expuestos a ingresos variables y volátiles, con márgenes reducidos entre lo que cobran por pedido y el costo de sostener la actividad. A diferencia de los empleos tradicionales, en el reparto a través de plataformas no existen tablas salariales, escalas ni referencias unificadas sobre ingresos. Cada repartidor organiza su jornada en función de los pedidos que logre completarse y de la disponibilidad que asignen las plataformas.

En este sector, la precarización laboral se manifiesta en tres dimensiones:

  • Falta de información pública: no existen datos oficiales sobre cantidad de repartidores, distancia recorrida, horarios o ingresos reales por zona.
  • Heterogeneidad extrema: los valores varían según vehículo, complejidad del pedido, hora y plataforma.
  • Ausencia de un piso de derechos: la relación laboral no se configura como empleo formal, pero sí reproduce las dinámicas de dependencia económica.

La vivienda y la crianza, los gastos que más afectan a los repartidores

El análisis de julio a septiembre muestra que la inflación pega más fuerte en dos categorías: alquileres y crianza. El alquiler promedio subió la exigencia en 11 pedidos adicionales, mientras que la canasta de crianza aumentó entre 3 y 4 pedidos.

En contraste, rubros como combustible, monotributo y salario mínimo tuvieron variaciones menores, manteniéndose estables en términos de pedidos necesarios. Estas variaciones permiten observar cómo los aumentos macroeconómicos se traducen inmediatamente en mayor esfuerzo para quienes dependen de las plataformas.