El primer cimbronazo en el mercado lo dio el resultado de las elecciones de medio mandato en la provincia de Buenos Aires, y ahora los hombres de negocios se debaten que podría deparar el futuro en términos económicos un eventual derrota a nivel nacional. Entre los inversores comienzan a hacer números en cuenta regresiva. El riesgo país, coqueteando con los 1.200 puntos, es un termómetro –aunque imperfecto—de las expectativas financieras. Si el mileismo pierde las nacionales y no logra una conformación legislativa que le permita avanzar en las reformas estructurales que exige el mercado para mantener abierto el grifo de fondos frescos para conservar el actual sistema piramidal de deuda, el Gobierno, sin posibilidad de seguir renovando vencimientos, deberá acumular un nivel de reservas inédito en los dos años que le quedan de mandato para no entrar en un nuevo default.
“Dado que hay reservas netas por 6.900 millones de dólares, en un escenario sin rollover el Tesoro o el BCRA tendrán que comprar cantidades enormes de divisas en el mercado. ¿Cuántas? 27.300 millones de dólares para llegar a final de mandato con reservas netas nulas”, señaló el último informe de 1816. Este monto a alcanzar contempla varias implicancias, desde medidas que podrían implementarse para aceitar el ingreso de divisas, que incluye una eventual devaluación de la moneda, como cerrar el canal de salida de dólares para la compra (restablecer el cepo). Con el actual atraso cambiario, las exportaciones no son competitivas y el comercio exterior seguiría sin ser una alternativa viable de acumulación de reservas, mientras el mercado podría dejar de ser un canal de auxilio para la dupla que integran el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili.
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Desde hace un par semanas, se tornó difícil imaginar un riesgo país de 500 puntos, que permita emitir deuda en el exterior. La posibilidad de volver a colocar bonos en pesos a inversores offshore también luce más lejana: los que compraron el Bote 30 hace menos de cuatro meses acumulan una pérdida de 27 por ciento en dólares. “En función del resultado de octubre, el mercado empezará a analizar el programa de Gobierno como un 'Plan Llegar' (hasta 2027 sin rollover)”, señaló la consultora que dirige Adrián Rozanski.
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Sin rollover, no hay paraíso
En las últimas licitaciones de deuda quedó en evidencia las dificultades que encuentra el esquema económico de seguir renovando vencimiento y capitalizando una bola de nieve de vencimientos que presiona sobre el tipo de cambio. La dupla Caputo-Bausili debió aplicar un fuerte apretón monetario a los bancos para impedir la dolarización de los pesos que no logró renovar. Sin embargo, ese esquema contractivo, con una suba de encajes a niveles extraordinarios y tasas de interés por las nubes—no es compatible con una economía sana que permita generar tanto pesos como dólares para cumplir de manera sustentable con los próximos compromisos financieros. Hasta el propio Fondo Monetario reconoce que el ajuste se pasó de rosca.
Desde que asumió el Gobierno, las reservas brutas aumentaron en 19.500 millones de dólares, pese a que el Fondo desembolsó en un nuevo acuerdo 22.000 millones. Salvo un nuevo aporte del organismo, algo inesperado si en octubre pierde las elecciones y con ello se esfuman las posibilidades de un mayor ajuste, el esquema financiero requerirá de dólares frescos que no vendrían ya del mercado.
“Entre el FMI (pagos netos por 9.500 millones de dólares), Bonares y Globales (15.600 millones a privados), Club de París (800 millones, Bopreales (4.800 millones) y los REPOs del BCRA (3.500 millones hay que pagar entre capital e intereses por 34.200 millones de dólares desde ahora y hasta fin de 2027. Dado el actual nivel de reservas netas, el Tesoro o el BCRA tendrán que comprar “cantidades enormes de divisas en el mercado”. En los próximos dos años debería acumular 27.300 millones de dólares para llegar a final de mandato con reservas netas nulas. Esto implica un ingreso de 1.000 millones de dólares mensuales a las arcas del BCRA. Si se llega con reservas negativas como las que encontró al asumir y sin los aportes extraordinarios del FMI y otros organismos de crédito, el mileismo deberá sumar 15.300 millones de dólares.
“No es fácil imaginar las fuentes de financiamiento si octubre no es sumamente exitoso para el Gobierno”, sostuvo el informe de 1816. El precio de los bonos Globales ya asignan una chance relevante al escenario en que no hay acceso al mercado. La posibilidad de renovar los REPOs a 2028 (o emitir otros) no luce sencilla si el mercado querrá evitar comprar papeles con vencimiento en el próximo mandato. “Con una demanda tan grande de divisas del Tesoro y/o del BCRA en el mercado de cambios, parece difícil que el tipo de cambio pueda mantenerse en términos reales en niveles parecidos a lo que es actualmente el techo de la banda si la elección de octubre no cambia fuerte la sensación política que quedó el último domingo”, agrega el documento.
El tipo de cambio real no será tampoco el mismo sin acceso al mercado y sin posibilidad de renovar vencimientos. “Eso no quiere decir que de aquí a las elecciones el equipo económico no pueda mantener bajo control el que quizás sea el precio más importante de la economía, pero a la larga, si el Gobierno necesita acumular dólares con una cuenta capital limitada, será necesario un superávit de cuenta corriente muy alto, que probablemente implique un tipo de cambio real bastante más depreciado que el actual”, concluye el documento de la consultora.