La inflación volvió a convertirse en un tema central en la agenda económica de Sudamérica. Tras los efectos de la pandemia, la guerra en Ucrania, la suba internacional de los alimentos y la energía, y la volatilidad de los mercados financieros, muchos países de la región enfrentan tasas de inflación que ponen en jaque tanto al consumo como a la estabilidad macroeconómica.
Cada banco central está tomando medidas distintas según su contexto político y económico. Mientras algunos endurecen la política monetaria con subas de tasas, otros intentan apuntalar el crecimiento y la recuperación pospandemia. El resultado es un mapa diverso, con realidades muy dispares entre países vecinos.
En paralelo, los inversores de la región siguen atentos a cómo estas decisiones impactan en el valor de las monedas y en los mercados cambiarios. Plataformas financieras como Exness, que permiten operar tanto en divisas como en criptomonedas, se convierten en herramientas clave para quienes buscan posicionarse frente a la volatilidad sudamericana.
La inflación como desafío estructural
Sudamérica convive con la inflación desde hace décadas, pero en los últimos años la situación se agravó por factores globales y locales:
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Precios internacionales en alza: alimentos y combustibles se dispararon, golpeando el bolsillo de los hogares.
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Devaluaciones internas: monedas como el peso argentino o el bolívar venezolano sufrieron depreciaciones abruptas.
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Factores políticos: la incertidumbre en torno a elecciones y cambios de gobierno suele traducirse en inestabilidad económica.
Lo que diferencia a esta etapa de otras es que, incluso en países históricamente más estables como Chile, Uruguay o Perú, la inflación superó los niveles que los bancos centrales consideran “razonables”.
Cómo responden los bancos centrales
Argentina: la lucha contra la inercia inflacionaria
Con una inflación anual que supera los tres dígitos, el Banco Central de la República Argentina aplica tasas de interés muy altas en un intento de frenar la escalada de precios. Sin embargo, la falta de confianza en el peso y la dolarización de facto de la economía limitan la efectividad de esas medidas.
Brasil: un ciclo de subas y bajas
El Banco Central de Brasil fue uno de los primeros en la región en reaccionar con subas agresivas de tasas a partir de 2021. Esa estrategia ayudó a controlar la inflación en torno al 4-5% anual, aunque a costa de enfriar la economía. En 2024, comenzó un ciclo de reducciones graduales para estimular el crecimiento, siempre bajo una estricta mirada del mercado.
Chile y Perú: modelos de disciplina monetaria
Ambos países cuentan con bancos centrales independientes que priorizan la estabilidad. Las políticas de suba de tasas y control del gasto público permitieron mantener la inflación más cerca de los dígitos simples, aunque el encarecimiento del crédito impactó en las familias y las empresas.
Colombia: entre el crecimiento y la estabilidad
Colombia enfrentó tensiones por la necesidad de estimular el crecimiento tras la pandemia, pero al mismo tiempo tuvo que subir tasas para controlar la inflación. El debate interno sobre el equilibrio entre ambos objetivos sigue abierto.
Venezuela: la excepción crónica
Con un largo historial de hiperinflación, la situación venezolana es distinta al resto de la región. Aunque en los últimos años se redujo la velocidad de aumento de precios, la dolarización parcial de la economía refleja la desconfianza estructural en la moneda local.
El rol de la política fiscal
Más allá de los bancos centrales, la política fiscal de los gobiernos también juega un papel clave. El gasto público, los subsidios y la recaudación impositiva condicionan los márgenes de acción de la política monetaria. En muchos casos, la falta de coordinación entre ambas áreas termina debilitando los resultados.
Lo que viene: perspectivas para 2025
Los analistas coinciden en que la inflación seguirá siendo un desafío en Sudamérica durante los próximos años. Entre los factores a seguir aparecen:
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Evolución de la economía china y estadounidense, que impacta en los precios de exportación.
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Tipo de cambio y reservas internacionales, determinantes para la estabilidad cambiaria.
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Confianza de los inversores, clave para evitar salidas de capitales en contextos de incertidumbre.
Estabilidad en tiempos de incertidumbre
La inflación en Sudamérica no tiene una solución única. Cada país aplica las herramientas que considera adecuadas según su realidad, pero la efectividad de esas medidas dependerá en gran parte de la coordinación entre política monetaria, fiscal y cambiaria.
Mientras tanto, la región seguirá siendo un terreno de oportunidades y riesgos para los inversores. Entender cómo se mueven los bancos centrales y cómo responden los mercados será decisivo para quienes busquen resguardar valor o aprovechar la volatilidad.