Argentina busca conseguir arancel cero en 75% de los productos que exporta a EEUU

El clima entre las empresas y el Gobierno es “auspicioso” respecto de las negociaciones. Un informe de Amcham destaca las oportunidades y desafíos del nuevo escenario comercial, al tiempo que reclama la liberación del cepo al dólar, mejorar la infraestructura y una reforma laboral para atraer inversiones.

24 de julio, 2025 | 15.31

El acuerdo por aranceles entre Argentina y Estados Unidos genera expectativas positivas entre las empresas locales que exportan o que potencialmente puedan hacerlo. Según lo que conoció El Destape sobre el avance de la negociación próxima a cerrarse, el país quedará en una mejor posición relativa que China, India y la Unión Europea. Sin embargo, esta oportunidad generará un desafío tanto para las compañías como para el gobierno de Javier Milei, por la calidad y seguridad que deberán alcanzar los productos que aspiren a sustituir importaciones norteamericanas.

Un informe producido por la Cámara de Comercio de los Estados Unidos en Argentina (Amcham) analizó el nuevo esquema arancelario establecido por Donald Trump con una base del 10% sobre todas las importaciones a Estados Unidos, sumado a recargos adicionales para 60 países. En el documento titulado se evalúan los efectos para los socios comerciales, además de las oportunidades y desafíos para Argentina.

Fuentes al tanto de la negociación, que de parte del gobierno argentino implica a funcionarios de Economía y Cancillería, precisaron a este medio que esperan que haya un anuncio formal del acuerdo entre ambas administraciones antes de que finalice julio y que en los días siguientes se conozcan los detalles de la regulación. Si bien todavía no está definido el listado, la expectativa de la parte argentina es que sea entre 50 y 60 productos los alcanzados por arancel cero. Según lo revelado a este medio por un informante al tanto de lo hablado, estos representan alrededor del 75% del total de los bienes que se exportan a Estados Unidos. La discusión pasa por la cantidad de productos y no por el volumen.

Estados Unidos es el tercer país de destino de las exportaciones argentinas al concentrar el 9,6% de las mismas. Los principales productos que se demandan, según el último informe del Indec de intercambio comercial, son aceites crudos de petróleo, oro para uso no monetario, gas natural licuado, gasoil y abonos minerales o químicos con nitrógeno. También se exportan vinos, carnes, limones y aceite de oliva, entre otros.

La espera del anuncio coincide con el fin del período de 90 días que EE.UU. estableció para suspender los recargos adicionales a China y ante posibles actualizaciones a implementarse a partir del 1º de agosto tanto para el gigante asiático como para Canadá y México ya que adoptaron aranceles recíprocos.

Los que estarán grabados por aranceles, consigna el documento de Amcham, serán el acero y el aluminio, con un recargo del 50%, la industria automotriz (25%) y, a partir del 1 de agosto, el cobre (50%). “Todos originados en fundamentos de seguridad Nacional, establecidos en la section 232 de la legislación comercial estadounidense”, apunta.

Argentina se encuentra entre los 26 países que están en proceso de negociaciones para evitar la entrada en vigor de los nuevos aranceles. En paralelo, los ojos se posan en que el resultado de la negociación con China, país con el que Estados Unidos registra su mayor déficit comercial bilateral (en 2024 representó 295.400 millones de dólares). Hasta mediados de agosto, China cobrará 10% y Estados Unidos 30%. Y respecto de Brasil, actor importante dentro de la geopolítica estadounidense en la región sudamericana, se espera la entrada en vigor de un arancel del 50% a partir del mes próximo. Detrás de estas subas hay discusiones políticas y judiciales.

En el informe, Amcham advierte que entre las consecuencias económicas del endurecimiento arancelario entra en conflicto con el concepto internacional de comercio establecido por la OMC , “encareciendo productos importados y reduciendo el poder de compra de los consumidores”. En ese sentido, “esto puede derivar en una fragmentación de mercados, con desvío de flujos comerciales hacia países no alcanzados por los nuevos aranceles, distorsionando las cadenas globales de valor y redefiniendo las inversiones extranjeras en países con bajos aranceles en detrimento de los de alto arancel”, apunta la cámara que representa a 700 empresas y cubre 42 rubros de la actividad económica.

Argentina mira de reojo estos diálogos mientras cierra su propio acuerdo. Con una política comercial aperturista, el Indec registró que en junio las importaciones totalizaron 6.370 millones de dólares, lo que representó un aumento interanual del 35,9% respecto a igual mes de 2024. Aún así, mantiene una balanza comercial superavitaria producto del ajuste en las cuentas públicas. La incógnita se abre respecto de lo que ocurrirá con los productos que países con mayores aranceles en Estados Unidos no logren ser exportados y recaigan en este territorio para competir con los locales.

Frente a este escenario, Amcham prevé que Argentina podrá verse beneficiada por las oportunidades que se abrirán en el comercio internacional. A partir de un análisis de la consultora ABECEB, los sectores que ven con mayor potencial crecimiento exportador, en una combinación entre competitividad y ventajas sectoriales son: Agroindustria (AgTech y FoodTech), Minería, Oil & Gas (Vaca Muerta) y Transformación Digital e Innovación (biotecnología e inteligencia artificial). Advierten, además, que esto genera un desafío para el país a la hora de “captar inversiones, rediseñar esquemas productivos y aprovechar las distorsiones comerciales” si quiere tener presencia en mercados afectados por los aranceles.

Un importante empresario argentino que sigue las novedades de las conversaciones definió ante El Destape como “muy auspicioso” el acuerdo que se está terminando de cocinar aunque abre una incógnita sobre las estrategias de las empresas respecto de la cadena de suministros al momento de fabricar u obtener productos. Con la guerra comercial entre Estados Unidos y China emergieron tendencias como el nearshoring (trasladar operaciones a países cercanos) y friendshoring (obtener bienes de socios confiables y aliados políticos).

En este último grupo entraría Argentina para las empresas norteamericanas. Mientras los sectores que se verán afectados por la llegada de importaciones deberán transformar su modelo de negocio, otras verán una oportunidad para exportar. Entran en juego las condiciones para producir y el desafío de alcanzar estándares de seguridad y calidad respecto de competidores. Para ello las inversiones son clave.

Amcham observa que para las que lleguen “Argentina deberá construir un entorno competitivo que permita captar inversiones productivas, con reglas claras y marcos regulatorios alineados a estándares internacionales”.

Y reclama como condiciones “avanzar sobre cinco pilares fundamentales: estabilidad macroeconómica, institucionalidad, seguridad jurídica, acceso fluido al mercado de capitales y reducción del riesgo país”. En ese sentido, piden que “remover barreras estructurales” como “el escaso desarrollo en infraestructura”, la liberación del cepo al dólar para que las empresas puedan girar dividendos a las casas matrices, “la elevada presión tributaria” y una reforma laboral. 

En el tema de la obra pública, el gobierno de Milei decidió frenar y abandonarla. Entre enero y mayo de este año cayó 82,2% real respecto a 2023, evidenciando un ajuste sin precedentes en los gastos de capital del Estado nacional, consignó Instituto Argentina Grande en un informe publicado por El Destape.

La estrategia comercial de Trump, con una suba de aranceles tan agresiva que no se registra desde la Gran Depresión, se aparta de las lógicas de organismos multilaterales como la Organización Mundial del Comercio (OMC) para apostar a negociaciones bilaterales que permitan concesiones específicas de cada socio.