El Tesoro vende dólares y dispara un doble riesgo

El Tesoro comenzó a desprenderse de dólares para contener las presiones cambiarias. Es una medida desesperada que refleja la debilidad estructural del plan económico de Milei y Caputo. Con vencimientos en pesos y en moneda extranjera cada vez más pesados, riesgo país cerca de 900 puntos y sin acceso al crédito internacional, irrumpe el peligro de la doble D: Devaluación + Default.

03 de septiembre, 2025 | 00.05

En otra movida financiera desesperada para evitar el naufragio, el equipo económico anunció que el Tesoro Nacional intervendrá directamente en el mercado de cambios, una jugada que pone en evidencia la creciente presión cambiaria que está acorralando al gobierno de Milei. 

Esta medida no rompe el acuerdo con el FMI, porque la condición no difundida, impuesta por el organismo financiero, se refiere a que el Banco Central no puede vender dólares del préstamo de 20.000 millones de dólares, de los cuales ya fueron desembolsados 14.000 millones de dólares. Pero está a un paso de que se caiga si el gobierno de Milei sigue derrapando en el manejo monetario y cambiario.

Cristina Fernández de Kirchner publicó un tuit en la red X describiendo la situación crítica en el frente cambiario y monetario.

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En apenas 20 meses de gestión económica, el régimen cambiario pasó del crawling peg (ajuste mensual, primero del 2% y luego del 1%) a uno de bandas cambiarias, para ahora ser indiferente el piso y el techo de la banda porque pasó a ser intervenido en forma directa por el Tesoro. 

El equipo económico en pleno, junto al presidente Javier Milei, ha quedado en ridículo, al defender durante varios meses que existía la flotación libre del tipo de cambio oficial. El archivo los condena, como el siguiente del programa del amigo presidencial Alejandro Fantino, excepto que consiga un amparo judicial para prohibir su difusión:  

Se derrite el programa monetario y cambiario de Caputo y Milei

Los dólares que el Gobierno puede vender ahora son los comprados por el Tesoro Nacional con los pesos del superávit fiscal, que hoy suman unos 1650 millones de dólares, y que inicialmente estaban destinados al pago de intereses y capital de deuda en dólares, con vencimiento en enero próximo.

Los dólares que ofrecerá el Tesoro fueron adquiridos con los pesos obtenidos del superávit de las cuentas públicas, saldo conseguido a través de un ajuste brutal de las obras públicas, de los haberes de jubilados y empleados estatales, de programas sociales y de retención indebida de recursos de las provincias, entre otras partidas presupuestarias.

La medida, comunicada por el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, vía la red social X, se presenta como un intento de "contribuir a la liquidez y al normal funcionamiento" de la plaza cambiaria.

Esta intervención es una muestra de la profunda fragilidad sobre la que descansa el programa económico. 

La dupla Santiago Bausili, presidente del Banco Central, y Luis Caputo, ministro de Economía. Empezaron la temporada de rifar dólares para sostener un régimen cambiario fallido.

Otra señal de insolvencia de la economía liberal-libertaria

El Banco Central está impedido de actuar en el mercado spot (contado) debido a las condiciones del acuerdo con el FMI, que establece bandas de flotación y prohíbe la venta de los dólares del préstamo. Ante esta restricción, el Tesoro aparece como el actor alternativo dispuesto a encarar una misión que los mercados consideran insostenible: usar parte del superávit fiscal acumulado —unos 1650 millones de dólares depositados en el Banco Central— para contener las presiones del mercado cambiario. Lo hace a través de la mesa de dinero del Banco Central.

El contexto es alarmante: el riesgo país se acerca a los 900 puntos y, por lo tanto, el gobierno de Milei sigue sin capacidad de financiamiento externo y refleja otro fracaso del equipo económico y del FMI: la apuesta era que el acuerdo sirviera como golpe de confianza para seducir a inversores de deuda argentina. 

El resultado fue el opuesto, como enseñan episodios previos: cuando un país corre a abrazarse en forma desesperada al FMI, que es el prestamista de última instancia de las finanzas globales, es una señal de estar al borde de la insolvencia. El saldo fue el previsible: el riesgo país subió de 550 a 900 puntos, lo que implica acceso vedado al financiamiento voluntario del mercado internacional.

El costo socioeconómico inmenso de la estrategia monetaria y cambiaria de Milei

Frente a este escenario, la intervención del Tesoro solo alivia momentáneamente las tensiones cambiarias, pero, al mismo tiempo, erosiona la capacidad de pago del Estado para próximos vencimientos de deuda. Por ejemplo, en enero próximo debe afrontar vencimientos por unos 4300 millones de dólares.

Esta dinámica financiera y cambiaria en continuo deterioro de la solvencia de la economía refleja el costo real de las políticas monetarias restrictivas y del desorden cambiario: tasas elevadas, encajes récord, ventas en la plaza dólar futuro y ahora liquidaciones directas desde el Tesoro.

Todos estos instrumentos monetarios y cambiarios de intervención en el mercado apuntan a sostener artificialmente el tipo de cambio, mientras asfixian la actividad económica y empeoran los indicadores sociales.

Milei ha definido una economía en recesión, que sacrifica capacidad de pago en función de la estabilidad cambiaria, con el exclusivo objetivo electoral de evitar la devaluación antes de la apertura de las urnas el 26 de octubre próximo.

El presidente Javier Milei está arrastrando la economía al doble riesgo de Devaluación y Default.

El cronograma de vencimiento de deuda en dólares es muy exigente. Gráfico elaborado por la consultora C-P.

El Gobierno está rifando los dólares que estaban destinados a pagar la deuda

Si Milei y Caputo pensaron que estas tensiones podrían evitarse hasta octubre, subestimaron el tradicional comportamiento de cobertura cambiaria previa a elecciones, más aún cuando existe consenso acerca del atraso cambiario inducido deliberadamente por el programa económico. 

El frente externo está inmerso en un ciclo de deterioro: el superávit de las cuentas externas depende de una recesión que derrumbe las importaciones, el ahorro en divisas de las personas se está acelerando y el déficit del rubro Servicios (que incluye Turismo) sigue aumentando.

La fragilidad del esquema no solo se manifiesta en la urgencia por frenar el dólar antes de las elecciones. También aparece en el calendario de vencimientos de deuda pública, que se acumulan en los próximos meses y condicionan la sustentabilidad del programa económico.

En el corto plazo, el Tesoro enfrenta compromisos en pesos que, si bien pueden ser refinanciados parcialmente con colocaciones en el mercado local, muestran un límite: los bancos y fondos de inversión ya cargan con un nivel récord de títulos públicos. La estrategia de Caputo consistió en canjes y reestructuraciones de corto plazo, lo que generó un perfil de vencimientos concentrado y de difícil manejo. Entre septiembre y diciembre se suman vencimientos por unos 20 billones de pesos en títulos ajustados por inflación y por tipo de cambio, que obligarán al Tesoro a ofrecer mayores rendimientos para evitar un reperfilamiento (en la práctica, un default selectivo).

La presión más severa se encuentra en los vencimientos en dólares. En enero de 2026, el Gobierno deberá afrontar pagos por unos 4300 millones de dólares, que se suman a una curva de compromisos crecientes con organismos internacionales. Sin acceso al mercado voluntario de crédito, la única fuente de divisas para cumplir es la utilización de reservas del Banco Central. 

En enero de 2026, el Gobierno deberá afrontar pagos por unos 4300 millones de dólares, que se suman a una curva de compromisos crecientes con organismos internacionales.

El plan económico está haciendo agua

La lógica del plan liberal-libertario es circular y sin salida: para garantizar los pagos de deuda, se necesita crecimiento que genere recursos genuinos, pero el plan económico, centrado en la recesión y la restricción monetaria, impide ese crecimiento. La política de tasas de interés elevadas, el ajuste del gasto público y la parálisis de la obra pública anulan la posibilidad de dinamizar la actividad y, en consecuencia, de mejorar la capacidad de repago.

El resultado se refleja en el riesgo país, que se ubica cerca de los 900 puntos básicos. Ese indicador sintetiza la percepción internacional de que la economía de Milei no tiene cómo refinanciar sus vencimientos en el mercado voluntario de crédito. O sea, el mensaje de los financistas es que solo podrá pagar la deuda sacrificando reservas o profundizando el ajuste interno.

La combinación de deuda creciente, recesión y clausura de las puertas para acceder al crédito externo define un cuadro de insustentabilidad que ni el maquillaje electoral de corto plazo puede disimular. La reciente decisión de utilizar dólares del Tesoro para intervenir en el mercado cambiario es, en ese marco, un factor de mayor vulnerabilidad. Cada dólar que se destine a contener la cotización es un dólar menos disponible para cumplir con los vencimientos de deuda en moneda extranjera.

Milei y Caputo están arrastrando la economía, de este modo, al peligro de la doble D: Devaluación + Default.