La Cámara de Diputados dio esta semana un paso significativo al aprobar un proyecto que busca mejorar los ingresos de los jubilados. Con 142 votos a favor, la iniciativa propone un aumento del 7,2% en los haberes y una actualización del bono extraordinario. Sin embargo, el camino hacia su implementación está lejos de ser sencillo.
El gobierno nacional ya manifestó su oposición al proyecto, argumentando que afectaría las metas de ajuste fiscal. Esta postura abre la puerta a un posible veto presidencial, como ocurrió con medidas similares en el pasado. Mientras tanto, el proyecto deberá sortear primero el debate en el Senado, donde podría sufrir modificaciones sustanciales.
Detalle de los beneficios propuestos
El proyecto aprobado contempla dos componentes principales que beneficiarían directamente a los jubilados. Por un lado, establece un incremento del 7,2% sobre el haber básico, que se sumaría al ajuste por movilidad del 2,78% ya aplicado en junio. Por otro, propone aumentar el bono extraordinario de $70.000 a $110.000, lo que representa una mejora del 42,86%.
Estos ajustes combinados generarían una recomposición total del 16,53% para los jubilados que cobran haberes mínimos. Para quienes perciben la jubilación máxima, el aumento sería del 7,2% sobre su haber actualizado.
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Cómo quedarían los montos mensuales
Tomando como referencia los valores actuales, podemos proyectar cómo quedarían los haberes si el proyecto se convierte en ley:
Los jubilados que hoy cobran la mínima ($304.723,94 con el aumento de junio) pasarían a recibir $326.660,03 con el incremento adicional. Sumando el nuevo bono de $110.000, el total mensual llegaría a $436.660,03.
En el caso de las jubilaciones máximas, el haber básico alcanzaría los $2.196.140,89. Cabe destacar que estos montos se verían complementados en junio por el pago del primer tramo del aguinaldo, equivalente al 50% del haber más alto del semestre.
El impacto económico del proyecto
Analistas económicos estiman que la implementación de esta medida tendría un costo fiscal significativo. Según cálculos preliminares, el erario público debería destinar aproximadamente $150.000 millones adicionales por año para financiar estos aumentos.
Este aspecto es precisamente el que genera mayores resistencias en el gobierno, que ha priorizado el equilibrio de las cuentas públicas. Sin embargo, las organizaciones de jubilados argumentan que se trata de una inversión social necesaria, especialmente considerando cómo la inflación ha erosionado el poder adquisitivo de los haberes.
Los próximos pasos legislativos
El proyecto ahora ingresará al Senado, donde se espera un debate igualmente intenso. La composición actual de la Cámara alta sugiere que la votación podría ser ajustada, con posibilidad de que se introduzcan modificaciones al texto original.
En caso de obtener media sanción, la pelota quedará en el campo del Poder Ejecutivo. El presidente tendrá entonces la facultad de promulgar la ley, observarla parcialmente o vetarla completamente. Esta última opción parece la más probable según las declaraciones recientes de funcionarios gubernamentales.
La perspectiva de los jubilados
Mientras el debate político continúa, los adultos mayores enfrentan una realidad económica cada vez más compleja. Muchos jubilados reportan dificultades para cubrir gastos básicos como medicamentos, alimentos y servicios públicos, situación que se agrava durante los meses de invierno.
Las organizaciones de defensa de los jubilados destacan que, incluso con este aumento, los haberes mínimos seguirían estando por debajo de la línea de pobreza. Por ello, insisten en la necesidad de implementar medidas estructurales que garanticen una vejez digna para todos los argentinos.