La UCA contradice al Gobierno: 3 de cada 4 personas no salieron de la pobreza

La pobreza habría bajado menos de lo que informó el Indec. La UCA alertó que parte de la mejora responde a efectos estadísticos que no reflejan la realidad.

04 de diciembre, 2025 | 13.18

La última medición del Indec volvió a quedar bajo la lupa luego de que la Universidad Católica Argentina (UCA) advirtiera que la baja de la pobreza reportada desde 2023 estaría sobredimensionada. Según el Observatorio de la Deuda Social, gran parte del descenso no se explica por una mejora real en los ingresos, sino que tres cuartas partes de la caída desde los niveles de 2023 se deban a un "efecto estadístico".

El Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA) sostuvo que, aunque hubo mejoras concretas vinculadas a la desaceleración inflacionaria y a la recomposición de programas sociales, la magnitud de la caída informada estaría sobreestimada. Según el organismo público, en el primer semestre de 2025 la pobreza se ubicó en 31,6%, lejos del 52,9% que se registraba un año antes. La indigencia cayó de 18,1% a 6,9%, reducciones consideradas históricas. Sin embargo, para la UCA esos resultados deben leerse con extrema cautela.

El efecto estadístico

El estudio señala que, aplicando la metodología actual del Indec, la pobreza habría sido de 31,8% en el segundo trimestre de 2025, lo que implica una baja de 9,5 puntos respecto a igual período de 2023. Pero al corregir la medición por mejoras en la captación de ingresos, la caída sería apenas de 2,1 puntos, desde un 33,9%. Es decir: la pobreza efectivamente cayó, pero mucho menos de lo que indican las cifras oficiales.

La UCA señala que algo similar ocurre con la indigencia, que habría caído cerca de un punto porcentual. El resto de la mejora, advierte, se debe a un “efecto estadístico” que habría amplificado artificialmente el descenso.

No se trata del único reporte estadístico oficial bajo cuestionamiento. El estimador mensual de la actividad económica fue corregido por el Indec y el resultado fue la disipación de la recesión desde un concepto técnico. Meses marcados como negativos en términos de actividad fueron reconvertidos a positivos.

Por qué la medición del Indec podría estar inflando la mejora

El Observatorio explicó que la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), base de las mediciones de pobreza e indigencia, arrastra desde hace años dos problemas: subregistro de ingresos y falta de respuesta. Muchos hogares no declaran todo lo que ganan, ya sea por desconocimiento, temor o informalidad. Este fenómeno tiende a sobreestimar la pobreza, y mientras dicho sesgo sea constante, las comparaciones interanuales se mantienen válidas.

Desde finales de 2023 y durante 2024, la EPH comenzó a captar ingresos declarados mucho mayores a los detectados por otras fuentes, lo que sugiere mejoras metodológicas o un cambio cultural en la forma en que los hogares reportan su situación económica. Esto produjo un salto en la medición que no necesariamente refleja una mejora material equivalente.

Los números son contundentes:

  • La EPH hoy capta 16% más ingresos que los que habría registrado con la capacidad de captación de 2018.
  • También releva 17% más que en el tercer trimestre de 2023.

Este salto no implica que los ingresos reales hayan aumentado en esa proporción, sino que la encuesta los registra mejor, lo que empuja hacia abajo los indicadores de pobreza sin que la vida cotidiana de los hogares haya mejorado en la misma magnitud.

La canasta desactualizada, otro problema estructural

La UCA también pidió que el Indec acelere la actualización de la Canasta Básica Total (CBT), ya que una canasta más realista daría lugar a tasas de pobreza más altas en todos los años analizados. Además, una ponderación actualizada reflejaría mejor el impacto de los aumentos de tarifas y servicios desde 2024.

Según el trabajo, con una canasta revisada, el salto de la pobreza tras la devaluación de diciembre de 2023 habría sido menor, pero la posterior baja habría sido también más lenta.

Más allá de la discusión técnica, el informe revela un escenario social todavía frágil. El descenso de la pobreza se da en un contexto de crisis económica prolongada, inflación acumulada y caída del poder adquisitivo, factores que no se revierten por completo con un ajuste metodológico.