Presupuesto 2026: inconsistencias y un dólar que valdría menos que el de hoy

Mientras el Gobierno celebra el “menor gasto sobre PBI en 30 años”, especialistas advierten sobre inconsistencias cambiarias, dependencia de capitales financieros y riesgo de default.

18 de septiembre, 2025 | 00.05

Este lunes, el presidente Javier Milei presentó el proyecto de Presupuesto 2026. Lejos de cambios que atiendan el descalabro monetario y la creciente volatilidad financiera, el oficialismo busca agudizar el modelo de brutal ajuste fiscal al punto de celebrar en sus anuncios que el año próximo se alcanzaría el "menor nivel de gasto sobre PBI de los últimos 30 años". Entre los principales indicadores macro se estima que la economía crecerá 5% el año que viene, en tanto que la inflación proyectada se ubicaría en torno al 10,1% y el tipo de cambio oficial al cierre del próximo año sería de $1.423. Sobre esto último, resulta cuanto menos llamativo que para diciembre del año próximo el oficialismo estime que el precio del dólar sea incluso más barato que el actual (este mes ya cotizó en $1485) desconociendo la presión que existe sobre las divisas tanto para ahorro, como por importaciones desreguladas, viajes, el perjuicio a la competitividad exportadora, y hasta para contener el propio techo de la banda según se comprometió con el FMI.

Los incumplimientos del Gobierno sobre la meta de reservas afectan directamente el propio esquema cambiario al punto de que especialistas alertan que “el camino hasta octubre será difícil” ya que se presenta “sin los aportes del agro y con un mercado excesivamente dependiente de flujos financieros”, a la vez que el calendario de vencimientos de capital e interés en moneda extranjera del sector público nacional y provincial, el BCRA y los de las obligaciones negociables de las grandes empresas privadas refleja una situación más que crítica: el total de vencimientos asciende a 28.774 millones de dólares en 2026 y trepa a 36.216 millones en 2027. Para hacer frente a esos pagos el gobierno necesita mucho más que un buen resultado fiscal.

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Un dato no menor, si bien cadena nacional el mandatario aseguró que "lo peor" del ajuste "ya pasó", no fue la primera vez que lo dijo y de hecho, en diciembre del año pasado, Milei celebró su aniversario como presidente prometiendo a las y los argentinos que “hemos dejado atrás lo peor” y que se venían “tiempos felices en Argentina".

Tipo de cambio, reservas y los límites del modelo

La primera reacción oficial a la dura derrota electoral en las elecciones bonaerenses del pasado 7 de septiembre fue asegurar que no se cambiaría “ni un milímetro” el programa actual, es decir, se sostendría la política fiscal, monetaria y cambiaria, en respuesta a las presiones del mercado. Sin embargo, desde entonces la demanda de dólares no cesa y la volatilidad y desconfianza se mantienen a la orden del día.  Pese a ello el Presupuesto 2026 ratifica, en acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el rumbo económico actual. ¿Qué implica sostener este modelo en el corto y mediano plazo?

Especialistas advierten que los incumplimientos en la meta de reservas (tras la nueva deuda con el FMI) dañaron el esquema a la vez que se deterioró la capacidad de pago del país y se alimenta la percepción de riesgo. En ese sentido, “el dólar se aproxima al techo de la banda y el BCRA debería defenderlo con reservas. Sin embargo, al no acumular divisas, defender el techo implica usar el préstamo del Fondo lo que es problemático ya que afecta la relación con el organismo y con los mercados” analizaron desde la consultora C-P. 

En consecuencia, “el camino hasta octubre será difícil” ya que se presenta “sin los aportes del agro, con un mercado excesivamente dependiente de flujos financieros y un riesgo electoral creciente”. De esta manera, “el desbalance proyectado en el mercado del dólar para las próximas semanas es muy significativo” por lo que “no puede descartarse un quiebre del esquema antes de las elecciones”, advirtieron.

Por su lado, desde el centro CIFRA-CTA pusieron el ojo en el impacto regresivo que el modelo actual tiene en la estructura productiva y la distribución del ingreso. Según el economista Pablo Manzanelli, resulta necesario dimensionar que “el intentó de promover la economía en base al ingreso de capitales financieros de corto plazo y sin conexión con la economía real, fracasó”. Desde que asumió el gobierno de La Libertad Avanza se pusieron en marcha varios intentos de conformar burbujas en base a lo que tradicionalmente se denominó bicicletas financieras y en la actualidad carry trade (primero los dólares se cambian por pesos, luego se colocan en un activo financiero con interés en moneda local y finalmente se pasan los pesos con su ganancia a dólares).

Una de las condiciones decisivas para que se consolide ese mecanismo es la estabilidad del tipo de cambio. “La primera burbuja duró apenas entre febrero y abril de 2024 y alcanzó rendimientos mensuales en dólares elevados por la vía del superávit comercial, pero se interrumpió por la reducción de la tasa de interés y la suba de los dólares”, explicó el centro de estudios. La segunda burbuja, en cambio, se puso en marcha a partir de agosto 2024 cuando se estabilizó el tipo de cambio y posteriormente se apalancó en el ingreso de dólares por el blanqueo de capitales, aunque la misma terminó al inicio de 2025, con la inestabilidad en el sector externo. De esa manera, “el salvataje financiero del FMI pudo frenar la corrida, pero no pudo generar las condiciones para hacer sostenible el carry trade”.

Sin embargo, la tercera no fue la vencida. El nuevo desembolso de dólares por parte del FMI a comienzos de agosto y la relajación de la incumplida meta de reservas, permitieron una estabilización del tipo de cambio mientras se dio paso a un significativo ascenso de las tasas de interés, pero “el fracaso de esta valorización financiera fue la imposibilidad evidente de sostener las burbujas. Las mismas devengan altas de interés, pero con alta volatilidad”, detalló Manzanelli.

En el presente, la crisis se hace evidente ante “la incapacidad para acceder al endeudamiento público externo, que en todas las experiencias anteriores (dictadura del ´76, Menemismo y Macri) jugó un papel destacado para financiar el déficit de cuenta corriente a través de la financiera, según propone este tipo de modelos”, explicó y agregó que “Milei desconoce además la herencia doméstica que recibió con la crisis de deuda que incubó el gobierno de Macri y que el Frente de Todos no pudo resolver”. 

De esta manera, el gobierno libertario va generando vencimientos en moneda extranjera que son complejos de refinanciar en el marco del deterioro de la cuenta corriente. Sobre ello, pese a los compromisos de deuda asumidos y la creciente desconfianza del mercado, el Presupuesto 2026 proyecta un deterioro en la balanza comercial de bienes y servicios (-USD 5.751 millones en 2026) lo que dificultaría aun más la acumulación de reservas necesarias.

Sobre esto último, “asumiendo que el Gobierno no querrá romper contratos, si no hay rollover de la deuda en dólares el BCRA o el Tesoro estarían forzados a comprar un monto muy grande de divisas en los próximos 2 años y 3 meses, lo que queda del mandato Milei. En total, entre el Central y el Tesoro tienen vencimientos de capital e intereses por USD 34.200 millones”, precisó un informe de la consultora 1816.

En esa línea, “el Gobierno debería comprar muchos dólares en los próximos 27 meses. Si asumimos rollover de 0%, para llegar al final del mandato con reservas netas nulas el Gobierno tendría que comprar USD 27.300 millones en total, unos USD 1.000 millones al mes de aquí a diciembre 2027 (el cálculo es USD 34.200 - USD 6.900, que es el monto neto actual). Haciendo el mismo número, pero para llegar al final del mandato con reservas netas negativas de USD -12.000 millones (lo que había al final del mandato de Alberto Fernández), habría que comprar USD 15.300 millones en total, algo más de USD 500 millones por mes”, detallaron.

Sobre la reestructuración de la deuda, de acuerdo con el Centro de Estudios Scalabrini Ortiz (CESO), “si la posibilidad de reabrir los mercados financieros para refinanciar los vencimientos futuros de deuda a tasas razonables ya era poco probable, en el presente con un riesgo país arriba de los 1.000 puntos, esa fantasía se ha vuelto ciencia ficción”. Como resultado, “la reestructuración de la deuda externa se vuelve el escenario más probable, siendo el debate si se tratará de una reestructuración “amigable” (vía fuerte incremento de los compromisos futuros), dura (con quita) o directamente se entrará en una cesación de pagos”, analizaron los especialistas. 

Esto ocurre en un escenario donde las propias estimaciones para fin de 2025 despiertan dudas ya que el Gobierno prevé que el tipo de cambio se ubicará en $1.325 para diciembre próximo, cuando las proyecciones del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) lo posicionan en $1.484, con más chances de presenciar un ajuste luego de las elecciones de octubre. En materia de inflación, la cifra es 24,5%, cuando el mercado arrojó ya una previsión de inflación a diciembre más elevada (28%) mientras que el PBI crecería 5,4% según el oficialismo, pero estimaciones privadas recortaron el crecimiento de la economía al 4,0% para este año. 

Ajuste y más ajuste

La hoja de ruta que da cuenta de los ejes centrales del programa económico para el próximo año apuesta nuevamente a una profundización del ajuste fiscal en busca de un equilibro que, sin embargo, se sostuvo al momento a costa de la economía real.  En ese sentido, el presidente Milei aseguró que con el ajuste del 2026 se alcanzará “menor nivel de gasto sobre PBI de los últimos 30 años". Así, en cadena nacional volvió a defender el "equilibrio fiscal", al que definió como un "principio no negociable”. 

En relación, "el nuevo proyecto contempla el giro de 4,8 billones de pesos a universidades, un 8% de aumento en educación, un 17% en salud, un 5% en términos reales en las partidas de jubilaciones y un 5% del monto percibido per cápita por los pensionados por tema de discapacidad”. Sin embargo, como contó El Destape en esta nota, más allá de esos porcentajes lo cierto es que no alcanzarían para revertir la pérdida de estos casi dos años de gestión: un ejemplo claro es el caso de las universidades ya que se debería destinar $ 4,6 billones en lo que resta de 2025 y $ 6,2 billones el año próximo para recuperar lo perdido en este tiempo e igualar el nivel de 2023.

Por último, hay que recordar que hasta ahora la administración libertaria no logró la aprobación del Presupuesto anual en el Congreso, por lo que prorrogó en dos oportunidades -algo inédito para la historia argentina- la ley aprobada en 2023, lo que le permitió asignar con total discreción los fondos del Estado.