La crisis económica durante la gestión de Javier Milei, que quedó en franca evidencia durante agosto pasado, dejó su huella. Ahora, el mercado espera más inflación, tasas más altas, un precio más alto del dólar y una mayor desaceleración de la actividad de acá a fin de año a comparación de lo que consideraba un mes atrás.
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Así quedó plasmado en el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), que elabora mensualmente el Banco Central con las proyecciones de consultoras y bancos del sector privado, cuya edición de agosto se conoció este jueves.
Las últimas semanas terminaron por hacer explícito que no todo marcha acorde al plan. Si hasta julio el Gobierno intentaba minimizar la falta de reservas y disimular el estancamiento de la actividad, a partir de agosto cualquier ocultamiento de la crisis se hizo imposible.
El mes pasado arrancó con un waiver pedido por Luis Caputo al FMI por el incumplimiento de la meta de acumulación reservas netas y con una disparada del dólar oficial, que alcanzó entonces un nuevo récord nominal. Eso llevó directamente a una inédita suba de los encajes por parte del BCRA, que con un 50% alcanzaron su valor más alto en 30 años. Y, en paralelo, a una fuerte suba de tasas, que llegaron al 69% anual en la licitación de inicios de mes.
Entonces, el bajo rollover, por la necesidad de los bancos de conservar más liquidez, dejó al Gobierno sin más alternativa que evidenciar un desvío en el programa, al llamar a una licitación de emergencia (el lunes 18) para reabsorber los pesos que quedaron en la calle. Mientras, la aceleración de la inflación por segundo mes consecutivo, por el pass through de inicios de mes, ya era un hecho esperado por la mayoría de las consultoras.
El último episodio de la palpable crisis llegó esta semana, cuando el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, anunció que el Tesoro (ahora oficialmente) comenzaría a intervenir en el mercado de cambios. La ruptura con el esquema de bandas acordado con el FMI se volvió manifiesta.
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Inflación, dólar, tasas: deterioro general en el REM de agosto
Todo esto, como no podía ser de otro modo, tuvo su correlato en el último REM. En primer lugar, los bancos y consultoras esperan ahora que la inflación de agosto sea del 2%, lo que supone una aceleración respecto al 1,9% medido por el Indec en julio y un crecimiento de dos décimas respecto a lo que el propio mercado esperaba un mes antes.
Las previsiones inflacionarias también crecieron en este REM respecto al previo para los meses de septiembre, noviembre y diciembre, aunque ya por debajo de la barrera del 2%. En parte, esto se debe a que la medición anterior, por motivos de calendario, no llegó a captar totalmente la suba del dólar de fines de los últimos días de julio.
Algo análogo, aunque mucho más marcado, ocurre con la tasa de interés medida en el relevamiento (TAMAR). En el REM previo, se esperaba que la tasa promedio fuera del 33% en septiembre, 30% en octubre y 29% en noviembre.
Pero ahora, tras las fuertes subas de tasas de agosto, el mercado espera una tasa promedio del 54% en septiembre (21 puntos más que lo esperado hace un mes), 40% en octubre (10 puntos más que lo esperado hace un mes) y 33% en noviembre (4 puntos más que lo esperado hace un mes).
Es decir, pese a que se sigue anticipando una baja de tasas luego de las elecciones, ahora ocurre ya en un piso más alto. Y encima, como se ve, ni siquiera este altísimo interés alcanza para que el sector privado evite pensar en una inflación más alta que antes.
En cuanto al dólar, el mercado también prevé una mayor suba que antes. Concretamente, el top 10 de las consultoras que más acertaron en ediciones anteriores espera en septiembre un tipo de cambio de 1.366 pesos (32 pesos más que en el REM de un mes atrás), 1,392 pesos en octubre (34 pesos más que un mes atrás), 1.439 pesos en octubre (64 pesos más que un mes atrás) y 1.484 pesos en diciembre (95 pesos más que un mes atrás).
También en esta medición pesa el hecho de que en el REM previo no se había llegado a medir toda la disparada del dólar de fines de julio. Además, resta ver cómo impactará en el REM próximo la intervención directa del Tesoro en el mercado de cambios, que quedó fuera del informe actual. Como sea, la previsión del Ministerio de Economía en el anteproyecto del Presupuesto enviado al Congreso en julio, con un dólar a 1.229 pesos a fin de año, ya luce completamente inverosímil.
Por último, la crisis de agosto también repercutió en las expectativas sobre la actividad. Ahora, la expectativa es de una retracción directa de 0,3% del PBI en el tercer trimestre, cuando un mes atrás se esperaba una suba del 0,4%. De este modo, el mercado proyecta que 2025 terminará con un crecimiento del PBI del 4,4%, cuando esperaba que fuera del 5% hace solo un mes.